• Los mercados emergentes necesitan mucho trabajo duro
  • Desde 2013 las condiciones de crédito han sufrido un deterioro constante
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El bajo crecimiento económico y los altos niveles de deuda son una combinación devastadora, como ya se ha comprobado en los años posteriores a la crisis financiera. Esta "mezcla tóxica" es la última preocupación de HSBC.

En un informe publicado este miércoles y difundido por Business Insider, la entidad advierte de que los países desarrollados se enfrentan a esta combinación que ya ha golpeado a las economías emergentes y se está extendiendo a otros países.

“Está claro que los frutos maduros del crédito barato, el aumento del precio de las materias primas y las inversiones domésticas improductivas están en gran medida agotados”, señala el análisis. Así, señala que los mercados emergentes necesitan una nueva inyección de energía a través del “trabajo duro, es decir, reformas fundamentales radicales para restablecer la competitividad y dirigir los cuellos de botella de la oferta”. En caso contrario, “la alternativa es el estancamiento de los mercados emergentes y una carga de deuda bastante pesada”.

"En el mundo post-crisis, la demanda de los países emergentes ha sido regulada por una liquidez externa extremadamente barata y abundante a través de los mercados de crédito nacionales"

“En el mundo post-crisis, la demanda de los países emergentes ha sido regulada por una liquidez externa extremadamente barata y abundante a través de los mercados de crédito nacionales”, explican desde la entidad. Pero desde 2013 las condiciones de crédito han sufrido un deterioro constante y “durante los últimos trimestres realmente han empeorado, ejerciendo presiones al alza en los costes de financiación externos y locales, reduciendo los flujos de capitales y aumentando la volatilidad de los mercados”.

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LA TERCERA CRISIS

Este análisis de HSBC va en la línea de las últimas advertencias de Goldman Sachs, que asegura que se están dando todos los ingredientes para desencadenar una tercera crisis mundial. Así, consideran que el desastre que comenzó en 2008 está llegando a su tercera fase, una nueva oleada que tiene sus raíces precisamente en la respuesta que se dio a las dos primeras -el colapso bancario y la crisis de la deuda soberana europea-, y que es parte del llamado 'superciclo' de deuda de las últimas décadas.

Goldman Sachs, al igual que HSBC, señala a los países emergentes como inicio del problema. Así, asegura que "el aumento de la incertidumbre sobre las consecuencias que tendrá el debilitamiento de las economías emergentes, la caída de los precios de las materias primas y, potencialmente, una subida de tipos de interés en EEUU están provocando nuevas preocupaciones sobre la sostenibilidad de la subida de precios de las acciones, lo que supone una nueva oleada de la crisis financiera mundial".

"Gran parte de la debilidad en los mercados emergentes y China puede reflejarse en el reequilibrio del crecimiento económico"

"Gran parte de la debilidad en los mercados emergentes y China puede reflejarse en el reequilibrio del crecimiento económico", dijo Goldman, que considera que "si bien es probable que el ajuste tome su tiempo (como lo hizo en EEUU y en las oleadas europeas de la crisis), debería conducir a una corrección de los desequilibrios económicos en el tiempo, proporcionando una plataforma para la 'normalización' de la actividad económica, las ganancias y los tipos de interés".

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