• En su decimoquinto aniversario en el bolsillo de los europeos, el euro podría volver a niveles de 2002
  • A pesar de la depreciación de la moneda, la Eurozona sigue presentando unas modestas previsiones de crecimiento
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El euro ya está en la línea de salida de 2017. No es un año cualquiera, puesto que se cumplen 15 años desde que llegó al bolsillo de los ciudadanos que lo usan como moneda común. Pero, junto a este aniversario, el nuevo ejercicio viene cargado de desafíos para la divisa europea. En el horizonte, la posible paridad con el dólar. Y una considerable ración de peligros.

El desplome de las últimas semanas -especialmente desde la victoria de Donald Trump en EEUU- hace pensar a los analistas de varias firmas de inversión que, después de perder los 1,0462 dólares, la divisa europea tiene un recorrido de un 10% a la baja, que puede llevarla más allá de la paridad con el dólar y enviarla de vuelta a niveles anteriores a 2002. Estos mínimos históricos se tienen que buscar en el segundo año de vida de la divisa: en los 0,82 dólares (en rango diario) a los que se cambiaba un euro en septiembre de 2000.

Por ahora, eso sí, el euro se logrado recomponer su figura en las últimas sesiones de 2016. Tras depreciarse por debajo incluso de los 1,04 dólares, ha terminado por encima de los 1,05 dólares, no demasiado lejos de los 1,08 dólares a los que despidió 2015.

Pero los pronósticos que contemplan rebajas adicionales se agolpan. Una de las primeras firmas que se aventuró a lanzar vaticinios de este tipo fue Deutsche Bank y no están solos. Adam Cole, de RBC Capital, apuesta porque el euro podría desplomarse hasta los 0,80 dólares antes del 31 de diciembre del año próximo, John Hardy, estratega de divisas de Saxo Bank, también cree que el desplome acabará por debajo de empate desde donde, sin embargo, “empezará a recuperarse aún en 2017”. Y José lagarto, de Orey Financial, también se muestra partidario que, una vez pierda la paridad, el euro caerá hasta los 0,95 dólares -precio que actuó como un importante nivel de resistencia entre 2000 y 2001-.

La otra causa para explicar la debilidad el euro con la que los mercados están aprendiendo a convivir es la fortaleza del dólar, fruto en gran parte del cambio de sino en la Reserva Federal, de la que se espera que acelere las subidas de los tipos de interés. La divisa de EEUU promete un fulgurante avance contra sus rivales del G-10 y de los países emergentes el próximo año, y que sólo se verá comprometido si las medidas de estímulo fiscal del nuevo presidente de los EEUU, Donald Trump -que toma posesión del cargo el 20 de enero- no cumplen con las inmensas expectativas de los mercados financieros.

Los más pesimistas sobre las perspectivas técnicas del euro/dólar encuentran sobrados motivos para justificar sus pronósticos de la estampida que experimentarán los compradores en la moneda europea. El más importante (y más repetido): la divergencia de políticas monetarias entre los bancos centrales. El Banco Central Europeo seguirá con las medidas expansivas hasta finales de 2017, aunque reducirá el ritmo de las compras de activos de 80.000 millones a 60.000 a partir de abril. La Fed, por su parte, prolongará la senda de la normalización monetaria y, según las proyecciones de la entidad, en 2017 esperan hasta tres subidas de tipos.

Si bien estas dos razones son las más importantes para explicar la tónica que marcará el mercado de las divisas en 2017, en el caso del euro, cuatro grandes riesgos que en 2016 ya han empezado a mostrar sus colmillos, esperan en los próximos 365 días.

RIESGO NÚMERO 1: EL SISTEMA BANCARIO ITALIANO

El plan de rescate para la banca italiana que ha aprobado el Gobierno del país transalpino, con un total de 20.000 millones de euros, ha recibido el espaldarazo de Bruselas. La Comisión Europea (CE) ha autorizado a Italia a prorrogar por un periodo de seis meses su programa de garantía bancaria y a incluir en el plan a Monte dei Paschi di Siena, a pesar de que tenga un déficit de capital de 8.800 millones de euros. La entidad, que es el banco en funcionamiento más antiguo del mundo, ha sido autorizado a título individual a acceder a la liquidez que proporciona Europa, ya que las normas comunitarias impiden que las entidades con déficits de capital tengan acceso a estos programas sin la autorización y el análisis individual de la CE.

Aun así, “la banca italiana permanece muy vulnerable”, alerta Marisa Cabrita, analista de Orey Financial. “Las altas cantidades de morosidad (alrededor de 350.000 millones de euros) y los requisitos de capital ante un golpe en la confianza pueden desencadenar una nueva crisis en el sector bancario europeo, especialmente siendo los periféricos los bancos más vulnerables”, explica la experta.

Ciertamente, los números asustan y lo peor de todo es, según señala Robert Casajuana, profesor de ISEFi y gestor de carteras en SLM, que “no sabemos con exactitud si los números que se barajan actualmente para sanear el sector bancario transalpino son realmente los verdaderos o pueden ser cifras mucho mayores (recuerden el triste caso español o griego de cifras maquilladas)”.


