- Expertos se muestran favorables a que los bajistas mantengan su control por el momento
- UBS revisa sus previsiones para el euro y la libra a seis meses y los ubica en 1,28 y 1,45 dólares, respectivamente
Los inversores del mercado de las divisas se preparan para despedir enero con los ánimos aún revueltos por los acontecimientos de la semana pasada, que dejaron ecos de la guerra de divisas resonando en sus oídos. El dólar remonta tímidamente contra el euro y la libra, después de las declaraciones del presidente de los EEUU, Donald Trump, de que el país no ha abandonado la política monetaria que mantiene desde finales de los 90 de respaldo a un dólar fuerte, pero la desconfianza aún domina la operativa de los principales cruces.
La moneda estadounidense remonta hasta las inmediaciones de los 1,24 dólares contra el euro, y trata de poner tierra de por medio con su mínimo de tres años del jueves, cuando alcanzó los 1,2540 dólares. Contra la libra, la divisa de EEUU logra avanzar hasta los 1,4123 dólares, desde su peor cambio pre-Brexit en los 1,4345 dólares, donde los alcistas de la libra se encontraron con un importante nivel de resistencia en su auge hacia los 1,45 dólares. Sin embargo, el dólar no acaba de desembarazarse de las dudas diseminadas entre los inversores de que Washington siga realmente comprometido con su fortaleza.
No obstante, para expertos como la fundadora de BK Asset Management, Kathy Lien, después de seis semanas seguidas de pérdidas y por la altísima volatilidad, la moneda de EEUU parece lista para que se dé un cambio de tendencia, pero “necesita un catalizador”, indica. Cualquier cosa puede propiciar el giro, explica, “desde una intervención de la Reserva Federal (Fed) que apoye a la divisa, una nueva intervención de algún miembro de la administración Trump, buenos datos macro o una corrección en Wall Street”.
“Cualquiera de los acontecimientos anteriormente citados es plausible dados los movimientos agresivos que han vivido los mercados de divisas y acciones”, indica Lien, que, sin embargo, señala que “hasta que esto ocurra, debemos estar preparados porque los bajistas mantengan el control”. Por el momento, el dato del PIB del pasado viernes ha enviado un balón de oxígeno a la moneda, gracias a la fortaleza del consumo y del gasto de capitales mostrado por el indicador. Mirando a futuro, la semana está llena de oportunidades que los alcistas podrían aprovechar para volver a dominar las operaciones.
La Reserva Federal celebrará su primera reunión de política monetaria del año, el viernes, se publicará el informe de empleo de EEUU y el presidente Trump dará su primer discurso sobre el estado de la Unión. “No esperamos mucha volatilidad de la reunión del Comité Abierto de Política Monetaria (FOMC por sus siglas en inglés) de este mes”, indica Lien. Lo más relevantes es que será la última de la presidente saliente, Janet Yellen. Sin conferencia de prensa, y teniendo en cuenta que desde la última reunión de política, ha habido algo más de deterioro que de mejora en la economía de los EEUU, hay muy pocas razones para que Yellen cambie la melodía de la Fed justo antes de pasar el testigo a su sucesor en el cargo, Jerome Powell”, explica Lien.
MALOS TIEMPOS PARA EL DÓLAR
Pero aunque el dólar pueda remontar en el corto plazo o, en su defecto, establecerse un nuevo rango de movimientos para el euro/dólar en cuanto pase esta “ocupada semana”, como esperan los analistas de Danske Bank, lo cierto es que los expertos toman posiciones cada vez más ‘cortas’ en la moneda de los EEUU frente al dólar y la libra.
Por más que Trump trate de deshacer el daño hecho por Mnuchin al dólar, este ya está hecho y el declive en el que se ha embarcado desde noviembre no da señales de dar tregua
“Por ahora, la resistencia se mantiene el los máximos del 25 de enero y el soporte está dibujado en el hito del 17 de enero, e los 1,2323 dólares”, explican desde la entidad danesa. Al igual que Lien, no esperan que la Fed mueva el mercado, pero sí creen que hay que prestar atención al discurso de Trump del martes, “porque el republicano puede enviar nuevas señales de cuáles serán sus políticas en materia de comercio exterior”, avisan. Además, apuntan que “independientemente de los deseos de la Casa Blanca sobre la dirección del dólar, creemos que en el medio plazo al dólar le pesará el creciente déficit en la balanza de pagos”, anticipan desde la entidad con sede en Copenhague.
Así, los vientos en contra siguen soplando para la divisa de EEUU y no parece que vayan a amainar después de que el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, diera alas a los bajistas la semana pasada con su respaldo a un dólar débil. Por más que Trump trate de deshacer el daño, este ya está hecho y el declive del dólar en el que se ha embarcado desde noviembre, no da señales de dar tregua.
Por este motivo, los analistas de UBS han revisado sus previsiones para el euro/dólar y la libra/dólar a seis meses vista. Ahora apuestan porque el euro se coloque en los 1,28 dólares en verano, desde la anterior cifra de 1,22 dólares y la libra lo haga en 1,45 dólares, desde la previsión del banco suizo de 1,36 dólares. “La moneda europea se ha visto reforzada por la fijación del Banco Central Europeo (BCE) en la fortaleza económica, lo que apuntala al euro”, explica Lien, por su parte. Mientras que la perspectiva de un acuerdo sobre el Brexit y las buenas perspectivas económicas del Reino Unido mantienen a la libra boyante”, concluye la analista.