- Fuentes del sector del automóvil reconocen que les preocupa que haya aranceles en las exportaciones tras el Brexit
- La depreciación de la libra puede provocar un efecto sustitución de las exportaciones españolas en sectores de bajo valor añadido
El seísmo que sacudió a la libra la jornada del 7 de octubre, cuando la divisa se depreció hasta los 0,94 libras por cada euro, antes de estabilizarse en un precio en torno a las 0,90 libras, acabará dejando una mordida en el superávit de la balanza comercial entre los países de la zona euro y Reino Unido. Se espera que la fortaleza del euro, que muchos analistas predicen que puede alcanzar la paridad con la divisa británica, acabe por pasar factura a los exportadores europeos, entre los que España ocupa una destacada cuarta posición.
En 2015, Reino Unido fue, después de Alemania, el segundo país que más contribuyó al aumento de las exportaciones españolas, principalmente por el incremento del comercio exterior de automóviles y motos y, en menor medida, de frutas, hortalizas y legumbres, según una nota del Ministerio de Economía. En el acumulado de enero a junio de 2016, las exportaciones españolas a este país han seguido su ritmo ascendente con un incremento del 11,3% sobre el mismo periodo del año anterior, situándose el Reino Unido como el cuarto mercado destino de nuestras exportaciones.
Un informe de Standard & Poor’s señalaba que España sería la octava economía más afectada por el Brexit, ya que las exportaciones de bienes y servicios al país británico representan el 2,7 % del Producto Interior Bruto (PIB) español, una décima por debajo de Alemania. Con un volumen de 18.231,2 millones de euros en 2015 y un superávit comercial de 5.647 millones de euros, según datos del ICEX de 2015, el comercio exterior de España con Reino Unido podría notar los efectos negativos del Brexit y de la caída de la libra frente a la moneda única, ya que “un euro más fuerte debilita la competitividad de las empresas de la zona euro”, según un estudio de Panteón Macroeconomics.
Sin embargo, el tipo de cambio no parece preocupar en exceso a las empresas españolas. Con un matiz: por el momento. Carmen Poveda, directora de análisis económico de la Cambra de Comerç de Barcelona, señala que “la volatilidad natural de los mercados financieros se suma en este caso a la incertidumbre con respecto a la fluctuación de la moneda, ya que no sabemos en qué precios se estabilizará la libra”. También explica que la depreciación es demasiado reciente como para que se hayan podido analizar las repercusiones a nivel empresarial, aunque en el plano macroeconómico “sí acabará afectando al superávit de la balanza comercial con Reino Unido, pero no vemos que sea tan importante como para que se produzca un déficit en el corto plazo”.
Desde el referéndum del Brexit, en el que los británicos decidieron abandonar la Unión Europea (UE), la libra ha perdido un 13% de su valor con respecto al euro, pero los temores a que las negociaciones entre el Ejecutivo de la primera ministra Theresa May y los gobiernos de la UE se desarrollen con turbulencias presagian mayores descensos para la divisa del Reino Unido. Expertos de bancos de inversión como HSBC apuntan a la paridad entre la moneda única y la libra como destino más que probable, aunque el máximo histórico del euro contra la moneda británica se alcanzó en diciembre de 2007, en las 0,98 libras.
Joaquín Blanco, del servicio de estudios del Instituto de Estudios Económicos, también resta importancia al peso que el tipo de cambio tiene en las exportaciones, “aunque es un factor que afecta al comercio exterior de un país, en muchos casos, no es el único ni siquiera es el más importante”. Explica el experto que “en el sector del automóvil, por ejemplo, España no exporta más o menos en función del tipo de cambio -que, sin duda, influye-, sino por su competencia, la calidad de su producción, y su garantía institucional. También las relaciones comerciales tienden a perdurar en el tiempo, sobre todo en ciertos sectores”, añade Blanco.
EL SECTOR DEL AUTOMÓVIL, EL MENOS EXPUESTO AL TIPO DE CAMBIO
De hecho, los vehículos de motor son el buque insignia de las exportaciones españolas al Reino Unido ya que, con un volumen en 2015 de casi 5.300 millones de euros, ocupan el primer puesto. Carme Poveda pone el acento en otra singularidad del sector del automóvil y es que España es también importador desde Reino Unido en el sector de la automoción, porque “hay un proceso de fabricación globalizada”. “En un mismo vehículo se juntan piezas manufacturadas en España, en Reino Unido y en otros lugares de Europa, lo que provoca mucha compra y venta del mismo producto y genera grandes cadenas de valor”, explica la experta.
Así, “en productos donde se da el ensamblaje de piezas a nivel global no se puede afirmar que se perjudicará a las exportaciones porque parte de estas incorporan importaciones que pueden ser más económicas”, subraya la directora de análisis económico de la Cambra de Comerç de Barcelona.
Fuentes internas del sector del automóvil muestran cautela con las fluctuaciones de las divisas, pero les restan importancia
Las importaciones en el sector de vehículos automóviles cuestan a las empresas españolas 2.259 millones de euros, una cifra que debería tender a reducirse con la depreciación de la libra. En este sentido, Poveda apunta que “se deberá hacer un análisis detallado de qué tipo de productos se importan y cuales se exportan porque no sabemos cual será el resultado global”. En cualquier caso, “será este sector el que marcará la tendencia”, asegura la experta.
