- Grecia y España siguen liderando el paro en el área monetara
- En el conjunto de la Unión Europea el desempleo baja una décima al 7,8%
La Zona Euro ha disminuido su tasa de desempleo hasta su nivel más bajo en ocho años. El paro cayó en abril una décima hasta el 9,3%, aunque aún está lejos del nivel del paro estructural, a partir del que se impulsan los costes salariales y, como derivada, la inflación. De hecho, el IPC ha caído en el mes de mayo hasta el 1,4%. Es decir, datos que alivian la presión sobre Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE) que celebrará su próxima reunión el 8 de junio.
El número de desempleados se situó en 19,121 millones de personas en el conjunto de la Unión Europea -donde la tasa de paro baja una décima al 7,8%, mínimos desde diciembre de 2008- y en 15,04 millones en la Eurozona, según los datos de la oficina estadística Eurostat. Estas cifras suponen un descenso de 253.000 personas en el área comercial compuesto por 28 países y de 233.000 personas en el bloque del euro.
La caída, para alcanzar el paro más reducido desde marzo del año 2009, es más acusada en la comparativa interanual. En este caso, el descenso es de 2,225 millones en la Unión Europea y de 1,529 millones de personas menos en la Zona Euro, según las estadísticas de Eurostat.
Entre los estados, Grecia sigue encabezando el ranking de paro con un 23,2%. Por su parte, España tiene un 17,8%. Las ratios descienden desde el 23,5% y el 18,2% respectivamente del mes anterior. En el lado opuesto, República Checa es el país con menos desempleo al contar con una tasa del 3,2%. Entre las grandes economías de la Unión Europea, Alemania tiene un 3,9%, según Eurostat; Reino Unido, un 4,5%; Francia, un 10,1%; e Italia, un 11,3%.
El desempleo aún está muy por encima del nivel estructural o NAIRU (tasa no aceleradora de la inflación). Es decir, porcentaje a partir del cuál, si baja por debajo el paro, hay una presión sobre los costes salariales y, así, sobre la inflación. En concreto, la OCDE calcula que esta ratio está en el 8,9%, mientras que bajará al 8,8% en 2017 y al 8,7% en 2018.
Sin presión salarial, tampoco la hay sobre la inflación subyacente. De hecho, al disiparse los efectos del encarecimiento del petróleo de los primeros meses del año en la comparativa anual, el IPC ha reculado hasta el 1,4% en mayo, según Eurostat. De esta forma, la presión creciente sobre Alemania se aparca en la próxima reunión del BCE, que se celebrará el 8 de junio en Tallín (Estonia).
La cita se celebrará tras conocerse datos que apuntan a una recuperación más sólida, aunque con la inflación a la baja. "Es una coyuntura favorable para que el BCE comience a retirar algunos elementos de su política ultraexpansiva, pero dado que la recuperación actual depende enormemente del apoyo del BCE y que el ciclo mundial ya ha tocado techo, el BCE no tendrá prisa", opina Anna Stupnytska, economista global de Fidelity.