Desde los bancos centrales a los consumidores, pasando por los gobiernos. La inflación está poniendo en jaque a todos los actores, que ven como los precios no dejan de subir. "Desde el cambio de milenio nos hemos acostumbrado a que la inflación sea baja y estable. Esa época ya ha pasado", señala Schroders, que ha elevado sus previsiones del Índice de Precios de Consumo (IPC) mundial para este año hasta el 6,4% y asegura que "la inflación no va a desaparecer pronto".
"Es probable que el pico de la inflación mundial no esté muy lejos. Para algunos países es probable que ya esté en el espejo retrovisor, como en EEUU. Aunque las tasas de inflación general podrían empezar a descender pronto, sigue preocupando que lo hagan con relativa lentitud", comenta David Rees, economista senior de mercados emergentes de Schroders, que señala tres razones principales para creer que es probable que la inflación siga subiendo durante más tiempo.
Noticia relacionada
Inflación más alta durante más tiempo en la eurozona: no tocará techo hasta otoñoLa primera de ellas es el impacto de la política china de cero-Covid en las cadenas de suministro. Como explica, en primer lugar, su continuidad significa que es probable que los cuellos de botella en la cadena de suministro persistan durante algún tiempo. "La imposición de bloqueos afectó duramente a la economía china en abril y es probable que la producción económica (PIB) se contraiga en el segundo trimestre en comparación con el anterior".
Y aunque los bloqueos han afectado mucho a la economía nacional, es probable que tengan consecuencias de gran alcance para el resto del mundo, apunta. "Al fin y al cabo, China se ha convertido en un elemento central de las cadenas de suministro mundiales, y las restricciones impuestas para contener el Covid han obstaculizado gravemente la actividad manufacturera y han provocado un atasco en las infraestructuras de transporte".
La segunda razón tiene que ver con los precios de las materias primas. Aunque el coste de la energía se ha estabilizado desde la conmoción inicial de los mercados tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, sigue siendo altos y podría volver a subir. "Rusia ha cortado el suministro de gas a Polonia y Bulgaria y sigue amenazando con dejar de suministrar a otros países europeos más grandes. Al mismo tiempo, la UE está tratando de llegar a un acuerdo sobre una nueva ronda de sanciones que incluiría un embargo sobre la energía rusa, potencialmente ya a finales de 2022".
Sin embargo, quizá sean los precios de los alimentos la mayor amenaza, destaca Rees. Según el índice de la FAO de las Naciones Unidas, los precios de los alimentos ya han subido alrededor de un 20% en lo que va de año en términos nominales." Y la enorme sacudida de los precios en el mercado de los fertilizantes significa que existe el riesgo de que persista el encarecimiento de los alimentos. Después de todo, Rusia y Bielorrusia han sido históricamente importantes fuentes de fertilizantes para la economía mundial".
Mientras tanto, el cambio climático también está afectando a la producción de cultivos en algunos mercados clave como India. "Se trata de una amenaza especial para los mercados emergentes, donde los alimentos representan una proporción relativamente grande de las cestas del IPC y las pasadas subidas de precios han sido la chispa de disturbios sociales como la Primavera Árabe de 2010", afirma el economista de Schroders.
Por último, un tercer motivo de preocupación para las perspectivas de inflación procede del sector servicios. "Se trata de un sector que apenas se está reactivando, ya que el desvanecimiento de la preocupación por el Covid ha hecho que la demanda comience a reequilibrarse desde el consumo de productos manufacturados".
Considera que el resurgimiento de la demanda en el sector servicios probablemente requerirá más trabajadores en un momento en que el desempleo ya es muy bajo y los salarios están aumentando. "La actividad del sector de servicios tiende a ser intensiva en mano de obra y, por tanto, los precios de producción son especialmente sensibles a los costes salariales. Esto aumenta el riesgo de que los servicios se conviertan pronto en el principal motor de la inflación, lo que se suma a los temores de una espiral de precios salariales", añade.
Teniendo en cuenta todos estos riesgos, Schroders ha revisado al alza su previsión de inflación global para este año: hasta el 6,4%, desde el 4,8% anterior. "Aunque seguimos esperando que la inflación disminuya el próximo año, probablemente lo hará más lentamente", indica, con lo que también han revisado hasta el 3,6% su estimación de IPC para 2023, desde el 2,8% previo. "Dentro de esto, gran parte de la revisión al alza proviene de los mercados desarrollados".