El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha aprovechado su participación en la mesa redonda de la reunión anual del Cercle de Economía en Barcelona, junto a la ministra de Trabajo y vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz,y al secretario general de UGT, José María Álvarez, para arremeter contra los planes de la también vicepresidenta del Gobierno de derogar la reforma laboral de hace casi una década y reivindicar que se deje hacer a las mesas de diálogo social entre empresarios y sindicatos.
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"Tras 52 reformas laborales, ¿para qué vamos a hacer la 53?", le ha espetado, aprovechando un comentario de la ministra que había enumerado las veces que se han abordado cambios en el empleo en nuestro país sin, a juicio de Díaz, "emprender reformas estructurales para garantizar la estabilidad del empleo".
"Lo que es realmente importante es afrontar las reformas que pide Europa", ha proseguido Garamendi, para agregar que "no estamos de acuerdo en las reformas que hay que hacer". Acto seguido, el presidente de la patronal ha subrayado que la derogación de la reforma laboral, una de las puntas de lanza de Yolanda Díaz al frente del Ministerio de Trabajo, "no es una de ellas". "La reforma laboral que se hizo funcionó", ha señalado Garamendi y ha citado a varios organismos como la OCDE, el FMI, el BCE o la propia Comisión Europea, "por no mencionar el Banco de España", que han constatado los avances dados tras la legislación del PP de 2012.
"Exigiría que se nos deje trabajar, porque sabemos hacerlo", ha apostillado el presidente de la CEOE, poniendo el acento en el diálogo entre agentes sociales "que ya funciona".
La ministra, a su turno, ha sacado pecho de las medidas emprendidas durante la crisis para revertir el paro, pese a que reconoce la tasa de paro estructural, paro estacional y paro coyuntural es “insoportable”. Asimismo, ha pedido "garantizar reformas estructurales para garantizar estabilidad empleo".
Álvarez, por su parte, le ha dado un tirón de orejas al Banco de España por pedir más productividad y recomendar a la vez congelar el Salario Mínimo Interprofesional. "Salarios bajos y productividad son incompatibles", ha sentenciado.
