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Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EEUU

"Un ajuste de mitad de ciclo". Las palabras de Jerome Powell durante su comparecencia tras la decisión de política monetaria de la Reserva Federal de EEUU (Fed) de julio han perseguido al presidente del organismo durante las últimas semanas. A pesar de que la economía de EEUU no acaba de justificar del todo que el banco central dé un giro de 180 grados a su política monetaria, las presiones le llegan desde todos los frentes para que se embarque en una serie de recortes que dejen las tasas por debajo del 1,5%.

Es más, los inversores han decidido considerar su aviso 'papel mojado' y siguen descontando un cambio de ciclo. Exactamente al revés de lo que Powell se esforzó en señalar. Donde se esmeró en dejar claro que no empezaba una ronda acomodaticia, el mercado se empeña en leer más recortes. La guerra comercial con China, los ataques del presidente de EEUU, Donald Trump, la oleada de flexibilización monetaria que llega de los bancos centrales de todo el mundo... Powell está completamente atosigado.

Los futuros de la Fed dan cerca de un 60% de posibilidades a que los tipos se sitúen por debajo del nivel del 1,5% tras la primera reunión de 2020 del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), frente al rango de entre el 2,00% y el 2,25% en el que se encuentran actualmente.

Sin embargo, ese porcentaje del 60% ha bajado desde el 75% anterior tras la publicación de los datos de inflación de julio en EEUU (los precios han repuntado más d lo esperado) y el retraso en la aplicación de aranceles por parte de EEUU a China en el mes de diciembre.

Tras un repunte de los precios por encima de lo esperado, los expertos de Pantheon Macroeconomics señalan que "en circunstancias normales, esto provocaría una subida de tipos de la Reserva Federal, pero la guerra comercial lo ha cambiado todo". Por ello, esperan una bajada de tipos en septiembre, aunque añaden que más recortes de tipos sólo se producirán "si la economía se desploma".

La 'FedWatch Tool' del Chicago Mercantile Exchange Group (CME), da un 100% de posibilidades a que la autoridad monetaria estadounidense vuelva a bajar los tipos en septiembre y conceden un 10% a que la revisión llegue al medio punto porcentual (anteriormente a los datos de inflación otorgaban un 30% a esta posibilidad).

Además de lo que opinan los operadores, está el factor Trump. Quiere un dólar más barato y esto pasa porque la Fed se plegue a sus deseos. El inquilino de la Casa Blanca no deja de cargar con dureza contra el ente supervisor ya que, como era de esperar, su respuesta al conato de guerra de divisas que inició China al dejar caer el yuan es rebajar el dólar verbalmente.

En varios tuits enlazados, Trump se mostraba partidario de un 'billete verde' más débil respecto al resto de divisas para favorecer la competitividad de las empresas americanas, y esto pasa inexorablemente porque la Fed baje los intereses.

Este mes de agosto, un dólar se ha cambiado a 7 yuanes por primera vez desde la crisis financiera de 2008. Ha sido la represalia con la que ha amagado el gigante asiático después del anuncido de subida de aranceles de EEUU. "El Banco Popular de China ha mostrado que cuenta con una poderosa arma con el tipo de cambio y que está dispuesto a usarla", señala Stephen Innes, analista de VM Markets.

En este sentido, el retraso en la aplicación de aranceles por parte de EEUU es percibido por el mercado como una señal de que ambas naciones están tensando demasiado la cuerda en sus relaciones comerciales. "La percepción de riesgo en los mercados financieros se reduce sustancialmente, con expectativas de que ambos países se aproximen a una normalización de las relaciones", afirman desde Monex Europe.

LA VENDA ANTES DE LA HERIDA

Pero más importante aún es el hecho de que el conflicto arancelario entre las dos primeras potencias mundiales está lastrando el crecimiento global y arrastrando a potencias como Alemania. "Es cuestión de tiempo que EEUU deje notar también la garra de la ralentización global", indica Boris Schlossberg, analista de BK Asset Forex Management, quien alerta que al país le queda poca bonanza y da por hecha una recesión en la primera potencia mundial.

Otros expertos hablan de los miedos de que está desaceleración económica sea el desencadenante de una nueva crisis económica. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado una décima su previsión de crecimiento para 2019, hasta el 3,2% desde el 3,3% que pronosticaba en abril. Y esto muestra, para los analistas, que los mercados acabarán dando por sentado que la economía mundial entrará en hibernación, lo que espolea a los bancos centrales a poner la venda antes que la herida.

Tanto la Fed como el Banco Central Europeo (BCE) indicaron en julio no tener prisa por sacar la artillería, pero sí mostraron que no les temblaría el pulso si debían hacerlo. Y a lo largo y ancho del globo, los entes supervisores se han embarcado en un movimiento coordinado de relajación monetaria que recuerda al de 2008, cuando varios bancos centrales rebajaron tipos al unísono.

A inicios de agosto fueron los guardianes del dinero de Nueva Zelanda, India y Tailandia quienes lanzaron un fuerte aviso a navegantes a través de recortes agresivos de tipos. "Los principales bancos centrales del mundo ven cómo se acerca un nuevo invierno económico y tratan ahora de ajustar sus políticas monetarias a marchas forzadas", explica Aitor Méndez, analista de IG Markets. Y la Fed no será una excepción, o eso esperan Trump y el mercado.

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