- La política no supone un freno tan fuerte para las decisiones empresariales
- El proteccionismo tiene un efecto negativo para todas las regiones
El sentimiento de los analistas en cuanto a la recuperación empresarial se sitúa en su nivel más positivo de los últimos tres años, y alcanza una puntuación de seis sobre diez, frente al 5 del año anterior, según la 'Encuesta a analistas de Fidelity 2017' presentada este jueves por la firma estadounidense.
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En concreto, el indicador de sentimiento global rebota hasta máximos de tres años y todos sus componentes han mejorado con respecto a 2016, según la encuesta de la gestora de fondos estadounidense. Así, la confianza de los equipos directivos, la inversión empresarial y la rentabilidad sobre el capital pasan de negativo a positivo, las perspectivas en materia de rentabilidad sobre el capital se han incrementado de forma considerable y los dividendos van a seguir aumentando. La percepción sobre el pago a los accionistas es el subindicador más positivo del estudio.
En este sentido, Domingo Barroso, director de ventas para España y Portugal de Fidelity, ha indicado que "los cinco factores de medición superan el cinco, en una escala del cero al diez, mientras que en 2016 sólo superaban esa cifra dos indicadores". El experto subraya que "todos los factores están mejorando".
Solo uno de cada diez analistas espera que se incrementen las tasas de impago de las empresas
Del estudio también se desprende que el crecimiento de la demanda está impulsado el incremento de las rentabilidades y de los beneficios. Los analistas encuestados señalan que la mayoría de los consejeros delegados considera que este crecimiento impulsado por la demanda es el motor principal para el crecimiento de los beneficios, mientras que en 2016 se debió más a los ahorros de costes.
Además, la inflación de los costes está subiendo. No obstante, la mitad de los encuestados cree que no será un problema, porque los costes previsiblemente van a mantenerse estables.
En cuanto al apalancamiento (nivel de deuda) de las empresas, muy pocos analistas consideran que los balances están demasiado forzados y sólo uno de cada diez espera que se incrementen las tasas de impago, frente a casi uno de cada cuatro en 2016. "No se aprecian balances apretados y están saneados", ha asegurado el experto de Fidelity.
REGIONES Y SECTORES MEJORAN SU PUNTUACIÓN
Todas las regiones obtienen puntuaciones en positivo. Las oscilaciones en el sentimiento de los analistas sobre los mercados emergentes y EEUU son las que más destacan. A su vez, se aprecia una recuperación de las rentabilidades sobre el capital en todas las regiones y los dividendos se mantienen fuertes.
Por su parte, la energía, junto al sector tecnológico y a los servicios financieros, lideran las previsiones de los analistas sobre crecimiento de los resultados para este año. "El sector de la energía y el de materiales experimentan una mejor recuperación, pero la tecnología lidera el sentimiento del mercado", ha afirmado Barroso, que destaca que "la innovación tecnológica cambia los modelos de negocio, pero expulsa a algunas compañías del mercado".
LA POLÍTICA TIENE POCO PESO EN LAS DECISIONES EMPRESARIALES
A pesar de lo que en muchas ocasiones se piensa, la política no supone un freno tan fuerte para las decisiones empresariales. En este sentido, los mercados se han tomado el Brexit y las elecciones de EEUU con calma. "El mercado va por una parte y la política por otra. No existe relación entre la incertidumbre política y el mercado", ha indicado el experto. Así, los analistas confirman que el riesgo político generalmente no lleva a las empresas a modificar su planificación estratégica.
La política no supone un freno tan fuerte para las decisiones empresariales
La presidencia de Trump se considera moderamente positiva en EEUU y Europa, mientras que la mayoría de los analistas de Asia afirma que no esperan ningún efecto.
Por otro lado, las empresas se beneficiarían si la política monetaria dejara paso a la política presupuestaria. El aumento del gasto público sería bien recibido y todos los sectores obtendrían un beneficio si se incrementase.
EL PRECIO DEL PETRÓLEO Y LA DEMANDA SON UN RIESGO
Los analistas que han participado en la encuesta creen que el precio del petróleo y la demanda son claves para las perspectivas. Un nuevo hundimiento del petróleo desencadenaría otra oleada de ajustes en el sector energético y se dejaría sentir en otras áreas y economías. Y el crecimiento de la demanda sostiene las previsiones de este año, pero se podría ver erosionado por el recorte de los estímulos en materia de infrestructuras en China, por retrasos en las inversiones públicas en Asia o por un empeoramiento de la confianza del consumidor en EEUU y los mercados emergentes.
Además, los expertos creen que el repunte de la inflación podría endurecer las condiciones financieras internacionales y que el auge del proteccionismo tendría un efecto negativo, mientras que la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) ya está pesando en las decisiones de inversión. "Los riesgos que se tienen en cuenta son un posible descenso del precio del petróleo y una desaceleración del ciclo. Además, para todas las regiones el proteccionismo tiene un efecto negativo", ha indicado Barroso.