El capital de los bancos españoles sigue siendo débil en comparación con sus pares europeos. Es lo que señala Moody’s en su último informe sobre los resultados de los principales bancos españoles en 2019. No obstante, señala que esto se explica por la mayor densidad media de los activos ponderados por riesgo.
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En este sentido, Moody’s también destaca que, a pesar de los vientos en contra regulatorios, las ratios de capital se fortalecen y la generación de capital orgánico fue sólida y ayudó a los bancos a cumplir los objetivos de capital con anticipación.
Durante el pasado ejercicio, Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell y Bankia reportaron un beneficio bruto combinado de 22.700 millones de euros, lo que representa un 15% menos que los 26.800 millones del año anterior. Según la agencia de rating, el deterioro del crédito mercantil y los cargos de reestructuración causaron esta disminución, en medio de un mercado interno persistentemente débil, que se vio compensado en parte por la fortaleza en América Latina y las tendencias benignas de calidad crediticia.
En cuanto a la actividad doméstica, Moody’s señala que continúa disminuyendo a medida que el dinamismo económico débil y los bajos tipos de interés persisten. Los ingresos operativos combinados internos de los bancos cayeron un 1,5% en comparación con el año pasado, reflejando principalmente el desempeño negativo en los ingresos netos por intereses y los ingresos comerciales, que cayeron un 1,8% y un 6,6% año con año, respectivamente. "Esto se debió en gran parte a un rendimiento de los tipos peor de lo previsto, un crecimiento moderado de los préstamos y menores ventas de cartera. Los ingresos básicos fueron respaldados por un mejor desempeño de las tarifas y comisiones", explican.
Por su parte, las reestructuraciones aumentaron los costes operativos casi un 4% en 2019, debido principalmente a los costes extraordinarios registrados en el primer semestre de 2019. En concreto, CaixaBank y Santander informaron de unos costes extraordinarios 1.300 millones de euros en sus unidades nacionales, debido a la reducción de personal y los costes de integración de Banco Popular, respectivamente. Moody’s considera que los ahorros de las reestructuraciones deberían materializarse en los próximos 12 o 18 meses.
Finalmente, opinan que la liquidez sigue siendo robusta, mientras que el exceso pesa sobre la rentabilidad. Las posiciones de liquidez se mantuvieron muy por encima de los requisitos reglamentarios después de los reembolsos significativos de las exposiciones TLTRO II. Los bancos también comenzaron a administrar activamente el exceso de liquidez mediante la transferencia de costes de los recursos depositados en el Banco Central Europeo (BCE) a instituciones financieras y grandes empresas.