• El repunte de la inflación empieza a presionar a la entidad monetaria
  • Un euro a 0,98 libras es más probable que la paridad para los expertos
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Los cantos de sirena de la paridad vuelven a las previsiones de los inversores. Pero en esta ocasión no aluden al euro y el dólar, sino al cuerpo a cuerpo entre la divisa europea y la libra esterlina. El 'empate' entre ambas monedas nunca se ha dado, pero es que tampoco se había dado un 'Brexit'. Todo ello se colará en la cita de este jueves con el Banco de Inglaterra.

Morgan Stanley ha sido una de las primeras firmas de inversión en atreverse a apuntar esta posibilidad. Lo hacía en agosto, poco antes de que la moneda británica se cambiara por encima de las 0,93 unidades contra su contraparte europea, o lo que es lo mismo, cuando cada euro valía alrededor de 1,0750 libras. La depreciación de la libra había alcanzado un hito no visto en ocho años y acumulaba un caída del 10% en tres meses, más de un 20% desde el Brexit. Desde entonces, se ha embarcado en una reacción de más del 4% que siembra la división en los expertos entre quienes apuestan por la paridad y quienes no.

Para John J. Hardy, jefe de estrategia en divisas de Saxo Bank, la apreciación temporal de la libra “es de lo más razonable”, debido a que “las consecuencias del divorcio entre el país y al Unión Europea (UE) ya está en gran medida descontadas”. El repliegue del euro ha supuesto un balón de oxígeno para los bancos centrales a uno y otro lado del Canal de la Mancha que retrasa, por ahora, que tengan que enfrentarse a la cuestión de que el tira y afloja de sus monedas impacte negativamente en la balanza comercial de la Eurozona y de Reino Unido.

El BoE se encuentra a la espera de valorar los efectos de las decisiones políticas que se tomen en las negociaciones entre Londres y Bruselas

EL BOE NO INTERVENDRÁ PARA SALVAR LA DIVISA

“Ninguno de los dos supervisores quiere apresurarse demasiado, ya que ambos, principalmente el Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés), se encuentran a la espera de valorar los efectos de las decisiones políticas que se tomen en las negociaciones entre Londres y Bruselas”, explica Borja Rubio, responsable de brokerage en España de Orey iTrade. La cuestión clave para este experto es la subida de tipos del BoE, pero por ahora se prevé que el supervisor mantenga el precio del dinero en el mínimo histórico del 0,25% por largo tiempo. Sólo dos aumentos de tasas se contemplan en los próximos tres años.

“Endurecer la política monetaria en un escenario en el que la economía británica ya está notando los efectos adversos del 'Brexit' no sería la decisión más correcta”, opina el experto de Orey Financial, que opina que los tipos de interés “se mantendrán estables en los próximos meses” aunque, matiza, “el gobernador del banco central británico, Mark Carney, ya ha dejado claro que no descarta intervenir si tuviera que hacerlo”.

Pero, al mismo tiempo, hay variables que empiezan a presionar para que Carney contemple endurecer las condiciones monetarias. El cónclave del BoE de septiembre llega en un contexto de repunte de la inflación más allá de las expectativas. En términos anuales se ha expandido hasta el 2,9%, máximos de cinco años y una décima por encima del 2,8% esperado, superando el 2,6% previo. El dato ha aupado a la libra por el cambio hasta máximos de un año contra el dólar, por encima de los 1,3300 ‘billetes verdes’ y también ha añadido presión sobe el banco central, ya que se mantiene muy por encima del objetivo de la entidad, del 2%. Pero Hardy señala que los miembros del Comité de Política Monetaria del supervisor mirarán más allá de este dato, ya que su preocupación principal es “la debilidad económica”.

LA IMPORTANCIA DEL COMERCIO EXTERIOR

De momento, el tipo de cambio no ha dinamitado el crecimiento en la medida que algunos expertos esperaban. No obstante, el país se ha expandido al 0,3% en el segundo trimestre, que supone la mitad del avance de la Eurozona o de la media de la UE en el mismo período de tiempo. Pero no es suficiente para desencadenar una intervención del banco central, indica Eduardo Bolinches, analista colaborador de ActivTrades. “En la medida que la inflación y el crecimiento se encuentren dentro de lo razonable no veo motivos para que el BoE se mueva en esa dirección", comenta el experto.

El tipo de cambio está ayudando a “desacelerar lentamente los desequilibrios externos del Reino Unido”

Por ahora, el tipo de cambio está ayudando a “desacelerar lentamente los desequilibrios externos de Reino Unido”, como por ejemplo el ingente déficit por cuenta corriente que se va recortado poco a poco, apunta Hardy, aunque igualmente podría acabar 2017 por encima del 3% del PIB. Y sin dañar en exceso la balanza comercial con los socios del euro. De hecho, las exportaciones son más competitivas en un contexto de libra más barata. No obstante, el tipo de cambio entre el euro y la libra es crucial precisamente por los fuertes lazos comerciales que mantienen la Eurozona y Reino Unido, una de las cuestiones fundamentales, también, en las negociaciones del Brexit.

