- Desde que Gadafi fue derrocado, el caos institucional ha afectado a la producción de crudo
- En diciembre los delegados de diversas facciones firmaron un acuerdo para formar Gobierno
- Los analistas creen que puede ser un punto de inflexión y que afectará al petróleo
Libia ha pasado de ser un importante productor de petróleo a un socio residual en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), debido al conflicto armado que se ha vivido en el país desde que el dictador Muamar el Gadafi fue derrocado en octubre de 2011.
Gadafi llevaba en el poder desde 1969, hasta que una rebelión surgida tras las protestas de la primavera árabe, duramente reprimidas, desembocó en su ejecución en plena calle el 20 de octubre de 2011.
Desde entonces, Libia ha vivido un periodo de inestabilidad marcado por una guerra civil con varios contendientes. Distintas facciones han luchado por el poder hasta que durante el pasado mes de diciembre varios líderes firmaron un acuerdo para acabar con el conflicto y formar un Gobierno.
En un ambiente más benigno, podríamos imaginar un escenario en el que Libia incremente su producción en 950.000 barriles diarios
Aún es pronto para saber si será el inicio de un periodo de estabilidad para Libia y, por lo tanto, si es un punto de inflexión. Lo que sí parece claro es que lo que sería una noticia positiva desde el punto de vista geopolítico, es también una importante amenaza para los precios del petróleo, advierte el analista Helima Croft, de RBC Capital Markets, en un informe del que se hace eco Business Insider.
Hay que tener en cuenta que Libia llegó a alcanzar una producción que sobrepasaba los dos millones de barriles diarios. Sin embargo, en 2015 apenas superaba el medio millón.
UN AUMENTO DE UN MILLÓN DE BARRILES DIARIOS
El exceso de oferta ha marcado el hundimiento de los precios del petróleo a lo largo del pasado año y en este inicio de 2016. Irán ha sido señalado, además, como un riesgo al alza si aumenta sus exportaciones por el levantamiento de las sanciones internacionales. Sin embargo, “Libia es la opción más real este año de un aumento de la oferta dentro de la OPEP”, asegura Helima Croft.
“Con desafíos políticos y de seguridad, y más de un millón de barriles sin producir (respecto a la capacidad anterior al conflicto), es uno de los pocos países de la OPEP que podría aumentar de forma importante su producción en 2016”, añade la experta.
No obstante, es demasiado pronto para poner en valor este riesgo. El nuevo Gobierno tiene previsto reunirse en Túnez para diseñar los primeros pasos del proceso para estabilizar el país. Asimismo, Libia observa con preocupación la amenaza del Estado Islámico, que podría querer dañar la infaestructura energética libia para evitar la estabilidad del país y aprovechar el caos para crecer.
“En un ambiente más benigno, podríamos imaginar un escenario en el que Libia incremente su producción en 950.000 barriles diarios”, estima Croft, que recuerda que numerosos contratiempos e imprevistos pueden surgir en contra del Gobierno de unidad que se ha originado.
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