- Para este año las previsiones apuntan a la llegada de más de 80 millones de turistas
- Términos como 'gentrificación' o 'turismofobia' están cada vez más a la orden del día
Cada vez son más los turistas extranjeros que visitan España. La buena comida, las muchas posibilidades que ofrece el conjunto del territorio nacional (sol y playa, montaña, cultura…) y la relación calidad-precio de los servicios llama la atención de cada vez más visitantes. No obstante, eso ha provocado cierta masificación en algunas zonas, especialmente en ciudades como Barcelona y Madrid. Tal es la situación que muchos ciudadanos locales han llegado al límite, y piden una mayor regulación del turismo. La duda es si se puede poner coto a uno de los pilares de la economía española.
Los últimos datos dados a conocer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) atestiguan la buena marcha del turismo y apuntan a un nuevo año de récord. De momento, en los cinco primeros meses del año han llegado a nuestro país casi 28 millones de turistas internacionales, un 11,6% más que en el mismo periodo del año anterior. Pero eso no es todo. El gasto que realizan en España también ha aumentado, de forma que en los cuatro primeros meses de 2017 ha subido un 15,3% respecto al mismo periodo del año anterior, alcanzando los 20.394 millones de euros.
El ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, estima en un 9% el incremento en las cifras de llegadas de turistas internacionales este verano
Las expectativas son tan buenas que incluso el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, estima en un 9% el incremento en las cifras de llegadas de turistas internacionales este verano. Los hoteleros, por su parte, van más allá, y hablan de que se podrían superar los 80 millones de visitantes extranjeros este año, frente a los 75,6 millones de 2016. Si lo consigue, dice la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), España podría desbancar a EEUU en el ranking global y escalaría a la segunda posición del mundo, sólo por detrás de Francia.
El turismo es tan importante que ya representa el 11% del PIB nacional, aunque algunos expertos, como los de CaixaBank Research, estiman que el impacto global del turismo alcanza el 16% del Producto Interior Bruto español, al contabilizar un 6,4% de aportación directa, un 4,7% de indirecta y un 4,9% de impacto inducido, situándolo así muy por encima de la media europea, que se encuentra en el 9,6%.
Todos estos datos se traducen en miles de turistas que, no obstante, no se reparten por el territorio nacional, sino que se concentran en determinadas zonas. Así, se les puede ver abarrotando las calles y los principales puntos de interés turístico de ciudades como Barcelona o Madrid, o saturando las playas del litoral español. Eso está generando las críticas de muchos colectivos, que denuncian las dificultades que ello provoca en el día a día de quienes viven allí. Además, arremeten contra la actitud de muchos de esos turistas, sobre todo de los jóvenes que vienen movidos por la fiesta y el alcohol.
NO SE POTENCIA EL TURISMO DE CALIDAD
Manuel Figuerola, consultor internacional y experto en turismo, además de director del Doctorado de Turismo de la Universidad Antonio de Nebrija, explica que el principal problema es que en muchos lugares se está apostando por un “turismo de segunda”, en vez de potenciar el turismo de calidad que es el que de verdad deja dinero en España. “No debemos pensar tanto en número de personas, sino en el número de noches que se quedan”, porque las pernoctaciones son las que de verdad generan empleo, señala.
Este experto cree que lo que debe primar es la organización del sector, promover más el turismo hacia el interior, “diversificar” aún más la oferta y apostar por una mejor distribución de los visitantes, y no por seguir masificando los destinos actuales. Según dice Figuerola, si se apuesta por eso se crearía una “estructura más adecuada” para soportar los millones de turistas que llegan cada año al país.
Lo principal, remarca el profesor de la Nebrija, es actuar sobre la estancia media y “crear atractivos” para que los turistas vengan en otras épocas y a otros destinos españoles. “Hay que impulsar el turismo de otra temporada, no sólo de verano”, remarca.
