• España es el séptimo país más derrochador de la UE, con 7,7 millones de toneladas desperdiciadas
  • Los hogares son los responsables del 42% del desperdicio
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El economista español Santiago Niño Becerra se ha posicionado este domingo sobre la industria de los alimentos y el desperdicio de 128.000 toneladas de comida al año.

Citando un artículo de El País, en el que se informa del desperdicio de comida que se produce anualmente en la industria de los alimentos, según datos de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), 128.000 toneladas, Niño Becerra afirma que se trata de 'un tema de desajuste entre oferta y demanda, por exceso de oferta y por exceso de variedades que una demanda no correctamente determinada no consume".

El economista catalán apunta a un desajuste entre la oferta y la demanda

Asimismo, entre las pérdidas que supone para el sector el desperdicio de comida, el artículo de El País afirma que son de un valor aproximado de 292 millones de euros, que se elevan a 336 millones con las donaciones. Ante estos datos el catedrático catalán apunta a la clave del problema 'El problema: en ciertas fases del proceso los márgenes son enormes'.

España es el séptimo país más derrochador de la UE, con 7,7 millones de toneladas. El agujero negro, apuntan desde El País, está en los hogares, responsables del 42% del desperdicio, con una media de 76 kilos de comida desperdiciados por hogar al año.

Los hogares son los responsables del 42% del desperdicio

Un documento de la Comisión de Recursos Naturales del Comité Europeo de las Regiones señala que los hogares compran demasiado, no almacenan correctamente la comida y tiran muchas sobras. Además, este informe subraya que “A la industria manufacturera le corresponde el 39% del desperdicio (subproductos, productos deformados, dañados, sobreproducción); a los servicios alimentarios el 14% (por ofrecer porciones de distintos tamaños, problemas para anticipar la demanda, no satisfacer las preferencias de los clientes), y a la venta al por mayor y al por menor, el 5% (cambios de temperatura, normas estéticas, defectos de envasado, exceso de existencias)”.

Y es que el efecto contable de estas malas prácticas es irreparable pese a que parte de los excedentes se donen. Hay que buscar una solución.

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