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La renuncia del primer ministro nipón, Shinzo Abe, por problemas de salud no podía llegar en peor momento para Japón. Al igual que el resto del mundo, la tercera economía global se halla batallando contra los estragos de la crisis del Covid con una nueva dosis de la receta económica que Abe deja como legado no sólo para el país del sol naciente, donde no acabó de alcanzar el éxito, sino para el resto de potencias mundiales.

“Sin las tres flechas de su ‘Abenomics’ (término que hace referencia a sus políticas monetarias), que se centran en la política monetaria agresiva, la consolidación fiscal y la estrategia de crecimiento, es probable que Japón hubiera estado en una posición más difícil que durante su mandato”, señala Paul Brain, gestor de BNY Mellon. “Esta combinación única ya se ha extendido a otras economías importantes, especialmente durante la crisis de la Covid-19, en la que hemos visto un aumento significativo en la combinación de política monetaria y fiscal”, agrega.

No son pocos los analistas que creen que los moldes de su programa de tres flechas siguen resultando válidos para estos tiempos convulsos y, de hecho, tanto en Europa como en EEUU las medidas tributarias y de política económica han salvado las economías de la zona euro y estadounidense de otra crisis similar a la que se desarrolló entre 2008 y 2012. Pero no todo son alabanzas. Muchas firmas critican que el mastodóntico programa de estímulo está inacabado, mientras algunas hablan incluso de fracaso.

Siete años después de su implementación, algunas casas de análisis repasan su trayectoria accidentada y destacan por encima de otros aspectos la política monetaria del Banco de Japón bajo el mandato de Haruhiko Kuroda. Nombrado en 2013, ha sido el brazo ejecutor del ambicioso programa de compras masivas y de la flexibilización monetaria que ha pavimentado la senda de otros bancos centrales. Por lo tanto, más allá de quién sea el nuevo primer ministro, Brain incide en que “es importante que se mantenga cierta estabilidad en el Banco de Japón a futuro.

Las políticas del Banco de Japón y las compras de bonos del gobierno japonés han sido una de las piedras angulares de las políticas de Japón en los últimos cinco o seis años”. “Esperamos que la política monetaria se mantenga estable bajo el gobernador Kuroda hasta que termine su mandato en 2023, aunque el mayor riesgo podría ser otra serie de gobiernos impopulares y de corta duración tras el reinado fuerte y prolongado de Abe”, subraya por su parte Susan Joho, de Julius Baer.

“El agresivo programa de estímulo monetario del Banco de Japón redujo los rendimientos de los bonos gubernamentales y el yen e impulsó las ganancias de las grandes empresas y el precio de las acciones, pero la meta de inflación del 2% se mantuvo tan lejana como siempre”, critica esta experta. Lamentablemente, el ciclo de auge de la economía que comenzó con la administración de Abe e incluyó mejoras en el mercado laboral, comenzó a desmoronarse después del segundo aumento del IVA y fue aniquilado por la pandemia del coronavirus, “lo que llevó a la economía a los niveles de fines de 2012 cuando comenzó el mandato de Abe”, añade la analista.

Además, algunas de las propuestas de su Ejecutivo, como la de incrementar el número de mujeres en el mercado laboral nipón (el llamado 'Womenomics') o la de flexibilizar la entrada de inmigrantes para neutralizar la rigidez que experimenta precisamente ese mercado, no acabaron nunca de cuajar. A eso se ha sumado el anquilosamiento del sistema parlamentario japonés -constreñido por una Constitución redactada por Washington en 1947 que precisamente Abe ansiaba poder enmendar- a la hora de poder hacer política.

EL RELEVO

Por este motivo, la economista de Julius Baer advierte que su sucesor “tendrá que afrontar primero la difícil tarea de gestionar la salida de la crisis del covid, en la que Abe perdió una popularidad considerable. A más largo plazo, deberá hacer frente a un enorme déficit fiscal, una población en declive y una China en ascenso”. Independientemente de quién sea su relevo, la política económica japonesa probablemente "no verá cambios" mientras persista el impacto de la pandemia de coronavirus, opina Shigeto Nagai de Oxford Economics.

"Con las elecciones nacionales a la vuelta de la esquina, el gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) no tiene más remedio que continuar con la política fiscal activa para proteger a las personas y empresas vulnerables del desastre sin precedentes y los partidos de la oposición no se opondrán”. "En cuanto a problemas estructurales de larga duración, como la consolidación fiscal para hacer frente al envejecimiento, este no es el momento adecuado para iniciar nuevas iniciativas", agrega Nagai.

En el futuro próximo, el Partido Liberal Democrático de Abe celebrará una reunión extraordinaria para elegir un nuevo líder para el período restante, que al mismo tiempo se convertirá en primer ministro, posiblemente a finales de septiembre. El viceprimer ministro Taro Aso es uno de los contendientes más nombrados y defendería la continuidad. Sin embargo, como ya tiene 79 años, probablemente solo sea primer ministro de transición hasta septiembre.

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