ep archivo   una mujer camina con bolsas con compras
Alberto Ortega - Europa Press - Archivo

El entorno de incertidumbre económica y de presiones por la inflación estaría afectando negativamente a las decisiones de gasto de los consumidores, pese a los buenos datos de empleo. De hecho, según el indicador CaixaBank, el consumo doméstico ralentiza su senda de crecimiento en mayo. Un freno que, según la entidad, se explica por un menor dinamismo del gasto presencial con tarjeta.

Los últimos datos de consumo doméstico (tarjetas españolas) referentes al promedio de mayo muestran un ritmo de crecimiento más suave, con una subida respecto a 2019 de 2 puntos porcentuales por debajo del registro de abril. "Esta ralentización del crecimiento se explica por un menor dinamismo del gasto presencial con tarjeta y de los reintegros. En este sentido, y pese a que ha mejorado ligeramente en mayo, el indicador de confianza del consumidor que elabora la Comisión Europea aún se encuentra muy por debajo de los valores observados antes de que estallara el conflicto bélico en Ucrania", después de que en marzo experimentara el mayor retroceso intermensual desde el inicio de la pandemia.

Así lo señala el indicador CaixaBank de consumo, que creció en mayo un 13% respecto al mismo periodo de 2019. La actividad de las tarjetas españolas subió un 12% respecto al mismo periodo de hace tres años, frente al crecimiento del 14% visto en abril. El consumo presencial con tarjetas españolas anotó una subida del 27% frente al mismo mes de 2019.

Mientras, las retiradas de efectivo con tarjetas españolas cayeron un 20% respecto a 2019. El e-commerce con tarjetas españolas anotó una subida del 60%.

El gasto en bienes de primera necesidad, retail y ocio/restauración registró un menor crecimiento respecto a abril, de 2 puntos, 1 punto y 6 puntos porcentuales, respectivamente. En los sectores de transporte y turismo, el gasto mejoró en comparación con abril.

APRETÓN DEL CONSUMIDOR

Los precios más altos deprimirán aún más los ingresos reales disponibles de los consumidores. Como explican los analistas de Berenberg, "la experiencia actual de que lo peor aún no ha pasado, ya que los precios siguen subiendo más durante más tiempo, puede llevar a más consumidores a tratar el aumento de la inflación menos como un ajuste único en el nivel de precios, que debe amortiguarse sumergiéndose profundamente en sus el exceso de ahorro acumulado durante la pandemia, que como un proceso más arraigado que requerirá un gasto más cauteloso".

Sin embargo, "un mercado laboral ajustado que generará ganancias más fuertes en los ingresos nominales con el tiempo a medida que los salarios se pongan al día gradualmente con la demanda de mano de obra limita la desventaja", añaden.

Prevén una inflación elevada durante más tiempo. "Elevamos nuestras previsiones de inflación en la eurozona para los próximos 12 meses", dicen. Entre los motivos, citan las numerosas conversaciones con empresas, convencidos de que podrán trasladar a los consumidores una parte aún mayor de lo esperado del aumento de los precios de los alimentos y fertilizantes, las materias primas no alimentarias y los costes de transporte. "A pesar de las señales de que el aumento de los precios en las primeras etapas del proceso de producción ha alcanzado su punto máximo, las empresas esperan aumentar los precios de venta un poco más y durante más tiempo de lo que habíamos proyectado hasta ahora".

"Una espiral precios-salarios y, con ella, una consolidación de elevadas tasas de inflación, será siempre más probable, pues la inflación empieza a asentarse en la mente de las personas", apunta, por su parte, Bert Flossbach, cofundador de Flossbach von Storch, que cree que la inflación "va a permanecer entre nosotros".

Comenta que, "si hay estabilidad de precios cuando la gente deja de hablar de inflación, ahora mismo estamos viviendo lo contrario. El ancla inflacionista mental de las personas empieza a liberarse del nivel objetivo del 2%. Se dirigen a precios en alza y, en la medida de lo posible, adaptan sus comportamientos como consumidores. Quien espera unos precios claramente al alza adelanta las compras, como por ejemplo las de bienes duraderos de consumo o inmovilizado como automóviles, muebles o electrónica".

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