Italia está entre la espada y la pared por el plan presupuestario que ha elaborado para 2019. Ya no solo es la Comisión Europea la que se opone al aumento del gasto proyectado y la que insiste en que el Gobierno formado por el Movimiento 5 Estrellas y La Liga debe rehacer las cuentas para adaptarse a la normativa de la UE. Ahora el Banco Central de Italia también discute las cuentas del Ejecutivo y presiona para que se garantice la estabilidad fiscal.
El gobernador de Banca d'Italia, Ignazio Visco, ha sido claro. La debilidad de la economía italiana, cuyo crecimiento dista mucho del que experimenta el resto de la zona euro, es un "problema estructural" que no puede resolverse "con la ampliación del presupuesto del Gobierno". Es decir, que el plan del Ejecutivo populista de acabar con el bajo crecimiento del PIB, que se ha convertido en un problema crónico, impulsando el gasto no tendrá el efecto esperado.
"Dado que Italia tiene el tercer mercado de deuda pública más grande del mundo, las consecuencias podrían ser enormes"
Esta semana se ha conocido el dato del Producto Interior Bruto italiano en el tercer trimestre, y las noticias distan mucho de ser buenas. El crecimiento de la economía italiana se estancó respecto a los tres meses anteriores, y además registró su peor evolución desde finales de 2014. Este es el primer trimestre completo bajo el mandato del Gobierno de coalición del Movimiento 5 Estrellas y La Liga, y el dato no ha hecho más que incrementar las dudas en un momento además delicado, dado el reciente rechazo de Bruselas al presupuesto italiano, algo histórico, dado que es la primera vez que la Comisión Europea se expresa en estos términos sobre las cuentas de un Estado miembro.
La situación límite en la que está Italia es la que ha llevado a Visco a dar un nuevo tirón de orejas al Gobierno que dirige Giuseppe Conte. Y lo ha hecho en presencia del ministro de Economía italiano, Giovanni Tria, aprovechando un acto en Roma en el que ambos participaban este miércoles. "La deuda pública de Italia es sostenible, pero debe haber una clara determinación de mantenerla de esa manera", ha dicho el gobernador, que además ha señalado que "la incertidumbre sobre la participación de Italia en la Unión Europea y la moneda única debe disiparse".
El 'ataque' a las políticas del Ejecutivo del país transalpino por parte de Banca d'Italia no se deben únicamente a los malos datos de crecimiento. La economía atraviesa otras muchas dificultades que están quedando en evidencia con cada nuevo dato que se conoce, como el del paro, que ha vuelto a superar el 10% en septiembre, quedándose 2 puntos porcentuales por encima de la media de la zona euro.
Y todavía queda por ver el efecto de la subida que ha experimentado la rentabilidad de los bonos a 10 años en los últimos meses. Según el gobernador del Banco de Italia, puede costarle al Estado más de 5.000 millones de euros el año que viene si no se retracta y rehace el presupuesto. Además, podría tener un efecto "en cadena" sobre la enorme deuda pública, que se sitúa actualmente en torno al 130% del PIB.
Precisamente la elevada deuda es lo que ha llevado a Bruselas no solo a mandar una segunda carta de aviso al Gobierno italiano, sino también a decidirse a abrir un expediente para valorar si se incluye a Italia en el procedimiento de déficit excesivo por su elevada deuda, lo que podría derivar en una sanción al país.
"La situación italiana podría desencadenar otra crisis de deuda en la zona euro, y dado que el país tiene el tercer mercado de deuda pública más grande del mundo, las consecuencias podrían ser enormes", dicen los expertos de CMC Markets. Ese es el argumento que ha dado la Comisión Europea en su última carta para reclamar al Gobierno italiano que recapacite. "La deuda pública de Italia se mantiene como una vulnerabilidad clave para toda la zona euro", y queda claro que el país no está realizando "esfuerzos suficientes" para reducir su endeudamiento, reza la misiva remitida el martes a las instituciones del país.
Italia tiene hasta el próximo 13 de noviembre para responder a Bruselas, aunque varios miembros del Gobierno han insistido en que no tienen intención de cambiar sus planes, ni de mover una coma del presupuesto, por muchas presiones que reciban.