El Índice de Precios de Consumo (IPC) de Alemania ha arrancado el nuevo año desacelerándose. Según ha confirmado este viernes la Oficina Federal de Estadística del país (Destatis), la inflación se situó en enero en el 2,9% interanual, ocho décimas menos que el 3,7% registrado en diciembre de 2023. Se trata de la menor subida de los precios alemanes desde junio de 2021.
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"La tasa de inflación se desaceleró a principios de año", ha dicho Ruth Brand, presidenta de la Oficina Federal de Estadística. Según ha explicado, "la situación de los precios de los productos energéticos está mejorando notablemente y el aumento de los precios de los alimentos continúa desacelerándose. Sin embargo, todavía está por encima de la tasa de inflación general".
La inflación armonizada, que es la que emplea Eurostat en sus estadísticas, se ha situado en el 3,1% en enero, siete décimas por debajo del 3,8% de diciembre, y también en mínimos desde 2021.
Los expertos de Pantheon Macroeconomics han valorado estas cifras, señalando que "la inflación general en Alemania disminuyó a principios de año, pero menos de lo que esperábamos antes de la publicación anticipada".
Destacan que el principal impulsor de la desaceleración ha sido la "fuerte caída de la inflación energética, hasta el -2,8% después del +4,1% en diciembre, ya que los efectos de base cambiaron tras el salto de finales de 2023, que reflejó la fuerte caída de los precios en enero de 2022, debido a un subsidio fiscal único".
"En general, los precios de la energía en todos los componentes clave se mantuvieron relativamente rígidos a principios de año. Esto es especialmente cierto para el gas y la electricidad, considerando la fuerte caída de los precios mayoristas del gas hasta 2023", han añadido.
En su opinión, sigue habiendo "riesgos a la baja para los precios de estos componentes", teniendo en cuenta la tendencia actual de los precios de mercado. "Creemos que este es el caso incluso teniendo en cuenta el aumento de los impuestos sobre el CO2 de 30 euros por tonelada a 45 euros", afirman.
La inflación de los alimentos, por su parte, disminuyó hasta el 3,8%, tras el 4,6% de diciembre, y sigue en una tendencia bajista. "Aquí, como era de esperar, vemos divergencias significativas entre los componentes clave. Los precios del aceite de oliva, los cereales y las verduras siguen subiendo relativamente rápidamente, mientras que ahora están cayendo en los productos lácteos", explican los analistas de la firma británica.
Sobre la tasa de inflación subyacente, que excluye los volátiles precios de la energía y los alimentos, Destatis ha confirmado que se situó en el 3,4%.
"La inflación subyacente de los bienes cayó en todos los ámbitos (es decir, en los bienes no duraderos, semiduraderos y duraderos), mientras que la inflación de los servicios aumentó. La inflación en los servicios de transporte cayó bruscamente, pero aumentó en la hostelería, debido principalmente a una reversión de un recorte del IVA en los restaurantes, así como en la atención sanitaria y la educación, donde los precios aumentaron intermensualmente en enero. La inflación del volátil componente de paquetes vacacionales también aumentó", comentan desde Pantheon Macroeconomics.
De cara al futuro, los expertos de la firma británica esperan que la inflación siga cayendo. "Creemos que la inflación básica se mantendrá prácticamente sin cambios en febrero, antes de una caída acelerada en marzo y abril, hasta el 2,7%-2,8%. Luego vemos el riesgo de un repunte hasta poco menos del 3% en mayo, antes de una suave caída hasta poco más del 2% a finales de año", afirman.
Su proyección es que la inflación de los alimentos siga bajando en los próximos meses antes de estabilizarse. Para la energía, todavía ven riesgos a la baja para los precios de las 'utilities' debido a la tendencia de los precios de mercado, y los efectos de base "apuntan a una deflación leve y continua en los precios generales de la energía en la primera mitad del año".
