La inflación alcanza su máximo nivel desde abril de 1985 después de situarse en junio en el 10,2%, lo que supone que subió un 1,8% en comparación con el mes anterior y disparó su tasa interanual 1,5 puntos, según el dato adelantado del Instituto Nacional de Estadística (INE), que tendrá que ser confirmado a mediados del mes que viene.
Además, el dato del sexto mes del año representa el mayor aumento de la tasa mensual del Índice de Precios de Consumo (IPC) en un mes de junio desde 1977. Y la cifra supera en cuatro décimas el pico del 9,8% que ya se había alcanzado en marzo.
Según detalla el INE, esta evolución es debida, principalmente, a la subida de los precios de los carburantes, mayor este mes que en junio de 2021, y de los alimentos y bebidas no alcohólicas, frente a la estabilidad registrada el año anterior. También influye el incremento de los precios de los hoteles, cafés y restaurantes, superior al del pasado año.
Por su parte, la tasa de variación anual estimada de la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) aumenta seis décimas, hasta el 5,5%. De confirmarse, sería la más alta desde agosto de 1993.
En cuanto al Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA), en junio, la tasa de variación anual estimada se sitúa en el 10,0%, un punto y medio superior a la registrada el mes anterior. Por su parte, la variación mensual estimada del IPCA es del 1,8%.
El INE publicará los datos definitivos del IPC de junio el próximo 13 de julio.
UN 'SHOCK' DE PRECIOS QUE DURA MÁS DE LO PREVISTO
"El IPC no da tregua en España", destaca el jefe de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja, Santiago Martínez Morando, que añade que "la esperada desaceleración se pospone una vez más a pesar de que parece que la presión de los precios de la electricidad se ha empezado a moderar". "Queda por ver hasta dónde llegarán los precios de los alimentos cuando los de las materias primas agrícolas y ganaderas se ha comenzado a reducir".
Explica que "el 'shock' de precios está durando más de lo previsto, pero sigue motivado por factores coyunturales como el encarecimiento de las materias primas derivado de la escasez de oferta y agravado por la guerra de Ucrania, además de por unas políticas fiscales y monetarias muy expansivas durante la pandemia que sólo han comenzado a endurecerse muy recientemente".
Esto quiere decir, añade, "que no se trata de un cambio estructural respecto al ciclo anterior, cuando estábamos preocupados por la deflación, y que el escenario más probable es que se produzca una desaceleración del IPC en los próximos meses, que ya sería apreciable a final de año y ganaría intensidad en 2023. Los riesgos son, en cualquier caso, elevados".
"España se enfrenta a un fuerte aumento de la inflación, a la ralentización del crecimiento y a la incertidumbre económica provocada por la guerra en Ucrania. Sin embargo, el sólido crecimiento económico post-pandémico y el fuerte apoyo institucional europeo apuntalan las perspectivas de las finanzas públicas", señala, por su parte, Jakob Suwalski, analista de Scope Ratings.
Sobre el dato de inflación subyacente, el director de inversiones financieras de Mutualidad de la Abogacía, Pedro del Pozo, cree que "lo que nos dice es que existen también problemas que se están haciendo más estructurales dentro de la formación de precios en España, problemas de segunda ronda que tienen que ver, fundamentalmente, con el ciclo de salarios y formación de precios".