Para fuentes internas del sector del automóvil consultadas por Bolsamanía, las fluctuaciones de las divisas son un viejo conocido. “Ya nos manejamos en otros mercados con la volatilidad de las monedas”, afirman desde un importante fabricante de automóviles nacional. “Vendemos coches a más países fuera de la zona euro que en ella y estamos acostumbrados a lidiar con los movimientos del peso mexicano o la lira turca”, explican.
A los fabricantes de coches lo que les importa realmente es el curso de las negociaciones y el tipo de acuerdos que se pueden alcanzar entre los gobiernos de la zona euro y Reino Unido. “Nos preocupa, por ejemplo, que haya aranceles en las exportaciones. En este sentido, sí que veríamos el negocio afectado”, reconoce el mismo productor de vehículos de motor, pero manifiesta su optimismo en este sentido: “No veo por qué no se puede llegar a acuerdos como los que hay en el mercado mexicano en el que no hay aranceles y se han firmado tratados bilaterales de libre comercio”.
El hecho de que las matriculaciones en Reino Unido hayan crecido entre un 2% y un 3% en lo que va de año también alimenta la esperanza de que se opte por un Brexit suave. “No estamos viendo que el negocio se resienta, por ahora. Las ventas y las matriculaciones están en máximos históricos y estamos seguros de que a los gobiernos no les interesará que la salud económica de Reino Unido acabe perjudicada”, comenta la misma fuente.
EL BREXIT EN OTROS SECTORES
Aunque para los fabricantes de automóviles la fluctuación de las divisas queda en un segundo plano, sí hay sectores muy expuestos al encarecimiento del euro sobre la libra. Por volumen de exportaciones, siguen a los vehículos de motor: las máquinas y aparatos mecánicos (1.720,7 millones de euros), aparatos y material eléctrico (1.065,9 millones de euros); frutas (958,4 millones de euros); y legumbres y hortalizas (822,7 millones de euros).
El sector de frutas y hortalizas está muy pendiente de la “evolución del tipo de cambio de la libra frente al euro y otros países competidores”
Desde la Federación española de productores exportadores de frutas, hortalizas, flores y plantas vivas (FEPEX) observan con gran tensión el proceso de salida de Reino Unido de la UE y hacen patentes sus temores en un comunicado: “Los resultados del Brexit preocupan al sector hortofrutícola, porque este país es el tercer mercado en importancia de la exportación española de frutas y hortalizas frescas, con 1,1 millones de toneladas, un 11,4% del total exportado en 2015, por un valor de 1.614 millones de euros”. En la misma nota reconocen que el sector de frutas y hortalizas está muy pendiente de la “evolución del tipo de cambio de la libra frente al euro y otros países competidores”. Además, FEPEX añade que “el Brexit no debe afectar a los intercambios comerciales en el sector de frutas y hortalizas”.
Joaquín Blanco explica que “hay sectores, sobre todo aquellos de bajo valor añadido, donde la depreciación de la libra respecto al euro puede ocasionar un efecto sustitución de las exportaciones españolas o del resto de países comunitarios, en favor de las exportaciones de otras naciones”. Pero el experto del Servicio de Estudios del Instituto de Estudios Económicos puntualiza que “en productos con mayor valor añadido, la cosa no es tan obvia. No es tan fácil ni tan rápido cambiar de proveedores. En muchos casos porque la competencia ni siquiera existe”.
EL IMPACTO DE LAS NEGOCIACIONES
Los expertos consultados coinciden en que las empresas exportadoras están, por el momento, a la expectativa de como se acabarán resolviendo las negociaciones del Brexit “lo que no quiere decir que no desvíen parte del comercio exterior hacia otros países, si encuentran una oportunidad”, indica Carme Poveda. Pero la experta de la Cambra de Comerç de Barcelona subraya que las reacciones empresariales “no son tan automáticas”. “Normalmente, en estas situaciones, las compañías suelen ajustar costes con el objetivo de mantener a sus clientes habituales a la espera de ver cómo se define la coyuntura y son las tendencias a medio y largo plazo las que acaban decidiendo la recolocación de las exportaciones o importaciones”.
Si Reino Unido renuncia al Mercado Único Europeo, entonces el impacto puede ser devastador
Blanco señala que “el impacto de las exportaciones o las importaciones españolas al Reino Unido va a depender, fundamentalmente, de la posición política que Theresa May y los dirigentes británicos adopten respecto al proceso de desconexión de la Unión Europea. En todo caso, el efecto no va a ser simétrico: el impacto sobre el Reino Unido será, sin duda, mucho mayor que sobre sus socios comerciales comunitarios”.
Lo que definirá las consecuencias en el largo plazo será la soberanía que quieran reclamar respecto a la Unión Europea, comenta Blanco. “Es decir, si, por ejemplo, renuncian al Mercado Único Europeo, como se ha abierto la posibilidad en ciertos sectores de la opinión pública británica, entonces el impacto puede ser devastador”, asegura el analista del Instituto de Estudios Económicos.
“En este caso, las autoridades británicas tendrían que renegociar país por país sus acuerdos comerciales, lo cual les haría perder una enorme competitividad", explica Blanco. Y, sin duda, "en este proceso, que puede durar muchos años, los exportadores del resto del mundo se verían perjudicados y, seguramente, sería más eficiente que redirigieran sus exportaciones a otras regiones”, concluye el experto.