El Índice de Precios al Consumo (IPC) de Reino Unido aumentó al 2,1% en julio, una décima más que el mismo mes del año pasado, según los datos publicados este miércoles por la Oficina Nacional de Estadística Británica (ONS). Esto supone que se sitúa por encima del objetivo marcado por el Banco Central de Inglaterra (BoE), del 2%.
En tasa intermensual, la inflación de Reino Unido aumentó al 2% frente al crecimiento del 1,9% de junio. Entre junio y julio de 2019 hubo grandes contribuciones al alza, como en los sectores de juguetes y servicios de alojamiento, de ropa y calzado, y de servicios financieros. Se compensaron las contribuciones a la baja provenientes de los servicios de transporte y, en menor medida, de los combustibles domésticos, principalmente la electricidad y el gas.
La opinión de los expertos coincide en que el BoE no moverá ficha antes de la fecha límite del Brexit del 31 de octubre
Como explican desde Fidelity International, los datos del IPC revierten la tendencia vista en los últimos meses. La caída de la divisa británica también es un factor, "ya que una libra débil podría comenzar a aplicar una mayor presión al alza sobre los precios en los próximos meses". Con algunas especulaciones de que el Banco de Inglaterra reducirá las tasas de interés para finales de año, "es importante recordar que la economía del Reino Unido está lejos de estar fuera de peligro", afirman.
La opinión de los expertos coincide en que el BoE no moverá ficha antes de la fecha límite del Brexit del 31 de octubre, "y el movimiento más probable después de eso sería reducir los tipos". A principios de agosto, el organismo decidió mantener los tipos de interés en el 0,75%.
No obstante, los analistas de Phanteon Macroeconomics esperan que "la inflación caiga por debajo del objetivo del 2% a finales de este año, aunque será impulsada por una nueva caída en los precios de la energía". Sin embargo, creen que "es probable que la inflación subyacente aumente, en medio de las crecientes presiones de los precios de importación".