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REUTERS/Hannibal Hanschke

Los consumidores alemanes ven el futuro con nuevos ánimos tras los últimos estímulos del Banco Central Europeo (BCE). La confianza que mide el índice Gfk ha subido en octubre hasta los 9,9 puntos, frente a los 9,7 que marcó en septiembre, lo que sugiere que confían en que el reciente recorte de tipos para reactivar la economía acabe funcionando, justo cuando empiezan a sonar con fuerza los tambores de recesión.

La lectura que ha arrojado el índice del grupo de investigación de mercado Gfk ha superado, además, las estimaciones de los analistas. Algunos pronosticaban que se quedaría igual, mientras que otros eran más pesimistas y auguraban que bajaría a 9,6. Sin embargo, los consumidores alemanes han sorprendido. Aunque no hay que lanzar las campanas al vuelo.

Como dicen desde Phanteon Macroeconomics, este es "un repunte bienvenido, aunque se necesita más para revertir la suave tendencia a la baja desde principios de año". Sobre todo, dicen los expertos de esta firma, porque los consumidores en Alemania se encuentran ahora "atrapados entre la realidad de un mercado laboral en general todavía sólido y un crecimiento decente de los salarios reales, y una verdadera recesión en el sector manufacturero, que ahora está afectando las condiciones del mercado laboral en un sector clave".

La consecuencia es que "el empleo se está ralentizando, los trabajadores marginales están siendo despedidos y las horas de trabajo se están reduciendo", todos ellos factores que, con el tiempo, "deberían afectar el sentimiento". Aunque, de momento, el gasto de los hogares se mantiene, y eso es importante porque se ha convertido en un pilar de apoyo en Alemania a medida que sus exportaciones decaen. La demanda interna se ve impulsada por empleo récord y por aumentos salariales por encima de la inflación y bajas costes por intereses.

LOS ESTÍMULOS DEL BCE

A principios de este mes, el BCE recortó los tipos, adentrándose más en terreno negativo y prometió compras de bonos sin fecha límite para empujar el coste de los préstamos a un nivel más bajo, con la esperanza de impulsar la actividad casi una década después de la crisis de la deuda del bloque. "La decisión del BCE ha dado lugar, por un lado, a un aumento de la propensión a comprar y, por otro lado, la propensión al ahorro ha alcanzado su nivel más bajo desde abril de 2016", ha dicho Rolf Buerkl, investigador de GfK, con sede en Nuremberg, según recoge Reuters.

Buerkl también ha señalado que los consumidores alemanes temen que los bancos puedan imponer sanciones a los inversores privados en el futuro, por lo que "en los próximos meses quedará claro si se trata de un temor sostenible". En cualquier caso, ha remarcado el sentimiento positivo de los consumidores dependerá de la estabilidad del mercado laboral.

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