Casi la mitad de todas las exportaciones de Reino Unido van a parar a la zona euro y Reino Unido representa el 13,4% de las exportaciones del bloque de 19 naciones, superado sólo por el 13,6% de EEUU. En el caso de España, el país británico es el cuatro país receptor de nuestras exportaciones, con un 7,78% del total y un incremento del 3,4% en 2016. En el primer semestre de 2017 (últimos datos disponibles) las ventas a Reino Unido han supuesto el 7,2% del total y hasta junio han crecido un 1,6% en términos interanuales.

Ademas, el euro tiene el 50% de peso en el en el índice del tipo de cambio ponderado por el comercio de la libra esterlina y, a la inversa, la libra tiene una ponderación de casi el 15% en el mismo índice con respecto al euro. Los bancos centrales basan la inflación y las previsiones de crecimiento en los tipos de cambio ponderados por el comercio en lugar de los bilaterales, por lo que otro incremento de un 7% desde los máximos de agosto sería altamente difícil de digerir por los reguladores monetarios. Además, complicaría para el BoE el equilibrio entre el impulso potencial al crecimiento a largo plazo y la presión sobre los consumidores ya agobiados a corto plazo, más teniendo en cuenta que la inflación seguiría aumentando.

La consecuencia directa del repunte de los precios lleva algunos meses notándose en el poder adquisitivo de los trabajadores, ya que los salarios reales están cayendo de nuevo. De hecho, los últimos datos del mercado de empleo británico muestran que el engorde de las nóminas es sólo del 2,1% en agosto, inalterado en comparación con meses anteriores. “La incapacidad de que los sueldos alcancen la inflación repercute negativamente en los hogares y acabará por impactar en el crecimiento económico, que se ha basado largamente en el comportamiento del consumidor”, explica Lukman Otunuga, analista de FXTM.

EL BREXIT TIENE LA PALABRA

Junto al crecimiento económico, será la política el tema central en el resto del año, porque si en algo coinciden todos los analistas consultados es que el destino de tipo de cambio entre el euro y la libra pasa irremediablemente por el desarrollo del proceso de conversaciones entre Bruselas y Londres. Los equipos negociadores, liderados por Michel Barnier y David Davis, han concluido la tercera ronda de negociaciones sin avances significativos, lo que demuestra para Hardy que “Reino Unido realmente no tiene ningún tipo de posición negociadora y es un proceso que no está yendo a ninguna parte”.

Este mes de septiembre, la primera ministra británica, Theresa May, ha logrado poner un poco de orden en su casa al alcanzar un acuerdo parlamentario para la ley desconexión con la UE, destinada a cortar los lazos políticos, financieros y legales con ‘los veintisiete’. Este paso es trascendental para la premier porque "significa que se puede avanzar en las negociaciones con una base sólida”, según ella misma ha valorado.

Un euro a 0,98 libras es más probable que la paridad para los expertos

Pero este avance se antoja minúsculo ante todo lo que queda aún por dirimir. Por un lado tenemos la farragosa tarea de ponerle precio al Brexit, es decir, consensuar una cifra como compensación por salir del bloque europeo. “Y lamentablemente hasta ahí llega el consenso”, lamenta Bolinches. May acepta que debe pagar una factura por ello, pero las posiciones entre Londres y Bruselas andan muy distantes en cuanto al importe. De hecho, el gobierno británico no está dispuesto a sentarse a la mesa poniendo una cifra de salida. Ha tenido que ser ‘The Sunday Times’ quien filtrara la cifra de 54.500 millones de euros, hace pocos días, aunque esta ha sido rápidamente desmentida por el gobierno británico.

Mientras tanto, desde Europa, mantienen su presión para que Reino Unido asuma su parte cuanto antes, “así que el escenario que se dibuja en el horizonte es el de un callejón sin salida”, valora el analista colaborador de ActivTrades. “Si es una estrategia premeditada para forzar un ‘Brexit duro’, sabedores que puede beneficiar más al Reino Unido que a la Unión Europea, solo lo sabremos con el paso de los meses; pero mi opinión personal es que no es así, simplemente son conocedores de que tan solo han pasado 5 meses desde que el artículo 50 se pusiera en marcha y por lo tanto todavía tienen mucho margen para negociar”, explica el analista.

Así las cosas, “mientras no se acerquen posturas, lo más probable es continuar viendo un debilitamiento de la libra frente al euro”, pronostica Rubio. El experto de Orey iTrade, no obstante, cree que la paridad que otras firmas han apuntado “es un escenario poco probable”, pero los acontecimientos pueden dar giros inesperados y derivar en un “Brexit caótico”, por lo que no lo descartan completamente.

Una reciente encuesta de Reuters mostraba que sólo el 25% de los analistas preguntados apostaban por el empate en 2018, mientras los expertos de Rabobank, más prudentes, ubican sus proyecciones para el euro/libra en las 0,96 libras a 12 meses vista y en las 0,98 libras en el plazo de 18 meses.

Bolinches señala que, desde el punto de vista técnico, “si no se pierde la zona de las 0,90 libras por euro, la paridad parece inevitable si no se le atragantan los máximos de 2008 en 0,98 libras esterlinas por euro”. La libra no ha estado tan barata desde diciembre de ese año, cuando recaló en ese soporte después una caída de un 45% en el plazo de un año. Pero ahora las cosas son muy diferentes, con un incierto proceso de divorcio de por medio en el que a “Reino Unido no le importaría una divisa devaluada los primeros años para ser lo más competitiva posible”, concluye Bolinches.

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