Al Gobierno le puede salir el tiro por la culata en la reforma de la ley del impuesto a las hipotecas (Actos Jurídicos Documentados, AJD), anunciada ayer, para imponer al banco el pago del tributo. Por un lado, el cliente no se va a ahorrar nada porque los bancos trasladarán el coste al tipo de interés o a las comisiones, por mucho que Pedro Sánchez les pida que no lo hagan. Y por otro, va a perder las grandes ventajas del sistema actual, en especial la exención cuando el comprador se subrogaba a la hipoteca del promotor.
Una de las cosas menos conocidas del funcionamiento de este impuesto es que, cuando se trata de vivienda de nueva construcción, no lo paga el comprador final, sino la promotora. De ahí que las inmobiliarias fueran las grandes beneficiadas en caso de que el Supremo hubiera obligado a las autonomías a devolver las cantidades cobradas de forma retroactiva. El propietario de la vivienda normalmente se subroga al préstamo del promotor, con lo que no vuelve a pagarlo.
¿Y qué va a pasar ahora si el promotor no paga el impuesto? "Esta ventaja para los consumidores podría desaparecer ahora si el banco tiene que pagar el impuesto y después repercutirlo al cliente", sostienen el banco de inversión Alantra. Es decir, que existen grandes probabilidades de que el banco, tras pagar el impuesto, cargue ese coste al comprador final en la hipoteca.
Si esto se convierte en la norma, el efecto del cambio de la norma sería justo el contrario del que en teoría busca: los consumidores que ahora no pagan el impuesto de AJD pasarán a desembolsarlo.
Y no es el único efecto negativo. Cambiar la hipoteca de entidad en busca de mejores condiciones también será más caro, porque el banco de destino seguramente cobrará el impuesto al nuevo cliente y eso se 'comerá' la ventaja del cambio de banco. También desaparecerán las deducciones en el IRPF que hasta ahora existían por haber pagado el AJD, como en casos de personas con discapacidad (la deducción general por compra de vivienda habitual desapareció en 2016).
LA BANCA REPERCUTIRÁ EL IMPUESTO
Es decir, la reforma propuesta por Sánchez no solo no va a suponer que el cliente pague menos, sino que va a hacer que muchos que no tendrían que abonar el impuesto con la situación actual se vena obligados a hacerlo. Esto se debe a que los bancos van a trasladar, de forma generalizada, el coste del impuesto a los clientes. "Los bancos tienen que ganar un margen como cualquier empresa. Las condiciones que se ofrecían si el cliente pagaba el impuesto no pueden ser las mismas que si lo paga el banco", explican fuentes de una gran entidad.
Estas fuentes añaden que, con este cambio, las hipotecas españolas pueden dejar de ser las más competitivas de Europa. Ahora bien, algunos observadores aseguran que la presión competitiva puede hacer que no se traslade por completo el coste del tributo a los clientes particulares; por ejemplo, Bankinter ha expresado su intención de asumir una parte.