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Christine Lagarde

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ha alertado este lunes que "el peligro de la inflación es que se traslade a subidas salariales mayores de lo esperado". La presidenta del organismo europeo ha hecho estas declaraciones en su intervención en la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios.

"La inflación ha subido mucho en los últimos meses y en enero sorprendió aún más al alza, con una tasa que aumentó al 5,1% desde el 5,0% de diciembre", ha apuntado Lagarde, quien ha adelantado que es probable que "siga siendo elevada a corto plazo", debido a "los precios de la energía", como razón principal, seguido de "los precios de los alimentos". Ambas han arrastrado una subida de precios en otros sectores, ha declarado la presidenta del BCE.

En cuanto a la evaluación de riesgos, Lagarde ha concedido que las incertidumbres relacionadas con la pandemia han disminuido un poco. No obstante, "las tensiones geopolíticas han aumentado" y el mayor coste de la energía podría ejercer un lastre mayor de lo previsto sobre el consumo y la inversión. "En comparación con nuestras expectativas de diciembre, los riesgos para las perspectivas de inflación se inclinan al alza, especialmente a corto plazo", ha declarado ante la Comisión. "Si las presiones sobre los precios se traducen en aumentos salariales superiores a los previstos o si la economía recupera más rápidamente su plena capacidad, la inflación podría resultar más elevada", ha declarado.

En el mes de marzo se espera las proyecciones del BCE, teniendo en cuenta los datos más recientes, incluyendo una mejor valoración de las implicaciones de las cifras de inflación "sorprendentemente elevadas" de diciembre y enero. En particular, según Lagarde, se examinará cómo el aumento de los precios de la energía se transmitirá a la economía y afectará a las perspectivas generales.

De esta forma, la dinámica de la inflación podría impulsarse en distintas direcciones, según Lagarde. Por un lado, el aumento de los costes de la energía puede hacer subir los precios directamente, al incrementar el coste de producción, así como indirectamente, al tener efectos de segunda vuelta sobre los salarios. Por otro lado, pueden repercutir negativamente en las rentas de los hogares y en los beneficios de las empresas, reduciendo así la actividad económica y frenando las perspectivas de inflación.

Según Lagarde, la zona del euro ha sido especialmente vulnerable al segundo canal, ya que los aumentos de los precios de la energía debilitaron el poder adquisitivo de los hogares y redujeron la inflación a medio plazo. No obstante, las condiciones de la demanda en la zona del euro no muestran los mismos signos de recalentamiento que pueden observarse en otras grandes economías. "Esto aumenta la probabilidad de que las actuales presiones sobre los precios disminuyan antes de afianzarse, permitiéndonos cumplir nuestro objetivo del dos por ciento a medio plazo", ha declarado.

De hecho, aunque han aumentado en los últimos meses, los indicadores de las expectativas de inflación a más largo plazo han sido coherentes con esta expectativa, según la presidenta del BCE. "Las mediciones basadas en encuestas apuntan a que la inflación volverá al dos por ciento en 2023 y se mantendrá cerca de este nivel a partir de entonces", ha avisado. El sólido anclaje de las expectativas de inflación a largo plazo en la zona del euro es una evolución tranquilizadora, que se produce tras un largo periodo en el que han sido moderadas.

En resumen, según Lagarde, "la economía de la zona del euro ha seguido recuperándose, aunque se espera que el crecimiento siga siendo escaso en el primer trimestre", con una perspectiva de que la inflación "siga siendo elevada durante más tiempo del previsto, pero que disminuya a lo largo de este año", ha concluido.

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