El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un crecimiento global en el entorno del 3% durante los próximos cinco años, lo que supone su proyección más baja desde 1990, y se ubicará "muy por debajo del promedio del 3,8% de las últimas dos décadas".
"Proyectamos que el crecimiento mundial se mantendrá en torno al 3% durante los próximos cinco años, nuestro pronóstico de crecimiento a mediano plazo más bajo desde 1990, y muy por debajo del promedio del 3,8% de las últimas dos décadas. Esto hace que sea aún más difícil reducir la pobreza, curar las cicatrices económicas de la crisis de Covid y brindar nuevas y mejores oportunidades para todos", ha indicado la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.
Además, el organismo espera "que la economía mundial crezca menos del 3%" en el presente año, "a pesar de los mercados laborales sorprendentemente resistentes y el gasto de los consumidores en la mayoría de las economías avanzadas, y el impulso de la reapertura de China".
"Hasta ahora, hemos demostrado ser escaladores resistentes. Pero el camino por delante, y especialmente el camino de regreso al crecimiento sólido, es áspero y confuso, y las cuerdas que nos mantienen unidos pueden ser más débiles ahora que hace unos años", ha agregado.
Sin embargo, el FMI observa "cierto impulso" en las economías emergentes, donde "Asia especialmente es un punto brillante", ya que el organismo espera "que India y China representen la mitad del crecimiento mundial en 2023". Sin embargo, el panorama resulta menos alentador para las economías occidentales.
"La actividad económica se está desacelerando en los Estados Unidos y la zona del euro, donde las tasas de interés más altas pesan sobre la demanda. Se proyecta que alrededor del 90 por ciento de las economías avanzadas experimenten una disminución en su tasa de crecimiento este año", ha valorado.
Tampoco son buenos los pronósticos para los países de bajos ingresos, para los que "los costos de endeudamiento más altos llegan en un momento de debilitamiento de la demanda de sus exportaciones". Además, "el crecimiento de su ingreso per cápita se mantiene por debajo del de las economías emergentes".
Georgieva ha ofrecido también posibles soluciones al desalentador panorama, entre las que ha destacado "luchar contra la inflación y salvaguardar la estabilidad financiera", puesto que "no puede haber un crecimiento sólido sin estabilidad de precios, ni sin estabilidad financiera. Y en estos días, ambos necesitan la atención de los políticos".
"Incluso cuando los bancos centrales han elevado las tasas de interés al ritmo más rápido y sincronizado en décadas, la inflación subyacente se ha mantenido obstinadamente alta, en parte debido a la estrechez de los mercados laborales en muchos países", ha asegurado.
La titular del FMI considera que "los bancos centrales deben continuar usando las tasas de interés para combatir la inflación, mientras usan políticas financieras para garantizar la estabilidad financiera".
En el lado fiscal, ha agregado, los esfuerzos adicionales para reducir los déficits presupuestarios "son fundamentales para apoyar la lucha contra la inflación y crear espacio fiscal para hacer frente a futuras crisis", aunque estos esfuerzos "deben ir acompañados de apoyo para los más vulnerables, especialmente aquellos que aún luchan con la crisis del costo de vida".
Asimismo, ha remarcado la necesidad de "mejorar las perspectivas de crecimiento a mediano plazo", para lo que será necesario implementar "cambios importantes", como "impulsar la productividad y el potencial de crecimiento a través de reformas estructurales y acelerando la revolución digital".
"También necesitamos un cambio radical en la cooperación internacional para reducir el impacto de la fragmentación económica y la tensión geopolítica, especialmente por la invasión de Rusia a Ucrania. Esta calamidad no solo mata a personas inocentes; también empeora la crisis del costo de vida y genera más hambre en todo el mundo", ha concluido.