- Aunque expertos españoles aprecian un cambio de paradigma económico
La agencia de calificación crediticia Fitch lo tiene claro. El elevado endeudamiento exterior neto de España es una de sus principales debilidades macroeconómicas. La deuda exterior neta es el pasivo con acreedores extranjeros que tiene España tras descontar los activos que tiene en el exterior.
"La deuda externa neta" de España "permanece muy elevada, en el 90% del PIB al final de 2017", destaca Fitch en su último informe. Sobre todo comparada con el resto de países que tienen una calificación crediticia A y que cuentan de media con porcentajes negativos del 8% sobre su PIB en lo que respecta a su endeudamiento exterior neto.
"El endeudamiento exterior sigue siendo el mayor entre todos los países calificados por Fitch pese a los superávits por cuenta corriente registrados en los últimos cinco años", remarcan los expertos de la agencia de calificación.
Esta debilidad macroeconómica de España puede convertirse en un auténtico 'talón de Aquiles' para el país si se produce una nueva crisis económica global. Sobre todo porque la dependencia de acreedores extranjeros hace más vulnerable a la economía nacional en momentos de incertidumbre mundial.
No obstante, según un informe publicado por Europe G, Grupo de Opinión y Reflexión en Economía Política de la Universidad Complutense de Madrid, España ha encadenado tres ejercicios de crecimiento económico por encima del 3% "anotando un significativo superávit".
En opinión del profesor Rafael Myro, autor del informe, "se trata de una realidad nueva", pues desde 1970-73 la economía española no había conseguido encadenar tres años seguidos creciendo al 3% "sin incurrir en un déficit exterior de cierto relieve".
En este escenario, resulta fundamental comprobar si España puede mantener ese nuevo "patrón de crecimiento" basado en el "equilibrio de las cuentas exteriores, de forma que pueda sostenerse en el tiempo, sobre todo habida cuenta de la magnitud de la deuda exterior".
Para este experto, si España sigue creciendo a niveles del 3% durante los próximos ejercicios, podría mantener un superávit estable o creciente, lo que favorecerá la "reducción del desempleo y la deuda exterior". Y si este cambio de paradigma de crecimiento se confirma, sería muy positivo para la economía nacional.
En cualquier caso, Fitch considera que la deuda externa de España, junto a su elevada deuda pública, el alto nivel de desempleo y la incertidumbre política con Cataluña, son las "principales debilidades" de España y los riesgos fundamentales para su rating A-.