El mercado inmobiliario español ha entrado en una clara ralentización. La demanda de vivienda se ha visto frenada por el aumento de los tipos de interés, las condiciones crediticias más estrictas y las incertidumbres económicas mundiales. Sin embargo, la recesión es mucho menos severa que en otros países. Es más, en España, "una caída abrupta del mercado parece descartada".
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No se respira 'momentum' en el inmobiliario: el mercado residencial seguirá corrigiendoY es que, si bien se espera una desaceleración marcada, varios factores también reducen la probabilidad de una corrección severa de precios. Según las previsiones de ING, habrá un crecimiento promedio del precio del 1% en 2023 y del 0% en 2024.
Estas cifras suponen una revisión respecto a sus anteriores proyecciones. Así, para este año, han llevado a cabo una revisión al alza desde el cálculo anterior del 0%. Esto se debe "al continuo crecimiento del precio de la vivienda a principios de año, aunque a un ritmo más lento. Nuestro pronóstico de precios asume una ligera disminución de los precios en la segunda mitad de este año".
De cara ya año que viene, por el contrario, la revisión ha sido a la baja desde su estimación anterior del 1%, "ya que esperamos que el continuo aumento de los tipos de interés frene cualquier recuperación en el mercado inmobiliario el próximo año".
Con este escenario, se puede vaticinar un aterrizaje suave para el mercado inmobiliario español. "Aunque existe el riesgo de una ligera caída de los precios en la segunda mitad de este año, la corrección general de precios seguirá siendo modesta en términos nominales", dicen los expertos de la entidad.
Como explican, entre los factores que reducen la probabilidad de una corrección severa de precios se encuentra la caída en los costes de la energía, que reduce la incertidumbre de los hogares y libera un presupuesto adicional que se puede gastar en los pagos mensuales de la hipoteca.
En segundo lugar, los ingresos seguirán aumentando. El crecimiento de los salarios nominales se recuperará después de la fuerte caída del poder adquisitivo real en 2022. Además, el bajo desempleo garantiza un crecimiento constante de la renta nacional bruta. "La combinación de ingresos nominales crecientes y un mercado laboral ajustado brindará algún apoyo al lado de la demanda del mercado inmobiliario", expresan.
Además, señalan que, a pesar de esta caída temporal actual, la demanda seguirá creciendo estructuralmente en los próximos años. "Un crecimiento más lento de la oferta creará escasez en el mercado, lo que ejercerá una presión alcista sobre los precios", añaden.