La invasión rusa de Ucrania ha provocado un auténtico terremoto a nivel económico en todo el mundo, pero sobre todo en la Unión Europea (UE). Cuando los países estaban viendo ya la luz al final del túnel tras el Covid, el conflicto bélico ha traído un nuevo golpe. "La guerra ha desencadenado otra crisis de la cadena de suministro, justo cuando las interrupciones relacionadas con la pandemia habían empezado a remitir", destacan los expertos, que apuntan a Alemania e Italia como los países del Viejo Continente más "vulnerables" a este nuevo golpe.
"Alemania e Italia son vulnerables a la crisis debido a sus sectores industriales relativamente grandes, a su fuerte dependencia de la energía rusa y, en el caso de Italia, a su fuerte dependencia de Rusia y Ucrania para determinadas importaciones de hierro y acero y de gas en su combinación energética total", destacan los estrategas de Rabobank en uno de sus últimos informes.
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En él explican que "aunque la cuota global en el comercio mundial es limitada" para los países directamente implicados con el conflicto (Rusia, Ucrania y Bielorrusia), "las interrupciones del comercio pueden tener grandes implicaciones tanto para empresas e industrias específicas como para economías enteras". El banco holandés afirma que las interrupciones (tanto reales como temidas) de las importaciones procedentes de la zona de guerra "perjudicarán a la UE más que las menores exportaciones a la zona de guerra".
Y no sólo porque la zona de guerra "representa un porcentaje mayor de las importaciones que de las exportaciones de la UE, sino sobre todo porque la reducción de las importaciones de productos básicos e intermedios puede repercutir en múltiples procesos de producción de la UE".
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El FMI avisa: "El comercio mundial necesita más diversidad, no menos"De los cinco mayores Estados miembros, Italia "parece ser el más expuesto" a la guerra a través de los vínculos comerciales directos con la zona en guerra (Rusia, Ucrania y Bielorrusia). "Depende en gran medida de la zona en guerra para el arrabio y los productos semiacabados de hierro o acero sin alear", destacan los analistas del banco holandés. De hecho, apuntan que un 84% de sus importaciones de los primeros provienen de la zona de guerra y el 77% de los segundos.
"Italia también obtiene el 82% de sus importaciones de productos ferrosos de la zona en guerra, aunque el valor comercial (neto) de esta categoría es sustancialmente menor", dicen, y señalan que en el caso de este país destaca también "su dependencia de las semillas y el aceite de girasol" que se producen en la zona en conflicto.
En el caso de Alemania, afirman, "las mayores vulnerabilidades (junto a la energía) son el níquel y el cobre en bruto, metales vitales para la industria alemana". Y es que Rabobank recuerda que el 45% de las importaciones alemanas de níquel y el 24% de las de cobre proceden de la zona en guerra.
¿Y el resto de países? "España es relativamente dependiente en lo que respecta a los productos agrícolas, como el maíz y las semillas de girasol", ya que, respectivamente, "un 32% y un 66% de las importaciones españolas de estos productos proceden de la zona en guerra en volúmenes netos relativamente grandes", indica Rabobank. Y también depende en gran medida para el arrabio y los productos ferrosos.
En el caso de Países Bajos, dependen especialmente para el maíz. "Aproximadamente la mitad de las importaciones holandesas de maíz proceden de la zona en guerra", remarcan estos expertos, que creen que esto "podría afectar gravemente al precio del producto y al del forraje (hierba que se da al ganado para alimentarlo), como demuestra el hecho de que los ganaderos holandeses ya hayan empezado a acaparar forraje".
Francia, por su parte, "parece ser el país menos vulnerable a la crisis de suministro inducida por la guerra". Sin embargo, dice Rabonbak, "está expuesta a una interrupción de las importaciones de tortas oleaginosas, que pueden utilizarse como forraje y fertilizante". En conclusión, remarcan, "ningún país saldrá indemne".
Pero a la UE no sólo le afectará lo que pase en Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Como apunta el banco holandés, las cadenas de suministro del club comunitario "también podrían verse distorsionadas por las interrupciones de la producción relacionadas con la guerra en terceros países". En concreto, cree que los Veintisiete podrían tener "problemas para importar, por ejemplo, circuitos electrónicos de terceros países, ya que éstos requieren insumos como el níquel y el gas neón procedentes de la zona de guerra".
¿Y SI HAY BOICOT ENERGÉTICO?
Por otro lado, Rabobank ha analizado la dependencia energética de los Estados miembros respecto a Rusia, y su vulnerabilidad ante un posible colapso de las exportaciones energéticas rusas, dado que habría que encontrar fuentes alternativas si se interrumpen.
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S&P: una "ruptura comercial" entre Rusia y Alemania podría desatar un shock financiero"Sobre todo, los países de Europa oriental y central saldrían perdiendo en caso de boicot energético. Estos países han podido adquirir combustibles fósiles rusos a precios atractivos en las últimas décadas, en parte debido a la gran red de oleoductos que atraviesa Europa oriental y central. Esto no les ha dado ningún incentivo para diversificar su combinación energética o disminuir la dependencia de Rusia. Además, Finlandia, Alemania, Italia y Grecia obtienen más del 20% de su consumo energético de Rusia, mientras que en los Países Bajos es solo un poco menos".
Mientras tanto, apunta el banco holandés, "los países escandinavos dependen de Noruega para importar gas y petróleo, y simultáneamente tienen una participación relativamente grande en energía renovable. La Península Ibérica depende de Argelia para el gas y Francia, pero también Bélgica, son productores y usuarios relativamente importantes de la nuclear".
En el informe, Rabobank deja claro que "sustituir todos estos combustibles fósiles no será fácil". Como dice, "sustituir el petróleo y los combustibles fósiles sólidos rusos puede ser posible, aunque a un precio más elevado, pero sustituir el gas ruso no será tan fácil". Y es que "el simple suministro de más GNL, si es que esto es posible, no será suficiente a corto plazo", dice en referencia al acuerdo sellado entre EEUU y la UE.
¿Por qué? Muy sencillo. Rabobank apunta que mientras que algunos países como España, los Países Bajos e Italia disponen de terminales para convertir el GNL en gas regular, los países sin litoral, como Chequia, pero también Alemania, no. "Actualmente, se carece de la infraestructura necesaria para transportar el gas recién convertido a esos países, por lo que son aún más vulnerables a la interrupción de las importaciones de gas ruso que otros, lo que explica la resistencia de Alemania a prohibir dichas importaciones", concluye.