El Índice de Precios al Consumo (IPC) de EEUU descendió hasta el 2,2% en noviembre, frente al 2,5% del año pasado. En comparación con el mes anterior, la inflación estadounidense se ha situado en el 0%, por debajo del 0,3% de octubre, según los datos publicados este miércoles. Ambos datos registrados coinciden con las previsiones que habían hecho los expertos.
Según ha explicado el Departamento de Trabajo, el dato intermensual supone la lectura más débil en ocho meses. Se debe a la fuerte caída en el precio de la gasolina, que en noviembre se desplomaron un 4,2% después de repuntar un 3% en octubre, aunque las presiones inflacionarias subyacentes se mantuvieron firmes en medio del aumento de los alquileres y los costos de la atención médica.
Por su parte, el precio de los alimentos subió un 0,2% tras caer un 0,1% en octubre. Los costes de atención de la salud aumentaron un 0,4% en noviembre después de haber aumentado un 0,2% el mes anterior.
La desaceleración del IPC está dando un respiro a los trabajadores estadounidenses. El salario ajustado a la inflación para los trabajadores, excepto los jefes, aumentó un 0,3% en el mes y un 1% en el último año, el mayor incremento en un período de 12 meses desde 2016.
Algunos analistas creen que la inflación volverá a aumentar el próximo año, mientras que otros consideran que el crecimiento económico más lento de EEUU, alentado por las tasas de interés más altas, mantendrá la inflación reprimida.
