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Emmanuel Macron y Donald Trump

Turno para Europa. La respuesta del bloque al proteccionismo de Donald Trump estará fríamente enfocada a dañar la figura del presidente y no un sector específico de su economía. La Comisión Europea ha aprobado este miércoles la aplicación de un paquete de aranceles por valor de 2.800 millones de euros a las importaciones de productos con origen en el país norteamericano como el bourbon, las motocicletas, los vaqueros o la crema de cacahuete. Una decisión con implicaciones políticas y no económicas que pretende levantar en protesta a estados con una histórico apoyo al partido Republicano.

En total, estos 2.800 millones de euros suponen apenas el 0,04% de los productos que Europa demanda del exterior y el 1% de las importaciones con origen en Estados Unidos. De hecho, el impacto que los analistas de Oxford Economics atribuyen a esta decisión asciende al 0,02% del PIB europeo. La estrategia está cuidadosamente estudiada pese a no igualar los 6.400 millones de euros que perjudicarán las sanciones al acero y aluminio de EEUU a Europa. Tan solo en Malta (0,4% PIB) y Bélgica (0,07%) los productos afectados obtienen cierta importancia social, sin embargo, la naturaleza de estos no es crucial para la expansión económica del bloque, que no sufrirá ante su encarecimiento dado su comportamiento elástico.

No obstante, los expertos no garantizan que esta respuesta frene las aspiraciones de Trump de acabar con una relación comercial que considera "injusta". El contraataque carece de relevancia económica y no perjudicará el robusto desarrollo del país. La Casa Blanca no encontraría impedimentos para diseñar una segunda ronda de sanciones. Por su parte, la comisaria de Comercio europeo, Cecilia Malmström, ha recalcado que no buscaban esta situación aunque "la decisión unilateral e injustificada de Estados Unidos no deja otra opción".

Los analistas de Oxford Economics aseguran que el próximo objetivo podrían ser los fabricantes alemanes de coches, un sector que el republicano parece tener cruzado tras varias declaraciones en su contra. Según Reuters y citando fuentes cercanas al Gabinete de Gobierno, el presidente habría asegurado perseguir las marcas germanas "hasta que no circulen más Mercedes en la Quinta Avenida de Nueva York" en un ataque directo "muy fácil" de diseñar. Tan sólo faltaría una excusa, que la Casa Blanca volvería a basar en la seguridad nacional, buscando argumentos que justifiquen la aplicación de aranceles a la importación de vehículos desde Alemania. Los fabricantes han advertido a Trump de que tal decisión dejaría sin trabajo a miles de ciudadanos estadounidenses.

Las cartas están por tanto sobre la mesa y los expertos no anticipan una relajación de las tensiones pese a un mensaje menos agresivos por parte de la Unión Europea (UE). El conflicto con China sirve de precedente.

RUSIA, TAMBIÉN A LA CARGA

El Gobierno ruso ha anunciado la fijación de un gravamen adicional a algunos productos estadounidenses como respuesta al proteccionismo de la Aministración estadounidense. "Ante el hecho de que EEUU continúa aplicando medidas proteccionistas en forma de aranceles adicionales a las importaciones de acero y aluminio y rechaza compensar las pérdidas rusas, Rusia hace uso de sus derechos en la Organización Mundial del Comercio (OMC) e introducirá introduces medidas equilibradas respecto de las importaciones procedentes de EEUU", indicó Maxim Oreshkin, ministro ruso de Desarrollo Económico en declaraciones recogidas por las agencias rusas.

Oreshkin explicó que la introducción de estas tasas adicionales sobre determinados bienes estadounidenses serán aplicadas en un futuro próximo y solamente sobre productos que cuenten con alternativas en el mercado doméstico, señalando que la medida no tendrá un impacto negativo en los indicadores macroeconómicos del país.

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