La inflación de Alemania descendió cuatro décimas en febrero, hasta situarse en el 2,5%, lo que supone el nivel más bajo desde junio de 2021 según los datos publicados por Destatis, la Oficina Federal de Estadística.
Los precios de la energía fueron un 2,4% más bajos que en el mismo mes del año anterior. Mientras, el aumento de los precios de los alimentos (+0,9%) volvió a desacelerarse notablemente en comparación con febrero de 2023 y fue inferior a la tasa de inflación general por primera vez desde noviembre de 2021.
Por su parte, la tasa excluidos los alimentos y la energía, es decir, la inflación subyacente, se mantuvo en febrero en el 3,4%.
"La caída actual de la inflación general se debe principalmente a efectos de base favorables en materia de energía y alimentos. La inflación, excluida la energía, se mantuvo casi estable. Sin embargo, estos efectos de base favorables enmascaran una tendencia más preocupante de aumentos mensuales de precios. Especialmente en el sector de servicios, la presión sobre los precios se aceleró", señalan los analistas de ING.
De cara al futuro, creen que la evolución de la inflación en los próximos meses estará determinada por dos tendencias opuestas: "Una mayor desinflación y potencialmente incluso deflación como resultado de una demanda más débil, pero también nuevas presiones inflacionarias debido a efectos de base menos favorables, fricciones en la cadena de suministro como resultado de la tensiones en el Mar Rojo, así como intervenciones gubernamentales y medidas de austeridad".
Prevén que la inflación alemana se recupere gradualmente en los próximos meses antes de estabilizarse entre el 2,5% y el 3% en la segunda mitad del año.
De su lado, en Pantheon Macroeconomics calculan que la inflación caerá sólo ligeramente, hasta poco más del 2% en verano. "Deberíamos esperar que la caída del IPC nacional se atenúe significativamente. En cuanto a la inflación subyacente, vemos una suave caída hacia el 2,5% a finales de año".