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El nerviosismo se ha instalado con fuerza entre los inversores ante las alarmas de recesión que han llegado de Alemania (por la contracción de la economía en el segundo trimestre) y de EEUU (debido a la inversión de la curva de tipos). Aunque el problema puede ser mayor, ya que las soluciones necesarias para hacer frente a la recesión, en caso de que al final se produzca, podrían no ser suficientes. Así lo cree BlackRock, que asegura que la Reserva Federal y el Banco Central Europeo tendrán muy limitados sus movimientos de respuesta.

"Se necesitarán políticas sin precedentes para responder a la próxima recesión económica". Así lo aseguran los expertos de la gestora de fondos de inversión, que creen que "la política monetaria está casi agotada" ya que "los tipos de interés mundiales descienden hacia cero o por debajo de cero". Esa es una de las conclusiones que extrae la firma estadounidense en su último informe, en el que resalta que "el actual espacio de políticas para los bancos centrales mundiales es limitado y no será suficiente para responder a una recesión significativa, por no hablar de una recesión dramática".

Como explica, la política monetaria convencional y no convencional "funciona principalmente a través del efecto estimulante de la reducción de los tipos de interés a corto y largo plazo", y el problema con el que nos encontramos es que este canal "está casi agotado". La razón es sencilla: un tercio del universo de bonos gubernamentales y de grado de inversión de los mercados desarrollados tiene ahora rendimientos negativos (según Bloomberg, el fondo mundial de deuda de rendimiento negativo asciende ya a más de 16 billones de dólares), y a eso hay que añadir que el rendimiento de los bonos globales se está acercando a su nivel mínimo potencial.

Por tanto, señalan desde BlackRock, "un mayor apoyo no puede depender de la caída de los tipos de interés". Una opinión con la que coinciden los analistas de CMC Markets, que apuntan que la solución pasaría por un recorte si los tipos de interés se mantuvieran en niveles normales. Pero, dicen, "como todos sabemos claramente no están a niveles normales". "El problema es que la política monetaria ya es extraordinariamente laxa, y como tal es difícil ver qué efecto podría tener cualquier estímulo adicional".

Jerome Powell, presidente de la Fed, cada vez recibe más presiones para continuar con la rebaja que inició el pasado mes de julio, cuando el organismo acometió el primer recorte de tipos en una década. Y el BCE también ha dicho que su intención es profundizar en la política 'dovish' y aprobar nuevas medidas de estímulo en próximas reuniones.

Precisamente, este jueves el gobernador del Banco Central de Finlandia y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, Olli Rehn, dijo que se está preparando un "paquete muy fuerte" de medidas de estímulo para la reunión de septiembre, entre ellas compras de bonos "sustanciales y suficientes", y recortes en los tipos de interés. "Es importante que en septiembre presentemos un paquete político significativo e impactante", dijo en un discurso desde Helsinki, dejando claro que "a menudo es mejor excederse que quedarse corto, y es mejor tener un paquete muy fuerte de medidas que retocar", recoge Wall Street Journal.

COORDINACIÓN DE POLÍTICAS SIN PRECEDENTES

Para los expertos de BlackRock, esto no será ni mucho menos suficiente, por lo que la política monetaria se verá obligada a trabajar mano a mano con la política fiscal si llega la recesión. Es decir, que tendrá que haber una "coordinación de políticas sin precedentes". "La política fiscal debería desempeñar un papel más importante, pero es poco probable que sea eficaz por sí sola" porque, aunque puede estimular la actividad sin depender de que los tipos bajen, "no suele ser lo suficientemente ágil, y lo que puede lograr por sí sola tiene sus límites".

"Una forma suave de coordinación ayudaría a garantizar que tanto la política monetaria como la fiscal proporcionen estímulo en lugar de actuar en direcciones opuestas, como ha ocurrido a menudo en el período posterior a la crisis", señalan los analistas de la gestora estadounidense, que apuestan por una "respuesta sin precedentes" para luchar contra la recesión que pase por que los bancos centrales encuentren la manera de "poner el dinero directamente en manos de los gastadores de los sectores público y privado".

Esta política del 'going direct' debería permitir "eludir el canal de los tipos de interés cuando se agote esta caja de herramientas tradicional del banco central", y "hacer cumplir la coordinación de políticas para que la expansión fiscal no conduzca a un aumento compensatorio de las tasas de interés".

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