- El nuevo euríbor, que entraría en vigor en julio de 2017, se encuentra ahora en una fase de verificación
- También juega en contra el descenso de la actividad en los mercados interbancarios sin garantía
El euríbor a 12 meses, posiblemente la referencia financiera más importante para las familias españolas, cambiará de aspecto en 2017. Si todo va como está previsto, el nuevo euríbor entrará en vigor en julio. Pero la puesta a punto se está topando con un problema que puede comprometer la reforma que lleva años en marcha: la baja participación de la banca.
Así se refleja en uno de los artículos incluidos en la Revista de Estabilidad Financiera (REF) difundida este jueves por el Banco de España (BdE). En el epígrafe titulado 'La regulación de los índices de referencia y la reforma del euríbor', María José Gómez Yubero, responsable de resolución y estabilidad financiera en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), pone de relieve los desafíos a los que se está exponiendo la reforma del índice de referencia para el 90% de las hipotecas españolas. En especial se refiere a uno: el riesgo de que la reforma no sea posible por no contar con un número suficiente de entidades para poder calcular un índice tan sensible como el euríbor, que sirve como referencia para préstamos hipotecarios por valor de 1,4 billones de euros en toda Europa y para cerca de 600.000 millones solamente en España.
A raíz de los escándalos de manipulación de varios índices de referencia sobre los tipos de interés, entre los que figuró el propio euríbor, las autoridades financieras internacional promovieron en 2013 la revisión de estos indicadores para librarles de toda sospecha y reforzar su transparencia. Esta propuesta derivó en el encargo que recibió el Instituto Europeo de Mercados Monetarios (EMMI, por sus siglas en inglés) para reformar el euríbor.
Como explica Gómez Yubero, la clave de este rediseño consiste fundamentalmente en que, en adelante, el euríbor, que en 2016 ha marcado el hito de situarse en terreno negativo por primera vez en la historia, se calculará con los datos obtenidos a partir de las transacciones reales que los bancos han realizado en los mercados. Hasta ahora, se calculaba a partir de las intenciones que esos bancos manifestaban. Es decir, del interés al que decían que estaban dispuestos a prestar dinero a otros bancos a un plazo determinado. Este procedimiento alimentaba las sospechas, algo que pretende atajar el nuevo euríbor al estar basado en operaciones reales, no 'figuradas'.
EL PROBLEMA DE LA REPRESENTATIVIDAD
Sin embargo, el proceso se está alargando más de lo previsto. En principio, el nuevo euríbor iba a ver la luz en 2016. Pero no ha sido así. En junio de este año, EMMI diseñó un nuevo calendario que fijaba la nueva fecha para la entrada en vigor en julio de 2017. Antes, eso sí, el proceso de cálculo debía pasar por una fase de verificación que avalara su representatividad, su solidez y su transparencia. Esta fase se prolongaría durante seis meses, entre septiembre de 2016 y febrero de 2017.
La reforma del euríbor se encuentra en plena fase de verificación. EMMI precisó que necesitaba la participación de al menos 40 entidades para que fuera satisfactoria. Están participando menos de 30
Y justo ahí, justo en esta 'prueba del algodón', es donde el artículo de la REF lanza su advertencia. "El principal desafío que plantean la situación y el estado actual de la reforma es garantizar la transición hacia un euríbor basado en transacciones, dada su relevancia sistémica. Ello requiere que se asegure su viabilidad desde el punto de vista metodológico y a través de la participación de un número suficientemente representativo de entidades financieras", expone Gómez Yubero.
De manera más precisa, añade: "Para que el resultado del ejercicio de verificación sea exitoso también es preciso que participe un número considerable de bancos -no menos de 40- activos en los mercados monetarios de la zona del euro, que garantice la suficiencia de datos de transacciones y su representatividad". Y es aquí donde surge el verdadero problema. "Por ahora, la respuesta de las entidades no está siendo la esperada. A la fecha de cierre de este artículo no llega a 30 el número de entidades que han aceptado la participación en este ejercicio. Entre ellas están las siete entidades españolas que han sido invitadas", refleja la autora.
Si como exigía EMMI, y recoge el artículo, la fase de verificación requiere la participación de al menos 40 entidades, no alcanzar esta cifra supone un riesgo. Para la reforma y para una pieza tan sensible, para las familias y para el conjunto del sistema financiero, como es el euríbor. "Siendo el euríbor de suma importancia para la estabilidad y la integridad de los mercados financieros, la transición hacia un euríbor basado en transacciones podría verse amenazada por una serie de factores relacionados con el progresivo abandono de las entidades financieras que conforman el panel de contribuidores, lo que también podría llegar a cuestionar la representatividad del índice", enfatiza Gómez Yubero.
Y es que ese panel cada vez está más vacío. Hace una década, estaba compuesto por 48 entidades, que eran las que remitían los datos a partir de los cuales se calculaba el índice. Ahora apenas quedan 20, un descenso basado en el riesgo reputacional y operacional que las entidades encuentran en permanecer en dicho panel. Y aún puede haber más fugas. "La reforma en marcha del sistema de contribuciones hacia un euríbor basado en transacciones obligará a los bancos a una adaptación tecnológica y metodológica cuyo coste también podría justificar salidas del panel, acentuando la tendencia de abandonos", previene el artículo.
Más que nada, porque también existe otro reto para el nuevo euríbor. "A ello hay que unir la decreciente actividad que se viene produciendo en los mercados interbancarios sin garantía, motivada en parte por las exigencias de capital y de cobertura de riesgo de liquidez de la nueva normativa prudencial adoptada tras la crisis, que incentivan a los bancos a operar en mercados con garantía", relata. Y concluye: "Estas circunstancias podrían llegar a cuestionar la representatividad del índice y, en el peor de los casos, a que dejara de publicarse".
Este entorno es el que lleva a Gómez Yubero a subrayar la necesidad de que el sector financiero se implique más en esta reforma para hacerla viable. "Los bancos, como principales usuarios del índice euríbor, deben asumir su responsabilidad y participar en este ejercicio y, a continuación, contraer el compromiso de unirse al panel de contribuidores del euríbor con el lanzamiento de la nueva metodología de cálculo", afirma.
En un contexto hipotecario que en España está marcado por la sentencia decretada esta semana por el Tribunal de Justicia Europeo sobre las cláusulas suelo, la reforma del euríbor emergerá sin duda como un tema crucial en 2017. Sobre todo, en caso de que su llegada coincida con un viraje al alza del índice hipotecario, aunque sea progresivo, algo que no se descarta para la segunda mitad del próximo año. El riesgo reside en que, si persiste algún recelo sobre la reforma, su subida podría asociarse con la entrada en vigor del nuevo euríbor y no con una circunstancia propia de las condiciones financieras.