Moody's Investors Service ha rebajado las proyecciones de crecimiento de para las economías del G20 hasta el 3,1% en 2022. Una cifra medio medio punto porcentual inferior al crecimiento del 3,6% estimado en sus perspectivas de marzo. Además, el crecimiento también se sitúa por debajo del 5,9% registrado en 2021. En cuanto a la inflación, prevé que disminuya en el transcurso de este año y el próximo, pero las sorprendentes tasas podrían persistir durante varios meses más.
En concreto, Moody's estima que las economías avanzadas crecerán un 2,6% en 2022 y los países de mercados emergentes, un 3,8%, por debajo de su anterior pronóstico, del 3,2% y 4,2%, respectivamente.
Según explica, para las economías avanzadas, un factor clave del crecimiento en 2022, especialmente en la primera mitad del año, es la demanda reprimida de bienes y servicios afectados por la pandemia. Esto, a su vez, seguirá impulsando la actividad empresarial, especialmente en los sectores interrumpidos por la escasez de bienes y mano de obra. Sin embargo, el gasto real del consumidor se desacelerará en el transcurso del año a medida que los precios elevados continúen erosionando los ingresos reales, los costes de endeudamiento aumenten y la demanda reprimida se disipe.
Y de cara a 2023, esperan que el crecimiento económico mundial se desacelere aún más: hasta el 2,9%.
"Existen múltiples riesgos que podrían frenar aún más el crecimiento, incluida una presión alcista adicional sobre los precios de las materias primas, interrupciones más duraderas de la cadena de suministro, una desaceleración de la economía de China mayor a la esperada, el endurecimiento de la política monetaria que se está convirtiendo en un catalizador de una recesión y nuevas olas más peligrosas de COVID-19", detalla.
En conjunto, cree que estos acontecimientos preparan el escenario para una desaceleración de la economía mundial más pronunciada de lo que preveían hace solo unos meses. Aún así, a excepción de Rusia, "no esperamos una recesión en ningún país del G-20 en 2022 o 2023. Los próximos meses serán especialmente críticos: si la economía global puede seguir siendo resistente durante este período, el camino del crecimiento podría volverse más sostenible hasta 2023".
Además, considera que las economías europeas son también las más expuestas a un empeoramiento del conflicto Rusia-Ucrania: "Los cortes en el suministro de gas natural forzarían un racionamiento de energía en todos los sectores, recortando las fábricas, el transporte y otras actividades intensivas en energía, hundiendo a la economía de la región en una recesión".
El aumento de los precios del combustible socavará el crecimiento de la demanda de petróleo. Moody's señala que los costes de la energía ya han aumentado significativamente para los hogares y las empresas europeas, a pesar de que las importaciones de petróleo y gas de Rusia están prácticamente intactas, excepto por la reciente interrupción del suministro de gas natural a Polonia y Bulgaria. "Los cortes de energía adicionales no planificados conducirían al racionamiento de la energía, lo que podría empujar a la región a la recesión".
A esto se suma que los hogares en Europa se enfrentan a una reducción prolongada de los ingresos reales. "Y es poco probable que el impacto de los paquetes de apoyo de los gobiernos, incluidos los descuentos en energía, la asistencia a los ingresos y las reducciones en los impuestos al valor agregado, mitiguen por completo los efectos de la alta inflación".
El aumento simultáneo de los costes de la energía y los precios de los alimentos con mayores costes de endeudamiento "hace que la situación sea particularmente difícil para los gobiernos de los mercados emergentes", ya que la erosión del poder adquisitivo de los hogares en medio de estos shocks de oferta negativos, junto con condiciones crediticias más estrictas, afectarán el gasto de los hogares y la inversión empresarial en los países de mercados emergentes.
"Los países de mercados emergentes del G-20, debido a su tamaño, diversidad y capacidad financiera, están mejor posicionados para enfrentar los desafíos que otros países en desarrollo. Pero el aumento de los precios de los alimentos y los combustibles está agravando los problemas de hambre y pobreza entre algunas de las poblaciones más vulnerables. Por lo tanto, está aumentando el riesgo de inestabilidad económica, social y política en muchas partes del mundo", opina Moody's.