- Los republicanos del Senado dudan de que los ingresos previstos compensen la bajada de los impuestos
- El Comité de fiscalidad del Congreso publicó un informe en el que advertía de que el déficit público aumentaría en un billón de dólares en 10 años
Malas noticias para Donald Trump. Los republicanos del Senado de Estados Unidos no han puesto la alfombra roja a la reforma fiscal porque las cuentas no les salen. La Cámara Alta ha decidido este jueves aplazar un día la votación de este plan tributario debido a las discrepancias que existen por este plan tributario. Los miembros más conservadores del Partido Republicano alertan del aumento que provocaría esta reforma en el déficit público.
Pero las preocupaciones no vienen solo de la carga en el déficit. Los analistas del Congreso también avisaron que, pese a esta severa rebaja impositiva, el proyecto de ley no impulsaría la economía lo suficiente como para compensar la expansión del déficit, uno de los principales argumentos de la Administración Trump para convencer de su reforma.
Mientras que en el Senado se debatía estos aspectos de la reforma fiscal este jueves, el Comité de fiscalidad del Congreso publicó un informe en el que advertía de que el déficit público aumentaría en un billón de dólares en 10 años como consecuencia de esa reforma tributaria. Pero este viernes habrá un segundo intento, y la propuesta de Trump volverá a portagonizar el debate este viernes en el Senado de Estados Unidos.
Un escenario que los analistas de Link Securities consideran que "es evidente que hasta que los republicanos no alcancen los votos suficientes para estar seguros de que la ley 'pasará' el filtro del Senado, no va a procederse a la votación, algo que podría retrasarse hasta principios de la semana que viene, lo que ya está teniendo un impacto negativo en los mercados financieros", indican.
Además, los expertos destacan que esta madrugada el dólar ha mostrado nueva debilidad, mientras que los futuros de los índices bursátiles estadounidenses vienen claramente a la baja. "Como venimos sosteniendo desde hace días, la no aprobación del plan tributario sería un duro golpe para las bolsas occidentales, y podría ser la “excusa” que muchos están buscando para que se produzca una corrección en las mismas", añaden.
EL DOW JONES LO CELEBRÓ ANTES DE TIEMPO
Este jueves, Wall Street confiaba en el sí del Senado. El Dow Jones, índice industrial referencia de la Bolsa de Nueva York, batía su récord al tocar por primera vez los 24.000 puntos aventurando la aprobación de esta beneficiosa reforma para las empresas que conforman el índice. Una de las claves de este positivismo previo fue el respaldo de John McCain con esta reforma, un senador republicano muy crítico con Trump.
El presidente de Estados Unidos se juega mucho en esta reforma. Sus derrotas políticas y judiciales no le han permitido cumplir con las promesas con las que espoleaba a sus votantes en la campaña. Sobre todo, el fracaso de Trump con el Obamacare a manos de los miembros de su partido en el Senado fue significativo. Donald Trump no pierde la esperanza porque solo necesita una mayoría simple de los 100 senadores y los republicanos cuentan con 52 miembros.
EL SÍ DEL SENADO NO ES DEFINITIVO
Aunque la luz verde del Senado sea clave, no es definitiva. La propuesta que salga de la Cámara Alta tendría que ponerse en común con la propuesta que salió de la Cámara de Representantes el pasado 16 de noviembre. Este proceso se realizaría a través de en una comisión que esté formada por ambas cámaras. Los puntos en común de ambas propuesta son la rebaja del 35% al 20% del impuesto de sociedades, la duplicación del mínimo exento para las familias o la expansión del alivio fiscal por niños.
No obstante, entre ambas partes existen importantes discrepancias como la relacionada con el número de tramos fiscales (cuatro de la Cámara de Representantes por siete del Senado) y, sobre todo, que la Cámara Alta apuestan porque la entrada en vigor de la reducción de los impuestos de las empresas se produzca en 2019. El texto que salga de la comisión formada por ambas cámaras deberá ser de nuevo aprobado en la Cámara de Representantes y en el Senado. Y, por último, el proyecto de ley tiene que ser firmado por Donald Trump. Un proceso que el presidente espera que se culmine este mes de diciembre. Un plazo muy corto para una medida tan importante.