- Sin experiencia política, centrará su presidencia en la gestión económica de EEUU
- Su idea 'Hacer América Grande otra vez' pasa por generar más empleo y más crecimiento
Donald Trump se convertirá en el presidente de Estados Unidos, ya oficialmente, el próximo viernes. El mundo está expectante ante la llegada del polémico e inusual magnate empresarial. Sin experiencia política y precisamente porque sus credenciales son fundamentalmente corporativas, la gestión de la economía será clave en su mandato. Y hay diez cifras que marcarán su éxito o su fracaso en este terreno.
I. 120 meses. Según la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés), el ciclo de crecimiento más largo vivido en Estados Unidos desde mediados del siglo XIX se prolongó durante 120 meses, 10 años enteros, entre abril de 1991 y marzo de 2001. Sin duda, entre los desafíos de Trump figurará pulverizar esa plusmarca. Estados Unidos acumula ya 90 meses creciendo de manera ininterrumpida. Lo hace desde que dejó atrás la Gran Recesión, que se prolongó durante 18 meses, en julio de 2009. Por el momento, ya es el cuarto ciclo expansivo más longevo desde 1854. Si Triump esquiva la recesión, podrá presumir de haber superado esos 120 meses durante su mandato.
II. 3%. En la década previa a la crisis, la locomotora económica estadounidense creció a un ritmo medio del 3%. Esos tiempos cada vez parecen más pretéritos. EEUU no supera el 3% desde 2005 y en el último lustro su crecimiento medio se ha moderado hasta el 2,1%. Su lema, 'Hacer Grande a Estados Unidos otra vez', pasa en lo económico por recuperar ese vigor, condensado en recuperar esos ritmos superiores al 3%. De hecho, el propio Trump ha aludido ya a que su objetivo pasa por retornar a ritmos incluso del 4%.
La historia dice que a EEUU le espera una recesión durante la legislatura que arranca ahora. Si la esquiva, Trump se apuntará la consecución del ciclo expansivo más largo de la historia reciente de la mayor economía del mundo
III. 25 millones. Trump no se esconde. Todo lo contrario. "Voy a ser el mayor productor de empleos que Dios haya creado nunca", proclamó este miércoles en su primera rueda de prensa tras ser elegido presidente. Prolonga así su promesa de sentar las bases para crear 25 millones de empleos netos durante los próximos 10 años en EEUU. Por el momento, recibe un mercado laboral en situación de casi pleno empleo, con una tasa de paro que se limita al 4,7%, pero con fisuras, como un paro de larga duración -27 semanas o más- próximo al 25%, una proporción demasiado alta para los estándares estadounidenses.
IV. 65%. Para hacer realidad su aspiración de convertirse en el mayor creador de empleo de la historia, Trump debe reintegrar al 'sistema' a segmentos de la población que ahora están 'fuera'. Actualmente, la población activa en la mayor economía del mundo se limita a 159,6 millones de personas, de los 254,7 millones de estadounidenses que se encuentran en edad de trabajar. O lo es que es lo mismo, la tasa de participación se limita al 62,7%. No se veía una proporción tan baja en EEUU desde los años 70, y el problema es que lleva por debajo del 63% desde 2014, cuando entre 1986 y 2010 siempre permaneció por encima del 65%. Volver a este umbral representa un reto formidable para el nuevo presidente.
V. 2,2%. El declive de la productividad ha sido otro de los síntomas más expuestos en los últimos años para subrayar la debilidad de la recuperación económica tras la Gran Recesión. En el último lustro, ha crecido a ritmos anuales inferiores al 1%, lejos del 2,1% promediado desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Volver a estos ritmos sería un triunfo para Trump.
VI. 0,50-0,75%. Es el nivel en el que se encuentra ahora el precio oficial del dinero en EEUU. Lleva por debajo del 1% desde 2008 y permanece en unas cotas muy reducidas desde una perspectiva histórica. Si, en efecto, Trump decreta nuevas medidas fiscales para estimular el crecimiento y políticas comerciales más proteccionistas, y como resultado fabrica inflación, la Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, podría verse obligada a acelerar las subidas de los tipos de interés -ejecutó un único incremento en 2015 y otro en 2016-. Comprobar la tolerancia de la economía estadounidense a una mayor normalización de las condiciones monetarias, en caso de que realmente ese proceso gane velocidad, figurará entre los retos a los que se enfrentará el mandato de Trump, como también lo será observar la relación que mantiene con la actual presidenta de la Fed, Janet Yellen.
En la herencia que Trump recibe hay de todo; pero abundan los retos. Porque EEUU nunca había tenido tanta deuda pública. Y porque el Dow Jones tampoco había estado antes tan alto.
VII. 3%. Otro 3%, pero en este caso no se refiere al crecimiento, sino al déficit público. La Administración estadounidense acumula 16 años consecutivos gastando más de lo que ingresa. El último superávit se registró en el año 2000 y en 2016 prolongó la secuencia con un déficit superior al 3%. Y se espera que siga siendo así. Según los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el déficit permanecerá por encima del 3% al menos hasta 2021. La clave para su evolución residirá en el modo en que Trump conjugue sus prometidos estímulos fiscales con la repatriación de impuestos y la atracción de más empresas a Estados Unidos.
VIII. 20 billones de dólares. Como consecuencia de los déficits encadenados desde 2001, Trump hereda el mayor volumen de deuda pública de la historia de EEUU. El 'reloj de la deuda' roza ya los 20 billones de dólares -unos 19 billones de euros-, una cifra a la que nunca antes había llegado y que equivale ya al 108% del Producto Interior Bruto (PIB) estadounidense. Si Trump emprende medidas fiscales que requieran incrementar el endeudamiento público, este será sin duda uno de los caballos de batalla de la legislatura, sobre todo después de las tensiones vistas en los últimos años con respecto al techo de deuda existente en EEUU. De hecho, el último acuerdo sobre este límite vence a mediados de marzo, con lo que cobrará protagonismo desde el primero momento.
IX. 20.000 puntos. Por primera vez en sus 120 años de historia, el Dow Jones acecha la cota de los 20.000 puntos. O lo que es lo mismo, Trump heredará al índice bursátil más famoso del mundo en máximos históricos. En todo balance del mandato de los presidentes de EEUU se hace mención a cómo 'se ha llevado' con la bolsa, con lo que el republicano encontrará otro reto nada menor en intentar que entre su legado no figure el de ser el presidente que truncó la espectacular racha alcista del Dow, al tiempo que intentará evitar la tradición estadística que establece que a Wall Street le va mejor con los demócratas que con los republicanos.
X. 63%. El objetivo de volver recuperar la grandeza que, según Trump, EEUU ha perdido concierne igualmente al dólar estadounidense. Periódicamente surgen augurios sobre su decadencia y el progresivo desgaste de su supremacía mundial, pero por ahora el 'billete verde' se mantiene como la gran moneda de reserva. Según los datos del FMI, el 63% de las reservas mundiales en divisa extranjera está denominado en dólares, frente al 20% de su lejano seguir, el euro. Además, según datos del Banco Internacional Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), el dólar está presente en el 80% de las transacciones en divisas que se realizan. Preservar la ventaja competitiva que otorga contar con la moneda de reserva internacional, minimizando para ello el impacto del creciente protagonismo de monedas emergentes como el yuan chino, tampoco será un asunto menor para Trump. Y para el legado económico que pretenda dejar.