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El Instituto Español de Analistas ha publicado un informe en el que advierte de las repercusiones "negativas" de hacer permanente el impuesto extraordinario sobre las entidades bancarias en España. Así, considera que esta medida podría restringir el acceso al crédito para las pequeñas y medianas empresas (pymes).

El Instituto también avisa del riesgo de que esta política fiscal "desincentive la inversión y la innovación" en el sector bancario, al reducir la capacidad de crecimiento orgánico del capital y dificultar la concesión de crédito, especialmente en tiempos de mayor incertidumbre económica.

"La situación fiscal de España al igual que la de otras grandes economías de la UE es frágil y en este contexto es especialmente importante mantener la ortodoxia fiscal y evitar las medidas que expulsen al capital porque contravengan principios básicos de inversión, reduzcan la visibilidad o alimenten la desconfianza", recoge el estudio.

En este sentido, insisten en que cualquier distorsión o discriminación fiscal "debilita el atractivo" de un sector poniendo en riesgo su capacidad de atraer capital para crecer e innovar. "Una fiscalidad mal planteada puede tener consecuencias difíciles de valorar en amplitud y profundidad".

De hecho, el informe pone el foco en que el capital privado sigue siendo un elemento crítico del sistema económico de nuestro entorno. "Toda regulación y en especial las medidas fiscales debieran tener en cuenta los conceptos de rentabilidad y riesgo y no debieran penalizar el tamaño o la buena evolución de los beneficios". Y en el caso de hacerlo, creen que debería tener en cuenta la rentabilidad sostenida, como métrica más relevante del buen desempeño de una actividad. "La realidad es que los beneficios de una empresa pueden parecer abultados o experimentar una buena evolución y sin embargo ofrecer una rentabilidad poco atractiva".

"El negocio de la banca es cíclico y los riesgos que lo acompañan son muy considerables. Ninguno de estos factores debe ser ignorado por las políticas fiscales que se implementen", comentan desde el Instituto.

Por ello, y partiendo de la base de que la perpetuación del impuesto es perjudicial para el sector, sus stakeholders y la economía española, y que la situación óptima seria su supresión, consideran que en el caso de que se perpetue la Ley ésta debería incorporar las recomendaciones del Banco de España, el BCE y el FMI sobre la conveniencia de que el gravamen tenga en cuenta el impacto del ciclo económico y el coste del riesgo.

"La aplicación permanente del impuesto podría provocar un efecto negativo en la valoración de los tres mayores bancos españoles del orden del 14%". Este "efecto negativo" en la valoración se derivaría principalmente de la mayor carga fiscal que el impuesto impone sobre el sector bancario, llevándolo en la práctica a un tipo efectivo del 35%, frente al 25% general aplicado a otras actividades económicas.

"Este tipo de medidas fiscales incrementa las dificultades para atraer capital y mantener la rentabilidad en un sector que desempeña un papel esencial en la economía nacional", concluyen en el Insitiuto.

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