- El problema de los bancos portugueses, según Maria Cabanyes, vicepresidenta sénior de Moody’s, es la cantidad de préstamos problemáticos que siguen aflorando
- El Gobierno socialista ha heredado deberes que tenían que haber sido resueltos por el anterior Ejecutivo
Al Gobierno socialista de Portugal le preocupa la situación del sector financiero del país. La banca pública supone por depósitos el 40% del mercado pero también el 93% de las pérdidas del sector. A la vez, el país asiste a una concentración de la banca privada en manos extranjeras, mayoritariamente españolas.
Tal y como informa El País, para afrontar este problema, se elaboran nuevas leyes y se ultiman operaciones corporativas en una nueva reordenación del sector.
El problema de los bancos portugueses, según Maria Cabanyes, vicepresidenta sénior de Moody’s, es la cantidad de préstamos problemáticos que siguen aflorando. En 2008, el sector acumulaba un 2% de créditos fallidos y en 2015 la cantidad había ascendido hasta el 13%.
El Gobierno socialista ha heredado deberes que tenían que haber sido resueltos por el anterior Ejecutivo
También está el problema europeo de los bajos márgenes de rentabilidad en el negocio. El último banco español llegado a Portugal, Bankinter, no esconde las incertidumbres. “El sector financiero portugués afronta un exceso de capacidad, problemas de solvencia, necesidades de capital, caída de la rentabilidad, presión de los márgenes, lo que derivará en un profundo proceso de reestructuración y consolidación”.
El Gobierno socialista ha heredado deberes que tenían que haber sido resueltos por el anterior Ejecutivo, como las ventas de Novo Banco y de Banif, donde el Estado tenía el 60,5%. Además, también quedan por resolver los problemas de Caixa Geral de Depósitos, primer banco del país y 100% público que necesita este año una ampliación de capital.
La directiva de Moody’s cree que la banca lusa necesita reforzar capital
Asimismo, la caída en julio de 2014 del imperio Espírito Santo se vaticinaba como la caída de Portugal, al menos la del sistema que regía el país desde los años ochenta. El Espírito Santo (BES) era el primer banco de las empresas, pero acabó siendo también el mecanismo para financiar las empresas de los miembros de la primera familia de Portugal. Su agujero se convirtió en el agujero de las empresas y de los particulares, exponen desde El País.
La directiva de Moody’s al respecto de esta crisis cree que la banca lusa necesita reforzar capital: “Están débiles en comparación con sus homólogos europeos, según nuestros cálculos”.
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