De ser algo deseado por la capacidad de generar riqueza, el turismo ha pasado a ser considerado por los barceloneses como el principal problema de la Ciudad Condal
Y de la misma opinión es Benet Maimí, profesor de Economía y Empresa en la Universitat Abat Oliba CEU, que señala que los problemas han surgido ante la “falta de planificación” de destinos como Barcelona, que ha vivido un auténtico 'boom' en los últimos años que no ha sido capaz de absorber adecuadamente. Todo eso, explica, es lo que ha dado lugar al fenómeno conocido como 'gentrificación', que se produce por la proliferación de pisos turísticos y la apertura de locales dedicados sólo al ocio, lo que está provocando la expulsión de la población local de los barrios más céntricos de las ciudades.
Así, por ejemplo, de ser algo deseado por la capacidad de generar riqueza que tiene, el turismo ha pasado a ser considerado por los propios barceloneses como el principal problema de la ciudad, algo que también ha ocurrido en otras urbes como Venecia o Ámsterdam, recuerda este experto, que avisa de lo que puede suponer esto: “Un destino sobresaturado deja de ser un buen destino”. Maimí también afirma que en este tipo de casos el turista pasa de ser un prescriptor positivo a uno negativo, es decir, “no volverá, hablará mal del destino y la promoción será negativa”, dice.
Esta masificación no se puede desligar del 'boom' que está viviendo el alquiler turístico, sobre todo a través de plataformas como Airbnb, cuya regulación está en la agenda de muchos gobiernos municipales, pero no termina de llegar. “La situación va por delante de la regulación, hay que buscar soluciones”, apunta Maimí, que cree que hay que “blindar” los canales legales, como los hoteles, donde los turistas no suelen tener el tipo de comportamientos que tanto desagrada y que está propiciando una cierta 'turismofobia'. “Las administraciones tendrán que intentar solucionarlo”, concluye el profesor de la Abat Oliba CEU.
Figuerola, por su parte, resalta que esta 'turismofobia' que se ha hecho patente en algunas ciudades, con pintadas como 'Tourist go home' de momento “no va a influir” porque todavía “no es una realidad” como tal. “Se trata del descontento de unos grupos que se ven afectados por una mala regulación”, por lo que para solucionar la papeleta, dice, hace falta que las administraciones se pongan manos a la obra. En concreto, apuesta por un “plan estratégico” que ordene la situación, que busque soluciones, para no quedarse en la premisa de que el turismo es malo.
¿CÓMO AFECTARÁ LA MASIFICACIÓN AL TURISMO?
No se puede descartar que haya turistas que desechen la idea de viajar a un destino si saben que se van a encontrar demasiada gente y colas por todas partes
Ese plan por el que abogan ambos expertos puede ayudar a paliar los efectos que la masificación puede llegar a tener sobre el turismo en general. No se puede descartar la idea de que haya muchos turistas que desechen la idea de viajar a un destino si ya saben de antemano lo que se van a encontrar: demasiada gente, colas por todas partes… Antes de que eso ocurra hay que actuar, para evitar males mayores. “Si las cosas siguen como hasta ahora, habrá consecuencias y muy graves”, asegura Figuerola, que insiste en la necesidad de crear un “producto de calidad” que sea capaz de seguir generando empleo y de beneficiar como hasta ahora a la economía española.
También Maimí considera que esta masificación puede ser negativa para el turismo. “Puede tener un efecto negativo, porque cuando viajas quieres estar cómodo, aunque entiendas que haya gente, lo normal es que haya un volumen de personas que sea sostenibe”, relata. Y cuando esto no ocurre porque “se ha sobredimensionado” un destino, lo que pasa es que ese destino “se rompe”. Para este experto, si no se pone coto a este problema el turismo de calidad “dejará de venir” y “se degradarán los destinos”, y a su juicio eso es “lo peor que puede pasar”. Este asunto, concluye, requiere una reflexión y las actuaciones correspondientes al respecto.