Los sospechosos de la quiebra de Lehman Brothers son numerosos. Con un paralelismo con la novela de Agatha Crisite, 'Asesinato en el Orient Express', el presidente de CaixaBank, Jordi Gual, ha identificado los principales responsables de la profunda crisis mundial que arrancó en 2008, pero se ha centrado en dos: "Una política monetaria laxa y una regulación incorrecta". Y ha lamentado que la crisis "no se podría haber evitado ni en el mejor de los escenarios".
Durante la sesión inaugural del ciclo de conferencias que celebra el Círculo de Economía, con motivo del décimo aniversario de la caída de la entidad estadounidense, ha matizado que, si acaso, con una serie de medidas concretas, se podría haber suavizado para que no "fuera tan dura". Y ha expresado su optimismo porque todo lo aprendido durante la última década ha incrementado la regulación de la banca y ha introducido una serie de cambios en el sector.
Pide a políticos y banqueros centrales "moderar los excesos y las expansiones" y evitar asumir riesgos como los que llevaron a la última gran crisis
"En un mundo en el que la política monetaria se orientara a garantizar la estabilidad de los precios de los bienes de consumo y de los productos financieros y en que la regulación y supervisión fuera clara, de normas sencillas y destinada a proteger el sistema, podríamos haber evitado la magnitud de la crisis", ha señalado el presidente de CaixaBank.
También ha dicho que "todos los sospechosos de la caída de Lehman Brothers fueron culpables". No obstante, el primer ejecutivo de la entidad catalana ha señalado a la "política monetaria demasiado laxa antes del estallido de la crisis, que derivó en una situación de gran liquidez" y "a una regulación bancaria inadecuada e insuficiente" como los dos principales factores que, a su juicio, precipitaron la debacle.
Asimismo, en su intervención también ha aprovechado para pedir "coraje" a las instituciones políticas y económicas para aprobar una subida de los tipos de interés que contribuya a "moderar los excesos y las expansiones" y a evitar así asumir riesgos como los que llevaron a la última gran crisis. Un mensaje claramente dirigido al Banco Central Europeo (BCE) que preside Mario Draghi, que de momento no ha acometido ninguna subida de los tipos.
Gual ha recordado que ya en 2015 se hablaba de la necesidad de subir los tipos y que entonces se alzaron voces advirtiendo de que la economía era demasiado frágil para hacerlo porque se pondría en riesgo la recuperación, un debate que se ha mantenido en el tiempo hasta la actualidad. "Al mundo le cuesta mucho aguantar la presión y retirar las políticas expansivas por miedo a que se estropee la recuperación económica, pero se tiene que hacer porque la recuperación debe proceder de variables reales y no financieras", ha remarcado.
A su juicio, la retirada de los incentivos económicos debería empezar a darse en Estados Unidos y después en Europa, para seguir luego en Japón y China.