El impacto del plan de rescate de la banca italiana puede ser “limitado” y “con escasos efectos”

Para Lukman Otunuga, analista de FXTM, el impacto del plan de rescate puede ser “limitado” y “con escasos efectos para mitigar el potencial efecto que la crisis bancaria italiana puede tener en el ya maltrecho sistema financiero de la Eurozona”. “Si las muchas aflicciones de la banca del país transalpino se acaban descontrolando, la estabilidad del resto de bancos europeos puede verse seriamente amenazada, con lo que el BCE podría verse obligado a tomar medidas”, explica el analista para quien este panorama dejaría al euro “vulnerable a futuras pérdidas”.

Además, Cabrita añade que, en última instancia, “los accionistas, tenedores de bonos, depósitos y, posiblemente, los contribuyentes podrían ser llamados a compartir la carga de los rescates”. “Teniendo en cuenta los efectos potencialmente negativos desde el punto de vista financiero, económico y social, los reguladores y los gobiernos se mantendrán especialmente en alerta para evitar una ‘nuevo Lehman Brothers’ en Europa”, avisa la experta de Orey Financial.

RIESGO NÚMERO 2: EL CRECIMIENTO Y LA INFLACIÓN

Una de las ventajas que destacan los expertos consultados que dejará un euro más barato es que por fin podría ser la gasolina que le falta al motor del crecimiento económico en Europa. Es el mal endémico de la región, pero para expertos como Kathy Lien, analista de BK Asset Management, “no cabe ninguna duda” de que la depreciación de la moneda “impulsará la actividad económica y la inflación”. Señala la analista que los datos macroeconómicos ya están mostrando evidencias de que esta tónica persistirá en 2017. Sin ir más lejos, el recientemente publicado boletín económico del Banco Central Europeo indica que los precios ya están despuntando al cierre de 2016, “un hecho que podría llevar a Mario Draghi a plantearse relajar los estímulos antes de lo previsto”.

El problema es que la expansión de la Zona Euro podría no acompañar al aumento de la inflación que vendrá de la mano también del incremento en el coste del petróleo. De hecho, para BNP Paribas, “dejará notar sus garras en el consumo” y, en consecuencia, prevén que el producto interior bruto (PIB) de la zona euro se ralentizará en 2017 hasta un 1,2% desde el 1,6% de 2016.

El resto de expertos consultados coinciden en apuntar que en su conjunto las proyecciones de crecimiento vienen siendo débiles desde hace algún tiempo y “continuaremos en la misma línea”, señala Casajuana. Para este analista, el índice de precios al consumo (IPC) en la segunda mitad de año probablemente “ya rondará el 1.5% o algo más, que es el efecto buscado por la expansión cuantitativa (QE pos sus siglas en inglés)”. “En línea con lo marcado como saludable por el BCE (acercándose al 2%)”, opina el profesor de ISEFi.


Analistas de Bank of America Merrill Lynch advierten de que la subida de los precios “se producirá en los cuatro primeros meses del año y alcanzará el 1,6% global”

Aunque la inflación en Europa se ha disparado a sus niveles más altos desde inicios de 2014 en noviembre, cuando alcanzó el 0,6%, la magnitud subyacente no despega del 0,8% desde hace algunos meses, lo que la mantiene a una distancia considerable del objetivo del banco central, consistente en mantener los precios por debajo, pero cerca, del 2% a medio plazo, por lo que no hay riesgos de que el IPC “se desboque de manera peligrosa”, asegura Otunuga. Analistas de Bank of America Merrill Lynch advierten de que la subida de los precios “se producirá en los cuatro primeros meses del año y alcanzará el 1,6% global en abril (1,8% en Alemania y 2,1% en España). Pero se mantendrá brevemente en estos niveles, ya que después declinará, aunque podría pillar a los mercados por sorpresa si no se le presta la suficiente atención”. Con todo, los expertos de la entidad estadounidense creen que “la inflación restará brillo al crecimiento el año próximo y que la zona euro seguirá dependiendo de la demanda mundial”.

Desde Orey Financial, Cabrita también explica que “la expansión del PIB podrá mantenerse modesta” a causa de “los elevados niveles de deuda pública y privada y el frágil sistema financiero, que podrían lastrar la política fiscal de países como Francia o Alemania”. La analista cree que estas reformas podrían, por sí mismas, junto con las medidas monetarias ultraflexibles del BCE, impulsar el crecimiento económico en el bloque europeo, además, “la depreciación del euro debería tener un impacto positivo en el aumento de la competitividad de las exportaciones y, por lo tanto, en el PIB”. “Sin embargo, en caso de asistir a una desaceleración de la demanda externa, el efecto de la depreciación de la moneda puede ser negado”, indica.

