- Le acusa de "exigir su dimisión" y de provocar "el desplome" de la acción de Bankia
- El Eurogrupo del 22 de enero abrirá la sucesión de Vítor Constancio en la vicepresidencia del BCE
Morir matando. O algo parecido. Es la estrategia que el exvicepresidente del Gobierno, exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y expresidente de Bankia, Rodrigo Rato, siguió este martes en la comisión que investiga la crisis financiera en el Congreso. Y entre sus principales objetivos, el actual ministro de Economía, Luis de Guindos, en un momento clave para su futuro.
"Rato sacó lo buen parlamentario que fue en sus tiempos", asegura un experto financiero. "Y aunque su voz no se escucha tanto como antes ni tiene tanto peso, aún mantiene la capacidad de generar ruido interno", añade en referencia a si las palabras de Rato pueden tener impacto en la decisión que el Gobierno adoptará sobre la posible candidatura de Luis de Guindos a la vicepresidencia del Banco Central Europeo (BCE), que quedará vacante en junio y a la que presuntamente aspira el actual ministro de Economía.
La impresión que el expresidente de Bankia dejó es que tenía muy claro lo que quería decir. Y no ahorró nombres ni acusaciones. En el caso de Guindos, supusieron un torpedo contra la línea de flotación del perfil que, supuestamente, debe poseer un banquero central. Primero le acusó de imprudente. "En enero de 2012 [Guindos] se estrenó ante la opinión pública internacional afirmando que el sector bancario español necesitaba 50.000 millones de euros adicionales. Las acciones de todos los bancos empezaron a caer", expuso Rato en la Comisión.
Fuentes financieras matizan que "aunque la voz de Rato ya no se escucha tanto como antes ni tiene tanto peso, aún mantiene la capacidad de generar ruido". Y sostienen que eso no le viene bien ahora a Guindos
A continuación, cargó contra él por las decisiones que adoptó, como los decretos en los que exigía más provisiones al sector, y por, siempre según su versión, apoyarse en los principales competidores de Bankia, como Banco Santander, BBVA y CaixaBank, para organizar el rescate de la entidad. Mencionó tres reuniones, a las que acompañó con otro dardo: "En ninguna de estas reuniones estuvo el gobernador del Banco de España. En mi opinión personal, se le ocultaron estas reuniones". "Luis de Guindos exigió mi dimisión el 6 de mayo de 2012 y la acción de Bankia se desplomó", continuó.
Y, por supuesto, la puntilla, ya con un tono más personal. "No voy a hablar de la profesionalidad de cada cual en las sociedades financieras en las que ha estado", descerrajó Rato en referencia el paso de Guindos por Lehman Brothers y BMN. Guindos, si bien tampoco quiso extenderse mucho en replicar a Rato, sí le mandó un recado de vuelta: "Bankia tiene ahora una gestión profesional. Comparen ustedes".
MOMENTO DELICADO
Aunque, como reconocen otras fuentes financieras, la autoridad de Rato ya no es la que era, conceden que las acusaciones que el expresidente de Bankia lanzó este martes no le vienen bien en su supuesto camino hacia el BCE. "Tendrá que insistir en la línea que ha solido seguir durante su permanencia en el Gobierno, consistente en que no es un político de carrera ni tiene el carnet de ningún partido, sino que es un jugador independiente y que él va por libre de estos asuntos", apuntan esas fuentes.
La inconveniencia de esas declaraciones responde, sobre todo, a los tiempos. Formalmente, el proceso para suceder al actual número 2 del BCE, el portugués Vítor Constancio, arrancará en el Eurogrupo del 22 de enero. El mandato de luso vence el 31 de mayo, con lo que se resolverá en breve, de ahí la sensibilidad del momento actual.
El Gobierno de Mariano Rajoy aspira a aprovechar la profunda renovación que el BCE afrontará en 2018 y 2019 para recuperar peso en las instituciones europeas. En estos dos años se producirá el relevo de cuatro de los seis miembros del Comité Ejecutivo, incluyendo al presidente, Mario Draghi, en 2019 y al vicepresidente, Constancio, en mayo de este año. El objetivo español, confesado públicamente, es el de la vicepresidencia, y el propio Guindos ha afirmado que "será para un español o española".
Aunque todavía no existe una pronunciación oficial sobre su candidatura, Guindos siempre ha figurado como el mejor situado para aspirar a ser el nombre que el Ejecutivo presente. Eso sí, en su contra juega que ningún ministro ha dado nunca el salto directo al Comité Ejecutivo del BCE, así como el hecho de que el Parlamento Europeo apoya que sea una mujer quien ocupe el cargo, ya que hasta la fecha los tres presidentes y los tres vicepresidentes que el BCE ha tenido han sido hombres.