¿Se reactivará el crecimiento del consumo en la zona euro para 2023? Varios condicionantes se cruzan en su camino. A las altas tasas de inflación, que tocan récord, se suma la sombra de una recesión inminente. La pérdida de poder adquisitivo, el enfriamiento del mercado laboral, unas condiciones financieras más restrictivas y los tipos de interés en aumento forman ya un auténtico bache. Por ello, "la recuperación del consumo tras el duro invierno es incierta".
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Los consumidores de la UE recortan gastos: la inflación oprime el ahorro y suma pesimismoAsí lo ven los expertos de Oxford Economics, que calculan que el gasto de los consumidores en la eurozona caerá durante los próximos dos trimestres a medida que los fundamentos del consumo (ingresos reales y empleo) se debiliten, mientras que los altos precios de la energía mantienen alta la inflación.
En el segundo trimestre de 2022, el consumo privado de la zona euro sorprendió al alza al crecer un 1,3%. "La demanda acumulada después de dos años de restricciones pandémicas junto con los hogares aprovechando su exceso de ahorro fue suficiente para compensar el lastre inflacionario en los ingresos", explican. Los datos preliminares del tercer trimestre sugieren que la resistencia del gasto de los hogares continuó. Sin embargo, esperan una leve contracción del consumo durante el invierno.
"Nuestro pronóstico de referencia es que el consumo se recuperará gradualmente desde el segundo trimestre de 2023", "pero un remanente débil dará como resultado un aumento exiguo del 0,1% en 2023 y del 2,3% en 2024", afirman. Entre otros condicionantes, que esto se cumpla depende principalmente de una recuperación de los ingresos reales, "que esperamos que se contraigan durante 2022 a un ritmo que no se ve fuera de las recesiones". Pero creen que los ingresos se recuperarán, siendo el principal impulsor del crecimiento a medida que se desacelera la inflación y se reanuda el crecimiento del empleo. "La relajación de la inflación debería dar como resultado un crecimiento trimestral de los ingresos reales a partir del tercer trimestre de 2023 y un aumento del impulso hacia 2024".
Según detalla el informe, las expectativas de inflación e ingresos de los hogares suponen un "riesgo clave" para su previsión. Las tasas de inflación históricamente altas en 2022 "podrían motivar a los trabajadores a negociar aumentos salariales superiores al promedio en 2023, aunque las empresas podrían no estar dispuestas o no ser capaces de adaptarse a esto". Además, las altas expectativas de inflación también podrían influir en las decisiones de gasto de los hogares, "dependiendo de cuánto tiempo esperan que duren los precios altos".
Por otro lado, a medida que el crecimiento se desacelera y el mercado laboral se enfría, aumenta el riesgo de pérdida de puestos de trabajo, por lo que "es probable que aumenten los ahorros precautorios de los hogares". "Pero si el desempleo aumenta más de lo esperado o la recuperación del mercado laboral es más lenta, la incertidumbre laboral persistirá por más tiempo y los hogares pueden inclinarse por mantener un colchón de precaución. Esto podría frenar el consumo", señalan.
Apuntan a cuatro factores clave que determinarán la forma de la recuperación del consumo a partir del segundo semestre de 2023: la sensibilidad en los ingresos, las expectativas de inflación, la incertidumbre laboral y los aspectos distributivos. Además, los analistas de Oxford Economics destacan que el momento y la velocidad de esta recuperación del consumo privado también dependerán de la medida en que los meses anteriores de debilidad económica hayan afectado las expectativas de los hogares.
En octubre, la confianza del consumidor de la zona euro mejoró, desmarcándose de los mínimos históricos que tocó en septiembre. Según los datos publicados por la Comisión Europea, en el décimo mes del año, se ha situado en -27,6 frente a -28,8 registrado el mes previo. Los consumidores se mostraron un poco más optimistas sobre su visión de la economía y su propia situación financiera para el próximo año, aunque no indicaron una mayor disposición para realizar compras importantes, mientras que, sin embargo, dieron una evaluación sombría de las condiciones actuales.
La inflación sigue siendo la principal preocupación de los consumidores de la Unión Europea (UE), según muestra una encuesta elaborada por Morgan Stanley. El alto coste de la vida está ejerciendo una presión cada vez mayor sobre los ahorros acumulados a la vez que está aumentando el pesimismo sobre la situación económica personal futura. Y todo esto lleva al deterioro de los patrones generales de gasto. "Los consumidores siguen recortando el gasto discrecional en todas las áreas y a un ritmo más rápido", destacan.