- El presidente de los EEUU está en el ojo del huracán de su última tormenta política que pone en peligro su agenda legislativa
- El índice del dólar cae por debajo de su mínimo del 10 de noviembre de 2016 y pierde los 98,00 puntos por primera vez en seis meses
La gran historia que recorre el mercado de las divisas es la escalada el euro ante el dólar de las últimas jornadas, que se ha acelerado hasta conseguir que la ‘moneda única’ confirme un nuevo máximo anual por encima de los 1,1100 dólares y ponga rumbo a los máximos de noviembre que descansan casi en los 1,1300 dólares. A pesar de que la moneda única ha cedido este precio y se mantiene por debajo des este importante nivel, la presión sobre el ‘billete verde’ es demoledora y se debe al creciente desconcierto que despiertan entre los inversores los últimos movimientos del presidente de EEUU, Donald Trump, en el escándalo de la investigación de sus vínculos con Rusia. Eso por un lado. Por otro, el buen tono de la economía de la Eurozona apuntala al euro, que ha visto como el posicionamiento de los inversores se ha vuelto alcista por primera vez desde 2014.
“El principal motivo de la gran debilidad mostrada por el dólar se debe a que los operadores se han vuelto más desconfiados hacia la habilidad de Donald Trump de cumplir con sus promesas, ya que está envuelto en demasiadas cuestiones espinosas y muchos ya no creen que sea capaz de acometer su tarea más importante en el futuro cercano”, señala Naeem Aslam, analista de ThinkMarkets. “En estos momentos tanto la ambiciosa reforma fiscal de la administración republicana como el gasto en infraestructura parecen estar en peligro”, afirma el experto.
El buen tono de los datos macroeconómicos de la eurozona apuntala al euro y añade presión sobre el BCE
El revuelo causado por el despido fulminante del ex director del FBI, James Comey, ha seguido llenando portadas de los medios estadounidenses. Las informaciones más recientes señalan que Trump habría intentado presionar directamente a Comey en febrero para que abandonara la investigación de la agencia federal sobre los vínculos con Rusia del asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Michael Flynn. Este hecho, sumado a que él mismo defendió en Twitter su derecho de filtrar información a Rusia, después de que se le acusara de compartir datos clasificados con el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, provocan que muchas voces cuestionen, no sólo la habilidad de Trump para llevar a cabo su agenda legislativa, si no su propia continuidad en la Casa Blanca.
El apetito por las monedas consideradas refugio es la otra gran consecuencia de la incertidumbre política y del retroceso en el dólar y su efecto se nota en el yen, que se ha apreciado hasta su mejor precio en 10 días y apunta a la zona de 112,000 yenes. Otras divisas que han sufrido recientemente el anterior romance de los inversores con la divisas estadounidense también aprovechan su debilidad para escalar posiciones. Así, el yuan marca su mejor nivel en tres semanas y el peso mexicano cede terreno desde sus máximos, también de tres semanas alcanzados el martes, en los 18,5825 dólares.
Por si esto fuera poco, el índice del dólar -que mide el desempeño de la divisa estadounidense contra una cesta de seis monedas rivales- ha perdido por primera vez en seis meses el nivel de los 98,00 puntos y ha caído por debajo de su mínimo del 10 de noviembre de 2016 y, con ello, ha borrado las ganancias acumuladas en la era Trump. Este índice se sitúa ahora en niveles no vistos desde el 7 de noviembre del año pasado.
La única divisa que no se unió a la fiesta fue la libra, que después de escalar hasta un máximo de seis días tras la publicación del informe sobre inflación, que se disparó hasta el 2,7% anual en el mes de abril, se desplomó cerca de un 0,7%. El júbilo inicial se agotó cuando los inversores recordaron la advertencia del Banco de Inglaterra (BoE), en su reunión de la semana pasada, de que los efectos de la subida de los precios son temporales y se deben enteramente a la debilidad de la libra. La moneda británica aguanta a duras penas el nivel de los 1,2900 dólares.
EL EURO, APOYADO EN LA POLÍTICA Y EL LA ECONOMÍA
Pero sin duda, la gran ganadora es la ‘moneda única’ que no sólo ha marcado un nuevo máximo anual, si no que ha demostrado que su reciente rally ante el dólar, que arrancó tras la victoria de Emmanuel Macron en la primera ronda de las elecciones presidenciales francesas todavía tiene mucho fuelle. “Técnicamente, no vemos motivos para que el euro siga avanzando hasta los 1,1200 dólares en el corto plazo”, señala Kathy Lien, fundadora de BK Asset Management. “Los riesgos políticos en la eurozona mantuvieron al euro/dólar subyugado durante el mes de abril y una vez que se han retirado de la ecuación, podremos ver fuertes ganancias en la divisa, especialmente ahora que el posicionamiento de los inversores, según los datos del mercado de los futuros, muestran que se ha vuelto alcista por primera vez en tres años”, indica la experta del mercado de las divisas.
Además, los datos económicos también están apoyando a la divisa comunitaria. Entre los más recientes, la confianza de los inversores Sentix en el bloque monetario escaló a máximos de una década el mes pasado, mientras en Alemania avanzó también con buen tono en el mes de mayo, mientras el PIB de los países del euro aumentó en el primer trimestre más que los de EEUU y Reino Unido.
Ante este panorama y a pesar de la cautela del Banco Central Europeo (BCE) “los operadores ya no pueden negar que el banco central empezará a preparar al mercado para que digiera que la retirada de los estímulos pronto se hará realidad”, destaca Aslam. “Así, los operadores empezarán a tomar posiciones antes de este momento, lo que se traduce en que el sesgo del euro seguirá siendo alcista”, asegura el analista de ThinkMarkets.
Lo que es seguro es que desde el punto de vista del análisis técnico, según indica José María Rodríguez, analista técnico de Bolsamanía, la superación de la directriz bajista del último año así como la resistencia que presenta en el último máximos decreciente "con holgura y en precios de cierre, debería ser interpretada como la antesala de un nuevo movimiento de apreciación del euro frente a la divisa estadounidense con objetivo en la resistencia que presenta en los máximos de noviembre, en los 1,12996".