“En un escenario en el que la tasa de desempleo se mantiene elevada y el crecimiento de los salarios y la economía marcha a niveles modestos, el peligro de una tasa de inflación demasiado alta parece remota en un futuro próximo. Aun así, el mandato del BCE es muy claro: la estabilidad de los precios, por lo que el banco central debería actuar acorde con las perspectivas de la tasa de inflación”, señala la analista. Cabrita alerta también de que “una situación de falta de crecimiento en Europa puede volver a conducir a posibles ampliaciones del programa de estímulo por parte del BCE, que pueden seguir teniendo un impacto negativo sobre el euro”.

RIESGO NÚMERO 3: LA INESTABILIDAD POLÍTICA

Le Pen

Pero, en el mejor de los casos, suponiendo que se cumpla la más optimista de las predicciones de los expertos sobre el crecimiento y la inflación, el resto de eventos que esperan en 2017 podrían hacer sombra a la posible buena salud económica. Los peligros que llegan desde el plano político son numerosos, con los populismos de extrema derecha y extrema izquierda cobrando fuerza a lo largo del ‘Viejo Continente’, elecciones en Francia, Alemania y Holanda e inestabilidad política en grandes cantidades que seguirá llegando desde Italia.

Todos estos acontecimientos son los ingredientes de un “cóctel de incertidumbre que muy probablemente pesará en el sentimiento inversor en la zona euro y asegurará que la debilidad de la divisa europea seguirá dando mucho que hablar el próximo año”, indica Otunuga. Después de los disruptivos eventos políticos recientes, “el calendario electoral europeo del próximo año se presenta como un desafío para la integración europea. Parlamentos fragmentados en los que partidos populistas anti-sistema cada vez tienen más poder pueden suponer un obstáculo a la hora de adoptar las medidas necesarias para apoyar la estabilidad financiera”, argumenta por su parte Cabrita.


Después de los disruptivos eventos políticos recientes, “el calendario electoral europeo del próximo año se presenta como un desafío para la integración europea"

La primera de estas citas llegará en marzo, en Países Bajos, y es la más peligrosa de todas ellas, ya que el Partido de la Libertad, una formación de extrema derecha, aspira a ganar las elecciones legislativas. Su líder es Geert Wilders, quien pretende celebrar un referéndum sobre la permanencia del país en la Unión Europea siguiendo el ejemplo del Reino Unido. No obstante, la posibilidad de un 'Netxit' es menos alarmante: de acuerdo con las encuestas, solo un 34% de los neerlandeses apoya esta idea.

Las elecciones francesas se celebrarán en dos vueltas, entre abril y mayo. El Frente Nacional de Marine Le Pen ha visto limitadas sus posibilidades de colocarse en el Elíseo después de que el Partido Republicano de centro-derecha haya elegido como su candidato a François Fillon. De hecho, expertos de Berenberg insisten en que hay escasas posibilidades de que el Frente Nacional se haga con la presidencia en la segunda vuelta electoral. En cambio, “el presidente de la centro-derecha puede acometer las reformas que necesita el país en el mercado laboral, el sistema de pensiones y el sector público”, argumentan. De lo que están seguros los analistas de la entidad germana es de que sin un giro legislativo, el crecimiento del país no se expandirá más allá del 1%.

RIESGO NÚMERO 4: EL TERRORISMO

Pero desde Berenberg lanzan la advertencia que introduce la última de las amenazas para ‘los Diecinueve’: “El peligro de ataques terroristas puede fortalecer la ultra-derecha anti-europea”. Desde Orey Financial coinciden en señalar que “el terrorismo es un factor que puede contribuir a situaciones de estrés y aumentar los niveles de riesgo”. “En caso de que se originen en la propia Zona Euro, el riesgo se reflejará en la moneda en el nivel de rendimiento de los bonos y en los mercados de valores”, asegura Marisa Cabrita.

Fue el día después del reciente ataque en Berlín cuando el euro revistió niveles no vistos desde 2003 y cayó hasta los 1,0350, en un movimiento huida de los activos de la divisa europea y de fortalecimiento de valores refugio como el yen, el franco suizo y, en última instancia, el dólar. “Por supuesto, el terrorismo será también un factor de presión adicional en la moneda europea, ya que los inversores correrán hacia los ‘safe havens’, especialmente si observa un impacto negativo en las bolsas europeas que podría mantener al euro/dólar bajo presión”, indica Cabrita.

Para Otunuga, los riesgos geopolíticos incidirán negativamente en la economía del ‘Viejo Continente’, ya que la “ansiedad que genera la falta de seguridad dejará notar sus efectos en el comercio, el turismo y hasta en la inversión extranjera indirecta que puede obstruir cualquier ganancia futura en el euro”, señala Lukman Otunuga. El experto de FXTM señala que las fugas de capital ya han empezado, “con los fondos volando hacia el más estable dólar”.

Por todo lo expuesto, las fuentes consultadas llegan a un claro consenso: el próximo destino del euro/dólar es el empate, pero puede no ser la última frontera, ya que los escenarios más pesimistas: victoria de los populismos, falta de crecimiento, precios desbocados… podrían acabar por tener consecuencias impredecibles y, quién sabe, acabar con un euro que celebre su decimoquinto cumpleaños en el bolsillo de los ciudadanos muy por debajo de la paridad con el dólar de EEUU.

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