Una fuerte demanda doméstica, así como una amplia capacidad de financiación de las familias permitirá a la economía española expandirse en 2018 a un ritmo robusto; por debajo, pero cerca del 3%. En concreto, BBVA mantuvo sus previsiones de crecimiento para el presente ejercicio en el 2,9% gracias a una prolongación de los estímulos monetarios del Banco Central Europeo (BCE) y una tasa de paro que caerá cerca de su nivel estructural. No obstante, según las estimaciones de la entidad de Francisco González, de no ser por el cambio de Gobierno y por la reciente apreciación del petróleo, el PIB español podría haber crecido un 0,6% más.
El proceso de cambio trajo consigo un "aumento de la incertidumbre sobre la política económica" del nuevo Ejecutivo, afirman los analistas del banco. Este repunte "se suma a la incertidumbre ya existente en la economía española, fruto de un contexto político que durante los últimos años ha generado dudas sobre las medidas que han de tomarse para reducir los desequilibrios que persisten", explican. Y es que, el aumento de esta intranquilidad en los mercados nacionales "puede restar entre dos y tres décimas al crecimiento anual" durante el presente bienio.
Existen dudas sobre las medidas que impulsará la nueva Administración y su capacidad de mermar las perturbaciones bajo una creciente necesidad de aplicar reformas, con un entorno monetario que avanza hacia la retirada de los estímulos. La aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2018 contrajo en parte esa incertidumbre; sin embargo, la rebaja del objetivo de déficit y una política fiscal presumiblemente "procíclica" podrían "exarcerbar la desviación", afirman los expertos de la entidad.
EL ALZA DEL PETRÓLEO DESGASTA EL POTENCIAL DE CRECIMIENTO
La recuperación mundial sigue pendiente del buen hacer de la economía estadounidense pese a que estos últimos meses se han ido desvaneciendo alguno de los motores de su desarrollo. La retirada de EEUU del acuerdo nuclear con Irán supuso un shock a la oferta de crudo, que ha aumentado ya un 20% su precio en lo que va de año. Tras el aumento de la producción por parte de los países de la OPEP, su coste parece haberse estabilizado alrededor de los 70 dólares por barril. Un escenario que generará "perturbaciones en la oferta, y dada la dependencia energética de la economía española, podría restar cerca de tres décimas al crecimiento en el presente año y seis décimas durante el próximo", muestran las previsiones de BBVA.
La consecuencia directa de este comportamiento es una mayor presión sobre los precios que ayudará a los bancos centrales a profundizar en su proceso de normalizar la política monetaria mundial, si bien es cierto que la Reserva Federal (Fed) se encuentra varios pasos por delante del BCE. Este diferencial de tipos de interés y de crecimiento favorable en EEUU frente al resto de geografías ha terminado resultando en una apreciación generalizada del dólar durante los últimos meses que compensará parcialmente la corrección de nuestra economía.
"La prolongación del proceso de normalización mantendrá el coste de financiación de la economía en niveles reducidos", apuntan los analistas de la entidad azul. Un comportamiento que contribuirá a que la apreciación del euro frente al billete verde sea "algo menos intensa" que la registrada en anteriores ejercicios y que dará "un impulso adicional a las exportaciones y al PIB, que en promedio anual será cercano a los 0,9 y los 0,2 puntos porcentuales respectivamente".