christine-lagarde-a-g-ancienne-directrice-du-fmi-et-desormais-presidente-de-la-bce-en-presence-de-jerome-powell-president-de-la-fed-le-19-octobre-2019

Los bancos centrales han pasado de los estímulos y la política súper acomodaticia, que muchos de ellos ya habían abandonado, a embarcarse en una carrera contrarreloj para bombear billetes en el sistema monetario. Sus actuaciones de emergencia de los últimos días no han calmado a mercados e inversores que siguen apretando el botón de vender y acumulando dólares, para parapetarse de las consecuencias económicas que se anticipan por la emergencia sanitaria del coronavirus. Su objetivo es claro: liquidez a cualquier coste para evitar un colapso del mercado monetario estilo “crisis subprime”, explica Giancarlo Prisco, colaborador de Bolsamanía.

Los bancos centrales, principalmente la Reserva Federal (Fed), han aprendido de lo que sucedió con Lehman Brothers y están haciendo todo lo posible para evitar los errores pantagruélicos que cometieron entonces. “Entre aquellos destaca el entorno de liquidez”, recuerda Prisco, por lo que “tanto el banco central estadounidense como el Banco Central Europeo (BCE) y otros supervisores monetarios están inundando el mercado”. Coincide este analista con los economistas de Amundi al señalar que “no hemos llegado ni mucho menos al final de esta fase de intervención de los bancos centrales”. “Esperamos más, tanto de los institutos emisores como de las políticas fiscales de los países.

“El objetivo de la combinación de políticas es garantizar que las economías sobrevivan a bloqueos nacionales temporales y, a la vez, preservar la estabilidad financiera”, prosiguen los analistas de la gestora francesa. Y pronostican que las compras de activos (expansión cuantitativa -QE por sus siglas en inglés-) infinitas y los tipos cero “están aquí para quedarse, sino para siempre al menos durante mucho tiempo”, ya que en los mercados emergentes los bancos centrales tampoco dejan de rebajar tasas. “El helicóptero monetario se ha convertido también en una posibilidad real, pero supondrá adentrarse aún más en tierras desconocidas”.

BCE, FED, el Banco de la Reserva de Australia (RBA) y el Banco de Inglaterra (BoE) lanzaron medidas sin precedentes, o visas antes sólo en 2008, entre la noche del miércoles y madrugada del jueves. El organismo monetario presidido por Christine Lagarde ha lanzado un nuevo programa de compra de activos de 750.000 millones de euros denominado Pandemic Emergency Purchase Programme (PEPP), un Programa de Compra de Emergencia Pandémica.

La Fed, por su parte, coronó una semana de hiperactividad con un mecanismo de liquidez de fondos mutuos del mercado monetario (MMLF por sus siglas en inglés). Mediante este programa, el Banco de la Reserva Federal de Boston otorgará préstamos a instituciones financieras elegibles garantizadas por activos de alta calidad comprados por la institución financiera de fondos mutuos del mercado monetario. El banco australiano dejó los tipos en el mínimo histórico del 0,25% y anunció un QE, algo inédito para este banco central, que no hizo ni durante la crisis financiera de hace más de una década. A su turno, 'la Vieja Dama' dejó los tipos en el mínimo histórico del 0,1% y aumentó su 'QE'.

“Los inversores no deben subestimar la potencia de fuego de los bancos centrales en términos de su capacidad para aliviar las condiciones financieras y ser una fuente de liquidez para el sector corporativo”, indican desde Amundi. Aplauden la acción del Consejo de Gobierno encabezado por Lagarde al enmendar “su error de cálculo de la semana pasada” y lanzar un “mensaje claro a los mercados: su poder, en cierto modo, es ilimitado si es necesario”.

BCE: PRÓXIMOS PASOS

Buena prueba de ello es que el paquete total de flexibilización cuantitativa asciende casi a 1 billón de euros, ya que los 750.000 millones de esta semana se suman a los 120.000 millones anunciados el 12 de marzo. Sin embargo, los expertos de TD Securities dejan notar su escepticismo: “Necesitamos ver exactamente a qué ritmo comienzan a comprar”, puntualizan. “Si bien anunciaron mucha flexibilidad, el BCE no eliminó formalmente ninguna de las restricciones que existen, como los límites de emisor y la clave de capital”. Además, consideran que “el lenguaje del banco central de Europa es algo más rígido en contraste con la Fed y el RBA", por lo que esperan que Lagarde evolucione hacia “un programa abierto”.

Los analistas de Barclays, por su pare, creen que la eurozona “podría activar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) con un programa para todos los estados miembros”. En este caso, el MEDE adoptaría la forma de capacidad fiscal universal en lugar de un presupuesto de los socios europeos. “Esto impulsaría la emisión de los bonos conjuntos que se han empezado a considerar esta semana que podrían incluirse en el programa de compra de activos del BCE”, argumentan los expertos de la entidad británica.

PRESIONES PARA QUE LA FED COMPRE DEUDA CORPORATIVA

En cuanto a la Fed, además, del MMLF ha lanzado una Línea de Crédito para Distribuidores Autorizados (PDCF por sus siglas en inglés), comprará papel comercial para garantizar el crédito tanto a empresas como a hogares, bajó los tipos a cero y anunció un QE de 700.000 millones. Con todo, “las pymes y los gobiernos de los estados y de las ciudades no se beneficiarán de estas medidas, por lo que crece la presión para que el banco central abra nuevas líneas de crédito”, explica David Kohl, Chief Currency Strategist, Julius Baer.

Los ex presidentes de la Fed, Ben Bernanke y Janet Yellen, sugirieron en un artículo de opinión para el Financial Times el 18 de marzo que la Fed necesitaba ser autorizada a comprar bonos corporativos además de su poder actual para adquirir valores del Tesoro y activos respaldados por hipotecas. Bernanke y Yellen sugirieron que el organismo debe solicitar que el Congreso de EEUU le conceda estas prerrogativas.

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