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La inflación de Alemania cayó en enero ocho décimas, hasta el 2,9%, lo que supone el valor más bajo desde junio de 2021, según los datos preliminares de la Oficina Federal de Estadística (Destatis).

Los precios de la energía fueron un 2,8% más bajos que en el mismo mes del año anterior, tras la subida del 4,1% en diciembre. Mientras, el aumento de los precios de los alimentos siguió desacelerándose, hasta el 3,8%. Por el contrario, los servicios se encarecieron dos décimas, hasta el 3,4%.

Por su parte, excluidos los alimentos y la energía, es decir, la tasa de inflación subyacente, se relajó una décima, hasta el 3,4%.

El dato de inflación armonizada se quedó en enero siete décimas por debajo, en el 3,1%.

"La caída actual de la inflación general se debe principalmente a efectos de base energética favorables. La inflación, excluida la energía, se mantuvo casi estable", destacan los analistas de ING, que explican que los efectos de base energética más que compensan el impacto de la vuelta del IVA limitado del 7% al 19% habitual para los servicios de restauración.

Sin embargo, "estos efectos de base favorables enmascaran una tendencia más preocupante de aumentos mensuales de precios. De hecho, el aumento mensual de los precios al consumidor fue en realidad mayor que anteriormente en el mes de enero y los precios de los bienes y alimentos se aceleraron especialmente", añaden.

Consideran, además, que los datos de inflación alemanes "suponen cierto alivio para el Banco Central Europeo (BCE), al menos a primera vista".

Para los expertos de Pantheon Macroeconomics, "se trata de un conjunto de cifras moderadas, pero sólo marginalmente y mucho menos moderadas que nuestras expectativas iniciales". A su parecer, "la caída de la inflación general parece haberse estabilizado, pero creemos que la tendencia bajista se reanudará pronto".

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