El Gobierno de Italia ha conseguido a primera hora de este martes la aprobación definitiva de los presupuestos para 2020, unas cuentas que evitan la planeada subida del IVA tras el acuerdo en el seno de la coalición gubernamental, integrada por el Partido Democrático y el Movimiento Cinco Estrellas (M5S).
El presupuesto es el resultado de las difíciles negociaciones en el seno de la coalición conformada en agosto entre los populistas del M5S y los progresistas del Partido Democrático. La Cámara de Diputados ha aprobado las cuentas el lunes en una primera votación con el apoyo de 334 parlamentarios, el rechazo de 232 y cuatro abstenciones.
En la segunda votación, celebrada a primera hora del martes, los diputados han dado la aprobación definitiva a las cuentas por valor de 32.000 millones de euros.
Las cuentas han sido respaldadas en la segunda votación con 312 votos a favor 153 en contra y dos abstenciones
Esta segunda ratificación es el último paso necesario para que el presupuesto entre en vigor. Las cuentas han sido respaldadas en la segunda votación con 312 votos a favor 153 en contra y dos abstenciones. La medida principal de los presupuestos es el aplazamiento de la subida del IVA por un importe de 23.000 millones de euros, un incremento que inicialmente se iba a aplicar en 2020.
Las cuentas también incluyen recortes en impuestos en nóminas, aumento de subsidios para el cuidado de niños, impuestos para plásticos de un solo uso desde julio y a bebidas azucaradas desde octubre y un mayor compromiso con la lucha contra la evasión fiscal.
Con el presupuesto, el Gobierno planea mantener el déficit público en el 2,2% del Producto Interior Bruto (PIB), con la deuda en el 135,2% del PIB y un crecimiento del PIB del 0,6%. Esto conlleva que la situación en 2020 permanecerá casi sin cambios en relación a 2019, con un crecimiento ligera superior, con el mismo déficit y un nivel de deuda ligeramente más bajo, dejando al país en una delicada situación.
Italia, la tercera mayor potencia económica de la eurozona, tiene una deuda pública muy elevada y un problema por el bajo crecimiento económico. Es el único país de la Unión Europea, junto a Grecia, cuyo PIB no ha vuelto a los niveles previos a la crisis financiera de 2008.