• Sin embargo, cree que este desenlace es poco probable ya que "el movimiento independentista pierde fuerza"
  • Destaca que la escalada de tensiones y la imposición de medidas coercitivas desde Madrid puede afectar igualmente al crecimiento
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La escalada de tensión entre Cataluña y el Estado, que se ha visto alimentada por las recientes resoluciones del parlamento regional, preocupa a bancos y firmas de inversión internacionales. A los avisos que ya han enviado Citi, ING y Goldman Sachs, se suma HSBC. La entidad británica añade un potencial riesgo para la economía española y el crecimiento, si el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, cumple con sus planes de declarar la independencia unilateral después del eventual referéndum del 1 de octubre, si la opción del ’sí’ se impone. Aunque avisan de que este desenlace es poco probable ya que el sentimiento independentista “pierde fuerza”.

Recuerdan desde el banco con sede en Londres, que la situación se asemeja a la de 2014, cuando el entonces líder del Govern catalán, Artur Mas, llevó a cabo la consulta soberanista del 9 de noviembre. No obstante, hacen hincapié en un elemento diferenciador en el actual envite que el secesionismo que “no es el referéndum en sí mismo”, sino la ley de ruptura que se aprobó en el Parlament de Cataluña este 7 de septiembre. En ella, se contempla “el compromiso del Ejecutivo catalán de proceder hacia la secesión de la región de forma unilateral” y proclamar la República Catalana, en tan sólo 48 horas, si se impone la opción soberanista y “si se alcanza un mínimo de participación que no se ha especificado por ahora”.

El corpus legal de la Constitución catalana provisional pasó el trámite entre nuevas broncas protagonizadas por los diputados de la oposición y la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, que hicieron uso del filibusterismo parlamentario para atrasar la aprobación de la norma. En un calco del pleno en el que se aprobó la ley del Referéndum, el caos se impuso, y el bloque unionista denunció que sus derechos se han visto aplastados por la mayoría soberanista en el hemiciclo.

Mariano Rajoy, “se verá forzado a activar todos los mecanismos legales a su alcance para parar al Ejecutivo autonómico, incluso tomar el control de la región”. “Esto es un asunto de mayor gravedad”.

La reacción del Estado ha sido reclamar la inmediata suspensión en el Tribunal Constitucional (TC) de todos los trámites que respaldan el referéndum del 1-O y también se espera que la llamada ley de Transitoriedad quede anulada cautelarmente a instancias del Gobierno central. Pero el president catalán se ha apresurado a reafirmar que el referéndum no se para aunque "haya un tsunami de querellas".

PELIGRO PARA LA ECONOMÍA...

Para el analista Fabio Balboni, que firma la nota de HSBC enviada a clientes, es igualmente alarmante que Puigdemont haya anunciado que su hoja de ruta es inmutable, a pesar de que el TC ya ha anulado todas las resoluciones sobre la consulta que se adoptaron en la cámara autonómica. Explica el economista del banco británico que bajo este redoblado desafío, el Gobierno de Mariano Rajoy “se verá forzado a activar todos los mecanismos legales a su alcance para parar al Ejecutivo autonómico, incluso tomar el control de la región”. “Esto es un asunto de mayor gravedad”, advierte Balboni.

“Una escalada de tensiones de estas características entre Madrid y Barcelona afectará negativamente a la economía española, especialmente si tenemos en cuenta el tamaño del PIB catalán, que supone el 20% del total del país”, elabora el economista, quien añade que España también dejaría de percibir la "contribución catalana neta al presupuesto del Gobierno, que es del 1% del PIB". "Sin la aportación de Cataluña, la economía española será levemente superior a la de Países Bajos", matiza el experto. O lo que es lo mismo, sin Cataluña, España pasaría de la quinta a la sexta posición en el ranking de países por producto interior bruto de Europa y perdería 411.210 millones de euros anuales, según datos de 2016.

Por lo tanto, Balboni indica que este es un escenario de "alto riesgo", aunque desde HSBC creen que hay "escasas probabilidades de que finalmente se produzca". Las más recientes encuestas señalan que aunque hay una mayoría de catalanes que quieren votar en un referéndum, un 67,5%, según datos del último barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) -el CIS catalán-, también es un hecho que la causa independentista "pierde apoyos". El estudio del mes de julio también indica que sólo un 41% de los catalanes votaría "sí" a la independencia, comparado con el 50% que optaba por esta opción hace apenas dos años.

Además, el anterior referéndum de 2014, que vio una abrumadora mayoría a favor de la independencia (80,8%), obtuvo una participación estimada de apenas el 37%, según datos de 'El País'. "A pesar de que el Govern no ha fijado ningún mínimo en esta ocasión, creemos que para que el proceso tenga credibilidad se requiere un número superior al 50%", opina el economista, y "dadas las circunstancias, es probable que todos los partidos contrarios a la independencia hagan campaña para que la gente no vaya a votar, reduciendo las posibilidades de que tal umbral pueda lograrse", redondea.

Sin la aportación de Cataluña, el PIB español será levemente superior al de Países Bajos

... Y PARA LA RECUPERACIÓN Y LAS EXPORTACIONES

El conflicto catalán no sólo es una amenaza para HSBC. Goldman Sachs considera que el conflicto político entre España y Cataluña es "el riesgo más notable para el comportamiento de la deuda soberana española y para la recuperación económica.

Anteriormente, fueron los analistas del banco holandés ING quienes señalaron los efectos negativos que tendría la independencia de Cataluña. En su opinión, la ruptura de Cataluña con el Estado derivaría en un “prolongado período de inestabilidad” cuyos efectos serían “proporcionalmente peores” que los del divorcio entre Reino Unido y la Unión Europea (UE).

Las empresas exportadoras a la UE sufrirán dramáticamente la pérdida de afiliación europea de la región. Más si se tiene en cuenta que la potencia exportadora de Cataluña -que se ha incrementado un 8% en los últimos dos años- se concentra en la UE, cuyos estados miembros reciben un 65% de las ventas exteriores totales de la región. Son cerca de 43.000 millones de euros, comparados con los poco más de 22.000 millones que la comunidad autónoma exporta al resto del mundo.

Por poner un ejemplo, en 2016, las ventas catalanas sólo a Portugal superaron a la suma de las exportaciones a EEUU, China y Japón. El país luso es el cuarto socio comercial de Cataluña, por debajo de Alemania, Francia e Italia y por encima de Reino Unido. A estas cifras hay que sumar el consumo interno de productos catalanes en el mercado estatal, donde la región vende un 45% de su producción. El abandono del mercado comunitario, matizó el economista de la entidad con sede en Amsterdam, “supondría la imposición de aranceles y el incremento de los costes administrativos de las compañías”.

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