- La oposición del republicano Rand Paul paralizó durante horas la votación en el Senado
- Casi un millón de funcionarios no podrán trabajar por la falta de fondos públicos y el cierre de la Administración
El Gobierno de los Estados Unidos cierra tras la tensión vivida en el Senado durante la votación para los presupuestos del Estado. Líderes de ambos bandos de la cámara alta llegaron a un acuerdo el jueves, que durante la votación de esta madrugada no se ha reflejado, llevando la decisión al cierre de la Administración por el no cumplimiento de los plazos establecidos.
En concreto, la figura que se ha revelado contra el acuerdo cerrado entre el líder republicano Mitch McConell y el líder demócrata Chuck Schumer, ha sido el senador de Kentuky, Rand Paul. Representante del bando republicano, Paul no vio refrendada su enmienda por sus compañeros de Cámara, y aprovechó las normas del Senado para ralentizar el proceso, ya que es necesario el apoyo de todos los integrantes de cada bando.
El acuerdo reflejará un aumento del gasto público en 300.000 millones y ha recibido críticas por parte de ambos partidos. Líderes republicanos han mostrado su perplejidad ante la aprobación de semejante subida, que sumado al gasto de la mayor bajada de impuestos de los últimos 30 años, supondrá un gasto "monstruoso" para las arcas públicas. En concreto, el acuerdo complacía la mayoría de las peticiones propuestas por ambos bloques, aumentando el gasto social solicitado por los demócratas, y el gasto en defensa solicitado por el partido republicano.
Voces contrarias también han resonado en el bando demócrata, con lo que consideran un acuerdo que excluye políticas esenciales como es la migratoria. El maratoniano discurso de 8 horas de la líder demócrata en el Congreso, Nancy Pelosi, relatando vivencias de inmigrantes en EEUU dejó claro lo sensible de la cuestión para su partido.
Finalmente, la Cámara alta acabó aprobando la propuesta durante la madrugada, cuya votación ahora debe confirmarse en el Congreso. La primera ronda de la Cámara de Representantes está prevista para las próximas horas, y en el caso de ver luz verde, reabrirá la Administración estadounidense. El último precedente se produjo hace tres semanas, con un cierre de 60 horas y la baja temporal de 800.000 funcionarios hasta la reapertura.
El cierre del Gobierno supone que casi un millón de funcionarios no puedan ir a trabajar y que muchos otros lo hagan sin poder cobrar por la falta de fondos en las administraciones públicas. Sin embargo, el cierre es únicamente parcial ya que el servicio postal y la Seguridad Social continúan funcionando independientemente de la votación.
Ya el pasado jueves, la Oficina de Administración y Presupuestos alertaba de un posible colapso de los fondos públicos. Por su parte, el 'National Treasury Employees Union', sindicato que respalda a los funcionarios estadounidenses, anunció ser el organismo designado para transmitir los posibles despidos por del desacuerdo en las Cámaras.