- Este dato contrasta con la recuperación del saldo migratorio, que ha venido de la mano de la mejora económica
La recuperación económica ha tenido un claro efecto sobre el saldo migratorio, que ha vuelto a la senda positiva, pero no así en el peso de los extranjeros en la población total española, que sigue aún muy lejos de los máximos que tocó allá por 2010. Según un estudio de la Fundación BBVA, en 2017 la población extranjera representaba un 9,8% del total de la población española, un 19,6% menos que el 12,2% que llegó a suponer siete años antes.
La crisis económica impactó en la llegada de extranjeros y provocó un aumento de las salidas de estos ciudadanos
La crisis económica impactó en la llegada de extranjeros y provocó un aumento de las salidas de estos ciudadanos, que volvieron a sus países de origen, hasta el máximo registrado en 2013, cuando se fueron de España 459.000 personas (de las que el 77% procedían de las cinco principales comunidades autónomas de inmigración: Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana, Andalucía y Canarias). Sin embargo, la recuperación actuó como un soplo de aire fresco que ha provocado un cambio de tendencia, de forma que las salidas se redujeron un 25,8% entre 2014 y 2016, lo que ha permitido recuperar el saldo migratorio y que nuestro país gane población por primera vez en seis años.
Sin embargo, pese a la mejora de esos datos, lo cierto es que el peso de ese colectivo sobre la población total no se ha recuperado. En 2010 marcó máximos, y desde ese momento empezó a caer, llegando a marcar en 2015 el 10,1%. El retroceso se ha ido suavizando poco a poco en los últimos años, pero todavía queda mucho para volver a los máximos de hace unos años. De hecho, señala el estudio, el impacto de la crisis en el peso de la población extranjera en las comunidades autónomas ha sido heterogéneo.
Así, entre las autonomías con mayor porcentaje de extranjeros, las que registraron mayores caídas desde 2010 hasta 2017 fueron Madrid (-26,9%), Comunidad Valenciana (-25,6%) y Baleares (-23,5%), frente al País Vasco, que se convirtió en la única región en la que creció el peso de la población extranjera en este periodo (1,9%). En la actualidad, dice la Fundación BBVA, las regiones con mayor presencia extranjera en su población son Baleares, Cataluña, Murcia y Comunidad Valenciana, todas ellas por encima del 13%. En el extremo opuesto se encuentran Asturias, Galicia y Extremadura por debajo del 4%.
Según este estudio, el efecto negativo que la crisis económica ha provocado en los flujos migratorios se ha trasladado con cierto retraso al volumen total de población extranjera que reside en España. El leve aumento de la población que se registró en España en 2017 (15.124 personas) viene explicado por la ralentización en la caída de la población extranjera residente y por el aumento de los españoles, en lo que influye mucho la adquisición de nacionalidad española por parte de muchos extranjeros. Mientras que el freno en la caída de residentes extranjeros es consecuencia de la recuperación de las llegadas, que superan al volumen de salidas en los últimos dos años.
De hecho, en 2016 la llegada de población extranjera compensó la salida de españoles y contribuyó, según este estudio, a registrar una ganancia neta de población en España de 87.422 personas.
NUEVO ESCENARIO DEMOGRÁFICO
Los cambios en los flujos migratorios de la población extranjera han dibujado un nuevo escenario demográfico. Sólo hay que ver que al inicio de la década del año 2000, la marroquí era la nacionalidad extranjera mayoritaria en España, seguida de la británica y la alemana. Sin embargo, la intensa inmigración en los años de expansión económica provocó un aumento del peso de la comunidad latinoamericana, principalmente de origen ecuatoriano y colombiano, convirtiéndose en la más numerosa entre 2003 y 2007.
Actualmente las dos nacionalidades predominantes en todas comunidades autónomas son la marroquí y la rumana
Por su parte, la inmigración rumana, relevante desde 2003, sustituyó a la latinoamericana y llegó a ser la principal desde 2008 hasta suponer el 16% en 2015, resalta la Fundación BBVA, que explica también que la nacionalidad ecuatoriana perdió presencia a consecuencia de la crisis económica desde 2009 y más intensamente entre 2012 y 2013, a lo que hay que sumar el impacto de la adquisición de nacionalidad española de muchos de ellos.
Desde 2014 se ha producido un cambio de rumbo de la economía que ha modificado de nuevo este mapa, siendo de nuevo la comunidad marroquí la que ocupa el primer lugar (16,4% en 2017). El porcentaje de rumanos ha ido disminuyendo a partir de 2015 y se sitúa actualmente como la segunda nacionalidad en importancia (15% en 2017). El volumen de ecuatorianos sigue descendiendo, aunque de forma más suave, desde 2016. Así, actualmente las dos nacionalidades predominantes en todas comunidades autónomas son la marroquí y la rumana, y sólo en Murcia la inmigración ecuatoriana es la segunda con más peso.
Los bajos índices de natalidad, el envejecimiento de la población y la continua emigración de la población joven son los desafíos a los que se enfrenta la sociedad española. En este contexto, el impacto demográfico que tiene la población extranjera puede contribuir a solventar estos retos, por lo que los expertos de la Fundación BBVA creen que es necesario que se proyecten nuevas políticas de integración que ayuden a asentar a la comunidad extranjera, sobre todo en el mercado laboral, ya que el trabajo es "un elemento fundamental en este proceso de integración".