El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha solicitado este jueves al Banco Central Europeo (BCE) que relaje "gradualmente" su postura de política monetaria y que lleve los tipos de interés hasta el 2,5% de cara al tercer trimestre de 2025.
"El BCE puede relajar gradualmente su postura de política monetaria, a un ritmo que depende de los datos que reciba. La trayectoria de desinflación proyectada y los riesgos equilibrados que la rodean (basados en la información actual) implican que las tasas de interés pueden reducirse gradualmente hasta alcanzar una postura neutral (consistente con una tasa de política terminal de alrededor del 2,5%) para fines del tercer trimestre de 2025", destaca el organismo.
Según su criterio, "una flexibilización monetaria continua y gradual lograría un equilibrio entre mantener ancladas las expectativas de inflación y evitar una postura política excesivamente restrictiva".
"Las perspectivas de inflación pueden cambiar con el tiempo a medida que se disponga de más información, lo que a su vez cambiará el curso apropiado de la tasa de política. En última instancia, las decisiones sobre la tasa de política tendrán que tomarse reunión a reunión basándose en la información entrante", agrega.
En materia de precios, el organismo multilateral prevé que la inflación vuelva a alcanzar el objetivo del 2% interanual en el segundo semestre de 2025, y subraya que "el endurecimiento de la política monetaria de 2022-23 está contribuyendo a reducir la inflación y seguirá haciéndolo durante algún tiempo".
"Las caídas pasadas de los precios de las materias primas también están contribuyendo a la reducción de la inflación general. La inflación de los servicios, que es más sensible a los aumentos salariales, también está disminuyendo, aunque más lentamente que la inflación general. Los datos recientes sobre el crecimiento de los salarios y la inflación han registrado un ligero repunte en términos anuales, reflejando, en parte, factores excepcionales", detalla el FMI.
No obstante, matiza que "el amplio conjunto de rastreadores salariales y medidas de la inflación subyacente apuntan a una desaceleración futura, a medida que el crecimiento de los salarios nominales se modere desde sus altos niveles observados en 2023 y la participación en las ganancias corporativas se compriman".