La cumbre europea del 25 de noviembre para ratificar el preacuerdo sobre el Brexit se complica. Lo que debía ser un mero trámite, un cónclave que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quería que se despachara rápidamente y sin sobresaltos, se está convirtiendo en un nuevo escollo en el proceso de divorcio que amenaza con hacerlo saltar por los aires. El desacuerdo evidente de España sobre Gibraltar, las reservas de Francia y otras delegaciones sobre la pesca en aguas británicas y las dudas que levanta la frontera con Irlanda del Norte tienen la culpa.
El preacuerdo entre la primera ministra británica, Theresa May, y el equipo negociador de la Unión Europea (UE), amenaza con ser torpedeado especialmente por el Gobierno de Pedro Sánchez. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ha abordado la cuestión del estatus de Gibraltar con el presidente español, tras las protestas emitidas sobre el status del peñón. La amenaza es clara: votarán ‘no’ al texto, a no ser que se modifique el artículo 184 del Tratado de Retirada, en el que se apunta que la UE y Reino Unido deberán negociar de manera "expeditiva" las condiciones de la nueva relación, sin mencionar la situación particular de Gibraltar.
Lo que el Ejecutivo español quiere es que tanto en el acuerdo de salida -que es un Tratado- como en la declaración política sobre la relación posterior entre la UE y Reino Unido quede claro que el futuro de Gibraltar se decide por una negociación entre Reino Unido y España.
La Comisión Europea ha afirmado que está "al tanto" de las preocupaciones de España sobre la falta de claridad jurídica sobre Gibraltar en el acuerdo de salida de Reino Unido de la UE y considera que la posición del bloque está clara en sus directrices de negociación, si bien mantiene la incógnita sobre si cree posible reabrir el pacto para modificarlo como reclama España.
El portavoz jefe del Ejecutivo comunitario, Margaritis Schinas, ha recordado que las directrices de negociación adoptadas en abril de 2017 por los Veintisiete establecen que ningún acuerdo que negocien la Unión Europea y Reino Unido sobre la relación futura podrá aplicarse a Gibraltar si no es con el acuerdo previo de España.
Desde Reino Unido, May insiste en que ha sido "clara" a lo largo del proceso negociador del Brexit y no excluirá a Gibraltar de las negociaciones sobre la relación futura con la UE.
LA PESCA Y LA FRONTERA CON IRLANDA
Las reticencias españolas no son las únicas. Un grupo de países, con Francia a la cabeza también ha puesto el semáforo rojo al punto del Tratado que aborda las aguas pesqueras de Reino Unido. Y piden que se garantice el futuro acceso de los barcos europeos a dichas zonas de pesca. Una demanda que comparten España y Holanda.
Por otra parte, varias delegaciones han puesto el acento en el punto de la frontera con Irlanda del Norte, conocido como 'backstop', que implica una unión aduaera hasta que haya un acuerdo comercial. Pero el período de transición es de dos años o tanto tiempo como se logre este acuerdo, por lo que los Veintisiete temen que Reino Unido siga disfrutando de prerrogativas sin cumplir con ninguna obligación.
RELACIÓN FUTURA
Ante todas estas reclamaciones al documento de casi 600 páginas firmado por el jefe negociador de la UE, Michel Barnier, y su homólogo británico, Juncker, recibirá hoy en Bruselas a la primera ministra británica, a tan sólo cuatro días de la cumbre. "El objetivo es preparar la cumbre del domingo y asegurar que estemos en posición de validar el principio de acuerdo y de aprobar la declaración política (sobre las bases de la relación futura)", ha indicado Schinas.
El encuentro tendrá lugar a las 17:30 horas en la sede de la Comisión Europea y no está previsto que comparezcan al término de la reunión. Según un portavoz de May, el encuentro buscará abordar la relación futura de Reino Unido con la UE una vez se produzca su salida del bloque, prevista para el próximo 29 de marzo.
Posteriormente, el portavoz de la primera ministra ha anunciado que el jueves recibirá en Londres al canciller austríaco, Sebastian Kurz, cuyo país ocupa la presidencia de turno de la UE.